La noche caía sobre la ciudad entonces encendí las luces de mi habitación. Pasar la primera noche ahí, me aterraba más que estar cerca de Jack.
Sentía que mí mundo se derrumbaba con tan sólo pensar que viviré aquí hasta que tenga edad suficiente para irme y para eso faltan dos años.—¿Cenarás? —preguntó una fría voz trás la puerta.
—No gracias, no tengo hambre —respondí yendo hacia la puerta con la esperanza de que pasara y así hablar un poco.
Pero eso no ocurrió, el sólo se retiró al escuchar mis palabras.Narra Jack.
Me retiré de la puerta de su habitación, ya que yo si quería cenar.
—¿Y la pequeña?—preguntó Rosalie sirviendo mi plato.
—No quiere cenar —comencé con mi comida—. Pero si después baja y pide algo de comer no le des.
—¡Jack! —reprochó—. Es sólo una adolescente.
—Puede ser una adolescente y no ser malcriada. Si se acostumbra a que en mí casa puede hacer lo que quiera, después tendré que soportar las consecuencias. Ya justo hoy, me hizo un berrinche porque quería una computadora —ella sólo rió divertida.
—Bueno, buen provecho. Tengo que ordenar la cocina.
Cené solitariamente como siempre lo hacía. Es que no me gusta mucho tener gente a mí alrededor estoy bien estando solo.
Cuando acabé con la cena subí a mi habitación y me saqué la remera junto con el pantalón para dormir en boxers.
Me recosté y prendí el televisor, aún no tenía mucho sueño.
Estos programas que dan en la noche son aún más malos que los que dan en el día, así que decidí bajar por un vaso de agua ya que tenía la boca seca.Narra Elsa.
Luego de haberle dicho que no iba a cenar mi estómago me reclamaba algo de comida, así que decidí abrir la puerta para asegurarme de que no hubiera nadie. Estaba todo oscuro a excepción de unas pequeñas luces que alumbraban escasamente el pasillo.
Bajé las escaleras en silencio y entré en la cocina para encontrarme con Rosalie quien secaba el último vaso.—Hola mi vida —me sonrió tiernamente—. ¿Tienes hambre?
—Si —toqué mi estomago que rugía con fuerzas.
—Ah ya veo —rió despacito—. ¿Quieres una leche chocolatada con galletas? —me sonrió.
—Bueno —le devolví la sonrisa.
—Bien —sacó una tasa en donde vertió leche y luego le agregó chocolate en polvo para así darle sabor, caminó hacia la alacena y sacó galletas con chispas de chocolate, las puso en un platito y luego las puso sobre la barras, me senté para tomar una—. Toma —dijo dándome la tasa.
—¿Ros estás aquí? —entró Jack y volteé a verlo—. ¿No era que no tenías hambre? —me dijo pasando por al lado indiferentemente.
—Compórtate —se refería a Jack, quien venía ¡En boxers!
—Cúbrete con algo —le reproché mirando para otro lado.
—Pues no me mires, ésta es mí casa —me habló duramente.
—Bueno, ya te calmas chico —le advertí regresando mi mirada a él—. en serio, respeta un poco a la gente.
—Si como digas —tomó un vaso de agua y se retiro— Y luego quiero hablar contigo Rosalie.
—¿Siempre es así? —pregunté agarrando una galleta.
—Desde que tuvo una pelea con sus padres y ellos lo obligaron a irse de la casa trayéndolo para acá.
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La Bella y La Bestia (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•
Ficção Adolescente«¿Quién iba a imaginar que me enamoraría de una bestia?» Qué horror es cuando la persona que más amas es la persona más fría del mundo, Qué horror es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Qué horror es que tú seas la pob...