#5. Bakugou Katsuki

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Segunda parte del capítulo #2

Tocó el timbre, dando por finalizadas las clases de ese día.
Bakugou se levantó, con el ceño fruncido, de su sitio y comenzó a guardar sus cuadernos y sus libros, al igual que todos los demás, a diferencia de que sus compañeros hablaban animadamente.
Él no habló con nadie.
Una vez guardados, sin despedirse de nadie, como de costumbre, salió de clase y caminó hasta las escaleras que daban a la planta baja.
Caminó, en silencio hasta dicho departamento y tocó la puerta.
Sin respuesta, entró en la enfermería.
Sabía que Recovery Girl a esas horas de la tarde no estaba, pues su turno había acabado.
Se acercó hasta una cama en concreto, ya ocupada y dejó su bolsa a un lado.
Miró a quién estaba allí.
(T/N) estaba durmiendo, plácidamente, y con un par de vendas,tanto en su brazo, como en la cabeza, debajo del pelo y un par de gasas en las mejillas.
Y el abdomen...
Seguro era lo más duro de ver.
Todo cubierto con gasas, vendas...
Recovery Girl dijo que tuvo que darle doce puntos además de utilizar su particularidad.
Lo que es algo bastante bestia.
El chico se sentó en una silla que había al lado de la cama y la observó detenidamente.
3 días.
Habían pasado 3 días, y la chica no despertaba.
Bakugou no quería admitirlo, de verdad que no.
Pero tenía miedo de que no volviese a despertar. De que no volviese a estar en clase, de que no volviese a hablar con sus amigos, de que no volviese a sonreír, de que no volviera a fruncirle el ceño cuando lo ve...
¿Por qué tenía tanto miedo?
Sabía la respuesta, pero eso solo era para él y nadie más que para él.
Se atrevió a cogerle una mano. Ya que nunca tendría la oportunidad de hacerlo, mejor aprovechar ahora.
Le acarició los dedos, gracias a dios intactos y apretó su mano.
Su ceño ya no estaba fruncido.
Sin saberlo él, la miraba con pena.
-Podrías despertar ya... Llevas ahí tres días, vaga de mierda.
Apoyo su cabeza en el colchón donde estaba ella y ladeó algo la cabeza, para poder mirarla.
-Como no despiertes mañana...
Eso le decía todos los días.
Pero nunca le hacía caso.
-... Tendré que venir otra vez. Y ver como estás ahí, sin recuperarte. ¿Crees que es fácil? Vale, yo causé todo esto... ¡Pero no deja de ser tu puta culpa!
Claro, era culpa de la chica.
Mira que meterse donde no le llaman...
Como por ejemplo, en el corazón del chico.
-Joder...
No le gustaba ni un pelo verla ahí. Sin moverse. Sólo durmiendo y respirando de forma pausada y tranquila.
Escondió su cabeza y se contuvo de hacer alguna tontería.
Odiaba sentirse así.
-De nuevo estás aquí, joven Bakugou.
Recovery Girl apareció, entrando en la enfermería.
-Piérdase. -le dijo, levantando la cabeza y mirando para otro lado, dándole tiempo a sus ojos para que volvieran a la normalidad y no estuvieran brillantes.
-Despertará cerca de esta noche. No debes preocuparte por ella.
-No estoy preocupado por esta zorra.
-Quién lo diría, vienes todos los días a agarrarle la mano y a pedirle que despierte ya. Eso, en mis tiempos, era preocupación.
El chico soltó la mano de la chica y se levantó, cogiendo su bolsa y marchándose.
-Tsk... Maldita vieja...
Bakugou salió de la academia y andó hasta su casa.
Cuando llegó, se encontró con una desagradable sorpresa.
Sus padres estaban de vuelta.
-¿Dónde te metes todos los días después de clase, Katsuki? Llegas siempre tarde. -le dice su madre.
-No te importa, vieja bruja.
-¡Oe, cuántas veces te dije que no me hables así, sucia mierda!
Él subió a su habitación ignorando a su madre.
Normalmente discutiría un poco más con ella, pero hoy no estaba de humor.
Algo que en seguida su madre se percató.
Pero sabía mejor que nadie que era mejor dejarlo así. Si quería contarlo, que lo contase. No quería tener que comprar otra puerta para remplazar la quemada.
Katsuki, cerrando la puerta de su habitación de un portazo, lanzó la bolsa a un lado y se sentó en la cama, apoyando sus codos en las rodillas y su cara en las manos.
Estaba claro que no podía seguir así. Pero, ¿qué podía hacer?
Aunque hablara con ella, lo único que recibiría por su parte, sería una mala contestación, alguna burla y un tortazo en la mejilla.
Además de odio irracional para el resto de su vida.
Bueno... Irracional, irracional...
No sería irracional.
El chico se acercó hasta su mesa y cogió el bote que tenía a modo de hucha. Lo abrió, entre todo el dinero, sacó una pequeña llave. Con ella abrió un cajón que había en su escritorio y cogió algo entre todos los papeles y objetos que allí había.
Una foto.
Una pequeña foto, revelada, donde estaba (T/N) sonríendo, aparentemente feliz, posando con la academia detrás. Se la había sacado Uraraka, además de otras cuantas, pero está había quedado olvidada en el suelo.
Bakugou, que pasaba por allí, tuvo tanta suerte de haberse fijado en el suelo y encontrarla que ni se lo cree él.
En vez de devolverla, se la llevó a casa y la guardó en su cajón de secretos.
Ahora, agradece haberla cogido.
-Eres más... Tonta... -le dice a la chica de la foto...
Para después besar a la chica.
Pega sus labios a la foto, y los mueve contra ella, sintiéndose ridículo por estar haciendo eso, pero también complacido.
-Joder... -aparta la foto y mira de nuevo a la chica.- Estúpida... -volvió a besar la foto, un poco más apasionado esta vez.- Ya no soy un puto crío como para hacer estas cosas... Pero...
Observó la foto de nuevo.
Retrataban a la perfección los trazos de la chica, obviamente.
Sus labios curvados, sus ojos (C/o), su pelo (C/p) y sedoso, su bella figura...
-Ahh, joder, joder, ¡joder! ¡Mierda! -pegó de nuevo los labios a la foto, esta vez con brusquedad. Quiso pasar la lengua también, imaginando que serían los labios de la chica en vez de la foto.
Lo hizo.
Pero...
-¡No, mierda! -había mojado la foto, claro.- ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Me cago en todo! ¡Joder! -se apresuró a limpiar la foto y a dejarla secar. Rezaba interiormente por no haberla estropeado.- Joder...
Se acostó en su cama, y miró al techo.
Odiaba tener que lidiar con esos estúpidos sentimientos, se sentía raro, odiaba sentirse así. Es como si fuera vulnerable. Y no le gustaba eso. Podían atacarlo en cualquier momento.
-Era normal que estropeara la puta foto.... Era cuestión de tiempo... ¡AGH, MIERDA!
Se incorporó y golpeó su almohada.
La odiaba.
La odiaba a ella por hacer que él se sintiera así.
Era un odio raro. Un odio que hacía que Katsuki quisiera protegerla de todo, besarla, abrazarla, tocarla, sentirla, adueñarse de sus sonrisas y carcajadas...
Recordó de nuevo el día que lucharon. Cuando la vio tan... Enfadada y fuera de sí...
Dejó escapar un suspiro, y un sonrojo adornó sus mejillas.
-Sexy... -susurró.
Sí. Le había encantado verla así de enfadada, soltando tacos por doquier, con esa vena palpitante en el cuello y en la frente, verla luchar con todo lo que tenía...
-¡AGH, A LA MIERDA! -se levantó y cogió la foto de nuevo.
La besó, la besó una y otra vez, acostándose en la cama.
Sabía que tenía que hablar con ella. Si no, esto le haría mucho más daño que un simple rechazo.
Siguió besándola.
Estaba claro.
Estaba perdido en esos sentimientos extraños.

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