—Solamente tienes que atender el teléfono y separarme estas carpetas en "Entregados y pendientes". ¿Entendido? —me explicaba mientras me pasaba las carpetas—. Las que tienen el sello rojo son los entregados y los que no lo tienen son los pendientes —me observó—. ¿Me estás escuchando?
—Si, Jack —respondí como si fuera su empleada—. ¿Nada más?
—Si, sólo pásame los llamados de estas dos personas —me pasó un papel—. Anota —me dió un lapicero—. Peter Hamilton y Edward Maphers. Para las demás personas que llamen, yo estoy en una importante reunión. ¿De acuerdo? —caminó hasta la puerta—. ¿Crees que podrás?
—Si, Jack —dije obvia—. Ya vete y déjame en paz.
Cerró la puerta de su oficina. Comencé separando las carpetas en "entregados y pendientes", no hubo ningún llamado hasta las 10:00 am pero ya luego el teléfono no paraba de sonar. Era un llamado tras otro y luego otro. No creí que ser la secretaria de Jack Frost sería tan agotador.
—Oficina de Jack Frost ¿En qué puedo ayudarle?
—Qué sensual suena cuando tú lo dices —dijo su voz tras el teléfono.
—No juegues, hay como seis personas esperando que atienda.
—¿Más importantes que tu futuro esposo? —contestó con seriedad.
—Jack tú mismo sabes que no nos casamos por amor así que no me vengas con tonterías.
—Elsa te advierto que soy muy celoso —su voz aun sonaba seria, eso me preocupaba.
—Bueno, cómo digas —le dije fríamente.
—Ya nos vamos. Para eso llamaba. No atiendas a la gente que esta en llamada de espera. Solo ven hasta mi oficina —finalizó la llamada.
Tomé mi bolso y salí de la oficina. Varios hombres que trabajaban ahí me dedicaron miradas. Eso me puso nerviosa pero no podía acelerar el paso porque quedaría como una nena huyendo. Sólo intenté ignorarlos, no estoy acostumbrada a esto, mi cuerpo nunca llamó la atención de ningún hombre.
Entré a la oficina de Jack.—¿Estás bien? —preguntó al oír un suspiro de mi parte.
—Si —dije intentando fingir que sus empleados no me habían pasado la mirada por todo el cuerpo. Como él había dicho antes, era celoso.
—No parece —miró la pantalla de su computadora. Me senté en un sillón.
—¿Te falta mucho? —pregunté con impaciencia. Ya quería irme a casa.
—Si —respondió secamente.
—¿Entonces para qué me llamas? —dije de mal modo.
—Estoy molestándote. Ni una broma se te puede hacer —dijo levantándose de la silla para que nos fuéramos. Preferí no responder tenía pensado unos cuantos insultos no aptos.
Ambos salimos de la oficina tomados de la mano. Los hombres que anteriormente me miraban ahora solo agachaban la mirada. Era más que obvio que si su jefe se enteraba de que ellos me habían estado observando, quedarían varias personas desempleadas. Tener un futuro esposo con éxito, esta genial. Eso es la única ventaja de estar por casarme con Jack.
Subimos al auto y Jack arrancó. Manejaba a una velocidad considerable, ni rápido, ni despacio, normal.
—Por acá no es la casa —dije mirando por la ventanilla.
—Lo sé —respondió fríamente.
—¿Entonces? —insistí—. ¿A dónde vamos?
—A almorzar.
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La Bella y La Bestia (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•
Teen Fiction«¿Quién iba a imaginar que me enamoraría de una bestia?» Qué horror es cuando la persona que más amas es la persona más fría del mundo, Qué horror es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Qué horror es que tú seas la pob...