Capítulo 2: El final del túnel. Parte 2

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Mi madre; Alice Leywin; y mi padre ; Reynolds Leywin, al menos parecían ser buenas personas, corrección, si no los mejores. Sospecho que mi madre era un ángel porque nunca he conocido a una persona tan bondadosa y amable.

Mientras me lleva en la espalda con un tipo de cinta para bebes, fui con ella a lo que llamaba ciudad. Vi que no había carreteras ni edificios, la ciudad Ashber parecía más un puesto fronterizo. Caminamos por el sucio sendero principal donde había carpas a ambos lados con varios vendedores y mercaderes vendiendo todo tipo de cosas, desde las más comunes y del día a día a cosas a las que no podía mas que levantar una ceja, armas armaduras, y rocas... ¡Rocas Brillantes!.

la cosa mas rara a la que no parecía acostumbrarme era, la gente portando armas como quien lleva un bolso de diseño lujoso. Observe a un hombre de 170 cm llevando una gigantesca hacha de guerra que ¡Era mas grande que él!.

De todas formas mi madre me seguía hablándome, probablemente intentando que aprendiese mas rápido el idioma, mientras compraba las provisiones del día, intercambiando saludos con varias personas con las que se cruzaba o que estaban trabajando en los puestos. Mientras tanto, mi cuerpo de nuevo se volvió en contra, y me quede dormido....Maldito cuerpo inútil.

Sentado en el regazo de mi madre quien me estaba acariciando contra su pecho, yo intentaba fijarme en mi padre quien durante un minuto estuvo recitando un cántico, el cual parecía una plegaria a la tierra. Me inclinaba mas y mas hasta casi caerme de mi asiento mientras esperaba algún tipo de fenómeno mágico, como un terremoto sacudiendo el suelo o un pedazo de tierra gigante emergido.

Después de lo que pareció una eternidad, creerme, así fue para un bebe que tenia la capacidad de concentración de un pez, tres piedrotas gigantes salieron del suelo con una brutalidad de fuerza que me dejo sin palabras y se estrellaron cerca de un árbol.

En el nombre del.....¿Qué era eso?

Agite mis brazos enojado, pero el idiota de mi padre lo interpreto como un "ALAAAA" y puso una gran sonrisa diciendo:

- Tu papá es increíble ¡¿EH?!

No, mi padre era mejor luchador. Cuando se puso los guanteletes de hierro, casi me sentí obligado dejar caer mi ropa interior o pañal por él Con movimientos rápidos y firmes que sorprendente mente pegaban con su constitución, sus puños cogieron la fuerza suficiente para romper la barrera de sonido, pero lo suficiente ligero como para dejar una abertura.

En mi mundo, él habría sido un guerrero de alto rango, lideraría un escuadrón de soldados, pero para mi, él era el idiota de mi padre. Por lo que aprendí, este mundo parecía ser uno bastante simple, con magia y guerreros; en el que el poder y la riqueza decidían la posición de cada uno en la sociedad. En ese sentido, no era muy diferente de mi antiguo mundo, excepto por la falta de tecnología y la pequeña diferencia entre la magia y el ki.

En mi antiguo mundo, las guerras se convirtieron en una forma obsoleta de solucionar los conflictos entre países. No me malinterpreten, por supuesto que seguían habiendo batallas a pequeña escala y los ejércitos seguían siendo necesarios para la seguridad de los ciudadanos. Aún así, los conflictos relacionados con el bienestar un país se basan el los combates entre los gobernantes del país, limitando al uso del ki y armas de combates de cuerpo a cuerpo, o una batalla simulada entre batallones, donde estaban permitidas un número de armas de fuego, para pequeñas disputas.

Por eso, los Reyes no eran los típicos hombres gordos sentados en los tronos, que dirigía a otros de forma ignorante. Ellos tenían que ser luchadores fuertes para representar a sus países. Suficiente de ese pensamiento....

La moneda en este nuevo mundo parecía bastante simple, basándome en los intercambios que mi madre tuvo con los mercaderes. El cobre era la moneda de menor valor, luego la plata, seguida del oro. Si bien todavía no había visto nada que costase tanto como una moneda de oro, las familias normales parecía ser capaces de vivir con un par de monedas...

de cobre al día. 100 cobres = 1 plata

100 platas = 1 oro

Todos los días implicaban perfeccionar mi nuevo cuerpo, y dominar las funciones motoras que residían en lo mas profundo de mi ser. Pero esa situación cómoda cambio.

El Comienzo después del FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora