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Después de la larga sesión de fotos que había organizado Harry, Remus y Sirius se sentaron en la sala para descansar y comer unos cuantos bocadillos que el elfo preparo a regañadientes.

Lupín no dejaba de preguntarse porque su amigo paraba ojeando una pequeña agenda, su curiosidad le termino por ganar y se soltó de boca.

—¿Qué haces?—le preguntó—. ¿Que escribes?

—Eh..—el animago levantó la mirada—. Es mi agenda para controlar todo lo que corresponde con Harry.

Black le alcanzó la agenda y Remus pudo leer todo lo que su amigo tenía que hacer todos los días sin falta.

10:00 a.m Desayunar con Harry (No cancelar)

11:00 a.m Jugar a las escondidas.

11:30 a.m  Salir de la capa invisible para que Harry me encuentre.

12:00 a.m Limpiar los desechos del perro y no decirle a Harry.

01:05 p.m  Almorzar con Harry (Puede ser cancelado)

01:20 p.m  Comer una toronja (¡Imposible cancelar!)

02:00 p.m  Dormir

03:30 p.m  Revisar que Harry este con vida.

06:00 p.m Cena con Harry.

07:00 p.m Gritar a Kreacher.

07:30 p.m  Comer helado a escondidas.

07:40 p.m  Preparar avena para Harry.

09:00 p.m  Asegurarme que Harry ya esté durmiendo.

—Vaya—murmuró Remus—. Sí que tienes un día ocupado.

—¿Que esperabas? ¿Que solo durmiera todo el día?

—Si—le dijo—. Esperaba eso y nada más.

Black lo miro con una sonrisa.

—Harry tiene un padre muy sexy y responsable, solo necesita de una madre—se acercó peligrosamente a el—. ¿Puedo hacerte una pregunta, querido lunático?

—No.

—Plis.

—Mm...—lo miro con los ojos entrecerrados—. Depende de cual sea tu pregunta.

—Remus—lo cogió de la mano. El castaño se sobresalto—. Hay algo que me ha quitado el sueño desde hace días.

—¿Que cosa?—le pregunto con temor.

—Yo... Yo...—agacho la mirada por algunos segundos para armarse de valor—. Amigo—levanto la mirada— ¿Quieres salir conmigo?—le pregunto fingiendo desesperación

—¡¿Que?!—se alejo Remus— ¡Pero si eres hombre! ¡¿Te estás escuchando idiota?!

—Olvida ese tema, en mi familia pasaban cosas peores—cogió su agenda—. Puedo reservar el día..

Remus se levantó del sofá enojado.

—¡Harry no necesita de una madre! Es decir... ¡No soy madre!

—Lunático, mi hijo necesita de una madre—le dijo Sirius evitando no reírse—. Y eres perfecto en todo sentido, eres único—aprovechó el espacio y se hecho de largo en el sofá—. Si quieres, no te voy a obligar, pero le pondremos a nuestro primer hijo James, ya sabes en memoria a Cornamenta.

El castaño se dejó llevar por sus emociones y con un hechizo hizo que el sofá se volteara con fuerza. Black termino aplastado y gritando de dolor.

—¡Merlín, amigo perdón!—se desesperó Remus y trato de sacar jalando a Black—. No fue mi intención...

—¡Si fue tu intención, si fue tú maldita intención!—le gritaba Sirius con enojo—. ¡No siento mi brazo! ¡Mi brazo se rompió por tus malditos prejuicios!

Remus seguía jalando a su amigo con fuerza sin acordarse de la magia, se encontraba tan asustado que no se daba cuenta que con un solo hechizo podía solucionar todo eso.

Harry con los gritos que había escuchado salió de su habitación y bajo las escaleras con su perrito siguiéndole muy feliz.

—¿Que pasó?—preguntó con miedo—. ¿Se cayó?—se acercó a su padrino—. ¿Te duele tu pie?

—Me duele todo mi hermoso cuerpo porque tu tío es malo conmigo.

—No tengas miedo, yo te saco de ahí—le dijo Harry con confianza y con fuerza jalo su dedo índice llegando al punto de dislocarlo.

—¡Ah!—grito Black con dolor—. ¡Por favor, basta, solo déjenme aquí!

Remus con enojo se retiró de la sala murmurando un “Te lo mereces por imbécil”

Harry no sabía qué hacer, miraba como su papá tenía un enorme sillón encima de él, no podía ayudarlo entonces mejor decidió ir por el elfo.

Dejó a Galleta en la sala y subió hacia el segundo piso.

La mascota de Harry no perdió tiempo y con una maldad única levantó la pata y orino en toda la cara de Black.

—¡Remus ayudame!—grito el animago esperando un milagro—. ¡Era solo una broma, yo no quiero nada contigo! ¡Por favor sácame de aquí!

Remus regreso a la sala.

—¿Entonces porque lo dijiste?—le pregunto. Tenía que asegurarse que los antiguos comportamientos que  Sirius tuvo en la adolescencia no volvieran.

—Quería usar el mismo método que use en la juventud, quería solo molestarte, estaba aburrido. Jamás intentaría algo contigo, me conoces muy bien, sabes que no soy...

—¿Gay?

—Eh, Claro.. eh.. si eso.

—Bien... Comprendo, pero aún no me olvido de todo—se volvió a retirar de la sala.

Cuidando del pequeño Harry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora