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La orden del fénix se había reunido en el cuartel general para hablar sobre un tema de suma importancia.
Querían proteger a Harry de cualquier plan que hiciera  Voldemort, pero les era difícil, el adolescente casi nunca hacia caso a las advertencias.

Es por ese motivo Dumbledore había tenido una loca idea, pero antes de echar a correr todo eso tenía que comunicarles a los otros miembros.

—Harry acaba de cumplir quince años—les dijo con seriedad—. Mientras más mayor sea se volverá más rebelde, entonces estuve pensando que si tuviera una edad en la que dependiera de nosotros sería más fácil protegerlo.

—¿Una edad en la que dependiera de nosotros?—pregunto Black totalmente incrédulo—. ¿Quiere volverlo un niño?

—Es una locura—opinó Remus—. Se volverá más propenso a cualquier ataque de Voldemort.

—Aunque podría funcionar—dijo Snape con la mirada llena de burla—. Si tuviera cinco años, se quedaría en esta casa junto a su padrino, ambos ya no dificultarían los trabajos de la orden, de cualquier forma no aportan en nada.

Sirius empezó a murmurar insultos subidos de tono que solo podían ser escuchados por Remus

El director se levantó para retirarse.

—Al ser la única alternativa que tenemos, la usaremos—les dijo—. Quiero que preparen una habitación apta para el, no dejen que salga de casa, yo llegaré en la tarde con la poción necesaria—le hizo un gesto a Snape para que lo siguiera. Ambos salieron hacia Hogwarts.

°•Tres de la tarde•°

Harry se sentía muy confundido, Sirius había transformado su dormitorio en algo realmente innecesario.

—¿Porque los juguetes?—le pregunto a su padrino—. Ya soy mayor y no... ¿Porque los juguetes?

—Me parecieron lindos... ¿Te gustan los carros?

—No... Bueno de pequeño, pero ahora...—se rasco la nuca nervioso—. Sirius tengo más de quince años.

—Ahora tienes quince pero ya no—le dijo con una sonrisa.

Harry frunció el ceño confundido y un ruido hizo que girará el rostro, sorprendido vió a su director subir las escaleras.

—Profesor Dumbledore—le saludo—. ¿Sucede algo?

—En realidad necesito que tomes esto—le entrego una copa con un líquido muy desagradable—. Últimamente te he visto muy débil y me preocupe por tu salud.

—Eh... Gracias—murmuró con una sonrisa muy forzada. Cogió la copa con ambas manos y empezó a verlo con mucha curiosidad—. Tiene un raro olor.

—Ya se hace tarde, Harry—le dijo Sirius—. Albus no se moverá de aquí hasta que te lo tomes.

Harry aguantando la respiración y sin posibilidad de escapar, se tomó la poción de un solo sorbo. Por el desagradable sabor quiso vomitar pero lo soporto de la mejor manera.

Cerró los ojos y sintió como todo su cuerpo se calentaba, entonces como si  hubiera recibido un fuerte golpe en la cabeza, se olvidó de todo. Ya no sabia porque estaba parado ahí y menos sabía quiénes eran esas dos personas que lo miraban con ternura.

—Excelente, la poción fue un éxito total—dijo Albus—. Bueno ya me tengo que retirar, confío en que tú lo cuidarás muy bien, Sirius—miro al animago con diversión—. Sera solo un año y espero no pierdas la paciencia—se despidió y se retiró lo más rápido posible.

Sirius se quedó con la mente en blanco, no tenía ni la menor idea de cómo era el cuidado de un niño.

—Tengo hambre—dijo Harry tratando de caminar sin tropezarse por la enorme ropa que tenía puesta—.  Quiero galleta.

—No hay galleta, nunca existió la galleta en esta casa.

—Quiero galleta.

—No hay.

—…¿Galleta de chocolate?

—No hay galleta.

—…¿Galleta de nuez?

Sirius suspiro y cargo al pequeño Harry.

—Primero tienes que cambiarte y luego llamare a Remus para que te cuide.

°•Dos horas después•°

—¿Exactamente qué le has dado de comer?—le pregunto el castaño con desconfianza.

—Encontré algunos dulces por ahí—le dijo—. Además una cerveza de mantequilla y cocine un brócoli.

Remus intento no darle un golpe a su amigo e ingreso a la cocina para ver a Harry.
El niño se encontraba bebiendo con entusiasmo la cerveza de mantequilla.

—¡Sirius!—lo llamo. El animago se acercó rápido—. Quítale esa cerveza de mantequilla ahora mismo—le ordenó.

—No me lo quiere dar, se lo pedí hace un minuto y no me lo dio.

—Eres su padrino. Maldita sea ¿Porque le diste cerveza de mantequilla?

—Quería algo de tomar y en ningún lado encontré yogurt así que...—al ver la expresión de Remus se acercó a Harry—. Esa cosa es muy fea para ti—le dijo—. Si me lo das, el padrino Sirius te comprara mucho Chocolate ¿Qué dices?

—No.

—Bien... Entonces usaré la psicología inversa—murmuró y se aclaró la garganta—. Harry, no quiero que me des esa cosa, por mi te la puedes tomar toda.

El pequeño hizo caso al instante y se bebió lo que quedaba en la botella.

—¡Castigado!—grito Black con el ceño fruncido—. ¡No tendrás dulces y ahora ve a tu habitación!

Los ojos de Harry al instante se llenaron de lágrimas y corrió hacia los brazos de Remus.
El licántropo lo cargo y miro con enojo a Black.

—Bien hecho, padrino—le dijo—. ¿Otro corazón que quieras romper?

—No seas duro conmigo, soy padre soltero, hace años perdí a James, el se fue de mi lado—se sentó con la mirada llena de tristeza.

—Fingiré que no dijiste eso y saldré a la sala para conversar con Harry—le dijo Remus—. Mientras tanto deberías tratar de pensar en que comida vas a prepararle a tu ahijado—cogió un caramelo que se encontraba en la mesa y salio de la cocina. 

Cuidando del pequeño Harry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora