• Capítulo 18 •

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Abrí mis ojos lo más que pude y volteé a ver la puerta. Él estaba ahí parado, se había quedado asombrado al verme. No iba a dejar de mirarlo y al perecer él tampoco dejaría de mirarme. Su rostro no portaba gesto alguno y el mío de seguro era un espanto. Entrelacé mis dedos intentando darme seguridad para hablar.

—¿Dónde estabas? —dije temblorosa. Entró del todo a la habitación y cerró la puerta detrás de él.

—No tengo porqué darte explicaciones.

—Si tienes porqué —le dije. Pasó a mi lado dirigiéndose a la cama. Tenía olor a alcohol—. Jack —lo llamé haciendo que volteara a verme.

—No tengo qué darte explicaciones a ti —me dijo seriamente.

—Si que tienes, y las quiero ya.

—Mira... —me tomó por las muñecas—. Primero que nada, tú tienes que darme explicaciones a mí y segundo, NO TE METAS EN MI VIDA —gritó la última frase y me soltó bruscamente. Respiré hondo intentando calmar mi miedo.

—Jack... —dije cuando ya no me miraba.

—No quiero que me digas cosas que ya sé.

—¿Cosas cómo qué?

—Y tampoco quiero que me confundas —me dijo. Regresó su mirada a mi rostro—. Quiero que me expliques.

—¿Estuviste tomando? —pregunté ignorando lo anterior.

—¡Eso no viene al caso! —dijo exaltado—. ¿Y qué si estuve? —dijo enojado.

—Mira Jack... —dije sentándome en el sillón. Me había mareado—. Hablemos como se debe, sin gritos, sin golpes, como dos personas normales —se sentó a mi lado pero más alejado de mi cuerpo—. ¿Dónde estabas?

—Eso no importa.

—Si importa —dije secamente. Lo sentí reír con ironía.

—Entonces te importa. ¿Cierto? Pero no te importa calentarme y luego dejarme solo en la cama. ¿Verdad? —estaba completamente furioso y se notaba en su mirada y voz.

—No fue así.

—Espera... déjame continuar, aún no acabo —apoyó sus codos sobre sus rodillas y se pasó las manos por el cabello alborotándolo. Volvió a sentarse derecho y me miró—. ¿Por qué lo hiciste? —me dijo—. Pensé que habíamos terminado con las venganzas.

—Y no era una venganza —dije en mi defensa.

—¿Entonces por qué lo hiciste? —volvió a repetir.

—Tú empezaste —me defendí.

—Pero tú no me detuviste —agregó. Posó su mirada sobre mis ojos—. ¿Por qué llorabas?

—Yo te pregunté algo antes —dije intentando no responderle.

—¿Qué quieres que te responda? —me dijo histéricamente—. ¿Quieres saber si tomé? —me gritó. Asentí temerosamente—. Sí, sí tomé, y puede que en este momento esté algo mareado pero soy conciente de lo que me hiciste, o mejor dicho con lo que me dejaste con ganas de hacer.

—Jack no hace falta que me grites.

—¿Qué no? —dijo elevando la voz.

—¡Estamos en un hotel! —le grité—. No vuelvas a elevar la voz o nos sacarán a patadas de aquí —agregué en un tono más calmado.

—No me interesa. Es más, nos vamos de aquí —se levantó del sillón. Volteó a verme—. Levántate del maldito sillón y arma tus maletas.

—Jack...

La Bella y La Bestia (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora