• Capítulo 34 •

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Llegué hasta la puerta de madera. Mi corazón parecía jugar una carrera hasta llegar a mi garganta. Dudé unos segundos antes de empujar la puerta que permanecía sin cerrojo. Di dos pasos y ya me encontraba dentro de la habitación. Suspiré, debía ser más valiente y no una simple niña asustada. Cerré la puerta por donde había entrado y la manta cubriendo mis pies, me jugó una mala pasada haciendo que cayera redonda al suelo.

—¿Quién está ahí? —preguntó una voz adormilada y amago a encender la lámpara.

La electricidad se negó a aparecer en la habitación y Jack se desesperó por eso. Comenzó a apretar el pequeño interruptor con notoria desesperación.

—Soy yo —respondí con dolor en mi voz. Me acababa de dar un buen porrazo contra la nariz y la barbilla. Mi boca sabía a sangre.

—¿Elsa? —preguntó alarmado—. ¿Qué haces aquí y qué fue ese ruido? —preguntó sentándose en la cama.

—Dolió —le dije mientras me sentaba sobre el suelo y cruzaba mis pies, acto seguido, cubrí mis dedos helados con la manta.

—¿Te caíste? —preguntó y segundos después sentí su presencia a mi lado—. Hey, nena, ven aquí —dijo con ánimos y me envolvió en sus brazos.

Mi cuerpo se tensó y a los segundos se relajó sabiendo que estaba en buenas manos y nada podía ocurrirme. Estar entre sus fuertes brazos me hizo sentir protegida y todo el miedo se esfumó, dejándome tranquila y en paz junto a él.

—Me duele la barbilla —me lamenté. Se separó un poco de mi cuerpo y levantó mi barbilla—. ¡Auch!, justo ahí —dije quitando mi cara de sus manos. Chasqueó la lengua.

—Creo que no hay luz —dijo más que acertando—. Y si no me equivoco, te has lastimado la barbilla lo suficiente como para que estés sangrando —dijo y se puso de pie. Extendió su mano y la tomé—. ¿Se puede saber qué hacías?

—Tenía miedo —admití antes de volver a estrecharlo en mis brazos. Sin pensarlo dos veces recibió mi abrazo y agradecí que lo hiciera, pues ya me estaba arrepintiendo de haberlo abrazado.

—Vamos a ver que pasa con la luz —dijo besando mi frente y luego nos separamos—. ¿Llueve?

—No lo sé —dije levantando la manta del suelo y al ponerme derecha me mareé.

—¿Estás bien? —preguntó preocupado cuando me afirmé en su hombro.

—Si te digiera que sí, estaría mintiendo —dije con sinceridad.

—Okay, quédate en la cama, iré a ver que pasó con la luz —me dijo.

El miedo que antes se había despedido de mí, volvió siniestramente para quedarse. Mis manos sudorosas y temblorosas sobre el hombro de Jack, se negaron a soltarse y Jack lo notó.

—En serio, no estás bien y sin luz no puedo saber qué es lo que te ocurre —me tomó por la cintura.

—No te alejes —le dije arrugando mi nariz.

—Iré a solucionar ese tema y vuelvo.

—No quiero estar sola —mis ojos se cristalizaron.

Sólo veía su silueta a mi lado y sentí sus manos sobre mi cuerpo, pero no podía verlo del todo. Pensé que él me veía igual y por eso fue que no dudé ni un solo segundo en dejar escapar mis lágrimas.

—En serio, voy y vuelvo. Lo prometo —me dijo. Asentí y sequé mis lágrimas—. Hey, no, no no llores —dijo rápidamente—. Bien, vamos juntos —tomó mi mano—. Pero vamos rápido, no quiero que te enfermes.

La Bella y La Bestia (Jelsa) ||Adaptada|| •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora