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─ Mucha suerte, espero que regresen pronto como una familia feliz y un niño en manos

Maldito idiota chismoso

─ Eres completamente un idiota, Sean. Estuve tan avergonzada, nunca me había sentido así antes y todo por tu estúpida culpa

Ya era la quinta o la sexta vez que me lo decía

Perdí la cuenta en la tercera

Irene subió molesta al auto y yo detrás subí las maletas, entre por la puerta del piloto y encendí el motor para ya emprender camino y alejarme de ese maldito lugar. Gran estadía.

─ Está bien, Irene. Lo siento, mujer. Ya te pedí disculpas miles de veces, lo siento ¿bien?

Bufe y me reí al mismo tiempo extrañamente, mientras nos alejábamos y entrabamos a un nuevo camino vacío, nunca en mi vida volveré a este lugar

─ Ya, lo olvidare pero la próxima vez puedes ser menos idiota, por tu culpa la señora de limpieza me dijo que debía de comer más porque así no podría tener un hijo como mujer

Se volteo con el ceño fruncido y reí levemente, no podía darme el lujo de reconocer si era una broma o no

Conduje unas horas más y el clima se hacía más cálido así que apague la calefacción. Mire hacia Irene y parecía dormida, ya que no había cambiado de posición desde que arranque además de no decir ni una palabra

Bueno, tampoco es raro, muchas veces prácticamente me sentía como un simple chofer y ella mi empleadora tacaña

─ ¡SEAN!

Mi corazón paro en un instante por tal grito y antes de darme cuenta mi pie apretó el freno de golpe haciendo que saltáramos. Joder, por dicha no había nadie atrás, revise ofuscado alrededor del carro

Pero no había nada al frente. Mire a Irene aun con la alma afuera y ella soltó una carcajada que inundo todo el auto

¿Pero qué mierda?

─ Joder, Irene, ¿Por qué gritaste así? ¿Estás loca?

El cambio de clima le hizo mal

─ Lo siento, Sean ─ me volteo a ver, sonrió y de un pronto se acercó a mí, haciéndonos quedar un poco cerca, no tanto como me gustaría pero aun así me sorprende ─ ¿Te asuste?

─ Joder, sí. Creo que es obvio ─ voltee los ojos ─ ¿Qué pasa? ¿Por qué gritaste?

─Mira allá, parece que hay vida humana normal, hasta alcanzo a ver unas tiendas

Se quitó y volvió a su asiento, gire mi cabeza al frente de nuevo, tuve que enfocar mi vista pero al parecer si, hasta el aire parece que mágicamente cambio

─ Por dicha, ya necesitaba combustible. Ya casi te despertaba para empujar el carro, cariño

Arranque de nuevo y sentí la mirada de Irene, me golpeo el brazo pero al final se unió a mi risa

Joder, es increíble como esto cambia los humores

Llegamos a una pequeña gasolinera y después de llenar el tanque, volví a mi asiento y vi que Irene leía algo

─ ¿Qué lees? ¿Qué es eso?

─ Mira, este lugar hasta tiene una playa cerca. Es una guía turística ─ Si, por algo había mucha gente con ropa de baño aquí, a unos metros estaba la playa ─ Podemos ir a almorzar, ir a comprar unas cosas básicas y después ir a la playa, ¿Te parece?

¡Adiós, reputación!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora