#11. Bakugou Katsuki

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Celos

Verano. La mejor época para muchos, algo sofocante para otros, pero, sin duda, la mejor para todos los de la clase 1-A. Sí, había clase... Pero de por medio tenían dos semanitas ricolinas de vacaciones más que merecidas para unos y regaladas para otros. Aunque no podían salir a ningún lado y tenían que estar en las instalaciones de la academia, ya sea en los dormitorios o en cualquier otro sitio dentro de la UA, estaban más que encantados.
Era como si la clase entera se hubiese ido de vacaciones a un hotel de lujo durante esas dos semanas.
Podían hacer lo que les petara, mientras no salieran...
¡Si hasta tenían piscina!
Una piscina que habría a las seis de la mañana para que una de las alumnas entrenara.
Aizawa Shota no se creía que su alumna (T/A) (T/N) se levantara a las cinco y media para ir a nadar a las seis, así que el tercer día de vacaciones se levantó y se encontró con una grata sorpresa.
La chica estaba nadando a una velocidad impresionante, sin utilizar particularidad ninguna.
<<Esta chica va a llegar lejos...>>
Sí, mientras otros se levantaban a las ocho para entrenar a las nueve y otros se quedaban en cama hasta la hora del desayuno, ella aprovechaba las horas de menos calor para entrenar.
Gran y sabía decisión.
La chica tenía entrenamiento propio, hacía una especie de triatlón hasta cerca de la hora del desayuno.
Acababa cerca de las nueve. Se duchaba e iba a desayunar.
Y su sensei no era el único que sabía sobre el entrenamiento que llevaba la chica sin que nadie lo supiera.
Cierto rubio con mala leche y explosivo se la encontraba en el gimnasio a eso de las siete y media, haciendo bici.
Lo que pasa es que ella nunca se había percatado de su presencia, pensando así que estaba sola.
Desventajas de tener la música a todo volumen en sus oídos.
O ventajas, depende de como lo vea cada uno.
¿Y por qué tanto esfuerzo?
Bueno, la chica había cogido peso y engordado un casi nada, realmente imperceptible para cualquiera.
Pero ella quería tener mejor cuerpo y estar en cabeza a la hora de ser la mejor heroína del mundo mundial.
Debían de ser las siete cuando la chica terminó su serie de natación.
Salió de la piscina y fue a los vestuarios a secarse y a ponerse ropa de hacer deporte.
Cuando salió, se puso sus auriculares, seleccionó una canción que le permitiera sentirse motivada para seguir con el entrenamiento y caminó hasta el gimnasio.
Ya había casi amanecido, y los primeros rayos de sol inundaron las instalaciones, haciendo que la chica sonríera nada más entrar.
Cogió su bicicleta estática de siempre y comenzó a entrenar de nuevo.
A esas horas, aún se encontraba el rubio ceniza desperezándose, mientras se lavaba los dientes.
Lo hacía con prisa y con furia, como todas las mañanas.
Se vistió con la ropa más marcada y cómoda que tenía para hacer deporte, cogió una botella de agua y se puso en marcha hacia el gimnasio.
Hoy haría pesas.
Pero no en la zona del gimnasio donde las hacía siempre.
Esta vez se pondría cerca de ella.
Lleva desde que luchó contra ella en las primeras pruebas prácticas del curso intentando hacerse de notar para ella.
Y no lo consigue.
Insultos, gritos que no vienen a cuento, desafíos de peleas, todo, lo había intentado todo.
Y nada, no conseguía que ella se centrara en él, solo en él.
Porque en los otros sí se centraba, vaya.
¿El bastardo mitad y mitad? Estudia muchas veces con él, además de charlar casi siempre con él.
¿El estúpido Deku? Siempre hacían pareja en las clases prácticas y comían juntos.
¿El pikachu retrasado? Compañero de bromas y travesuras.
¿El delegado nerd? Su profesor particular si no entendía nada y dador de consejos.
¿El atontado chico cinta? Amigo con el juega a la videoconsola que tiene ella en su habitación.
¿El chico del azúcar? Cocinan juntos, enseñándole recetas a ella.
¿El cuervo que picotea cuál gallina? Siempre iban juntos a sus respectivas casas cuando no dormían aquí, pues viven en la misma calle. Y aún ahora, van juntos hasta los dormitorios, no queriendo abandonar esa costumbre.
¿El chico cola? Le enseña a artes marciales. Gracias a él, ella le había propinado una patada en la boca al rubio explosivo.
Y el que le duele más...
¿El idiota pelo pincho? Su compañero de entrenamiento.
¡Se supone que es su amigo, no su enemigo!
¡Y mira que le tiene dicho que no vaya a entrenar con ella! ¡Pero nada...!
Se llevaba bien con cada uno de los chicos de la clase, excepto con él.
Tampoco se llevaba mal, pero el problema es que no le hacía caso.
Hacía caso a los demás, y no a él.
Y eso le ponía tan de malhumor...
<<No le va a quedar otro remedio que mirarme, voy a ponerme en su cara a hacer pesas, flexionar brazos, piernas, abdomen, culo... Voy a hacer que moje las bragas...>>
Sí. Le gustaba. Era estúpido decir que no era así. Y ya no era un hecho, era una promesa que se había hecho a él mismo.
Ella iba a salir con él y ser su novia sí o sí. Da igual cómo. Pero lo sería.
Llegó al gimnasio y abrió la puerta de una patada, haciéndose de notar.
Como siempre, eso no funcionaba.
(T/N) tenía la música a tope.
<<Maldita idiota, va a quedarse sorda, joder...>>
Fue hasta un extremo del gimnasio a coger pesas, de mayor peso de lo normal, y las llevó hasta casi en frente de la chica.
Bakugou debía aprovechar la poca vergüenza que tenía para poder hacer a (T/N) suya...
Comenzó a entrenar, felxionando y sudando.
Le costaba levantar las pesas, pero todo sea para hacerse el macho delante de la chica que le gusta.
Mira de reojo a la chica y casi se le cae la pesa en el pié de la sorpresa.
Ella miraba el móvil distraídamente mientras hacía bici.
Él frunció el ceño y apretó la mandíbula.
<<¿No quieres verme ni escucharme? Bien, como tú veas, vas a olerme entoces...>>
Dejó las pesas y se echó al suelo a hacer flexiones para sudar mucho más.
Las ventajas de sudar nitroglicerina era que olía bastante.
No era asqueroso, casi se podía decir que olía bien.
<<Jé... Veamos ahora si te das cuenta, nena...>>
Miró para ella, con una sonrisa confiada...
Pero nada.
Ella seguía con sus cosas.
<<Maldita bastarda, ¡estoy tratando de llamar tu atención, siéntete afortunada, maldita sea...!>>
Se escuchó la puerta del gimnasio y alguien palmeó su espalda.
-Eh, Bakugou, ¿también estás aquí?
Kirishima estaba allí, con su típica sonrisa.
Él respiraba pesadamente.
-Uff, como huele... Huele fuertísimo, ¿eres tú, hermano?
-¿Qué coño haces aquí, pelo mierda?
-¿Eh? Pues vengo a recoger a (T/N). Hoy vamos a correr juntos.
El rubio parpadeó, incrédulo y vio como la chica bajaba de la bici y se quitaba los cascos.
-¡Kiri, tío! No pensé que te levantaras de la cama. -ríe ella.
<<¿¡Estamos de coña!? ¡DE ÉL SI TE DAS CUENTA DE SU PRESENCIA Y DE MÍ NO!? ¡MALDITA PERRA!>>
-Necesitaba esos dos días para recuperar sueño, ya lo sabes. -ríe él.- ¿Vamos?
-Claro, antes de que me enfríe... -se acerca hasta los chicos y cuando pasa por al lado del rubio ella le saluda con un movimiento de cabeza.- Qué hay.
Salen del gimnasio, dejando a Bakugou con cara de póquer.
Cuando pasan aproximadamente cinco minutos grita, haciendo explotar las palmas de su mano, sudorosas.
-¡¡¡AAAAAAAAGGGGGGHHHHHH!!!
Fuera, la aire libre, Kirishima mira a (T/N).
-¿Y a este qué le pasa ahora? -pregunta el chico.
-A saber. Ni si quiera sabía que estaba ahí.

BNHA One Shots!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora