Cap. 11: Trampa

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Nunca me he sentido atraída hacia ninguna clase particular de hombre, es decir, cualquiera que tenga buen cuerpo y experiencia en la cama, es suficiente ¿No? Mi madre solía decir que, los chicos no eran más que un medio de sufrimiento que puede arruinarte la vida si te entregas por completo; por eso, no arriesgo, no comprometo, no sigo, no creo, y sólo, disfruto del placer sin ataduras.

Soy ambiciosa, entre más tengo, más deseo obtener; las cosas que he anhelado a lo largo de mi existencia, han llegado hasta mi sin mucho esfuerzo; mi familia posee una gran fortuna y para mi beneficio, yo soy la única heredera de ese capital; mis padres se la pasan viajando por negocios, o sólo derroche; motivo por el cual, permanezco en soledad, sin ninguna clase de compañía, más que los empleados que atienden los deberes de la mansión.

Tengo algunos amigos, y digo pocos, porque no todo al que se saluda se le puede considerar como tal; y menos a los que te influyen hacia el lado oscuro de la vida; cuento tan sólo con un chico y una chica, que me sirven de apoyo cada vez que lo necesito.

Emma, tiene 18, al igual que yo; es una mujer muy recatada, con un alto sentido de la moda, y una obsesión por los dulces; creo que si en el mundo no existiera el chocolate, ella hace tiempo hubiese muerto...

Por otra parte, está Bill, es un año mayor que yo y hasta donde tengo entendido, se encuentra estudiando Literatura Inglesa en New York; la verdad es que, después de ese incidente, las cosas entre nosotros cambiaron de forma radical, todo por la codicia de creer que lo que posees no es suficiente...

Recuerdo que teníamos 15 años; salíamos de la clase de Biología, en compañía de Andreas, el mejor amigo de Bill; charlábamos sobre los planes que deberíamos llevar a cabo para el verano, cuando de repente; una chica con un aspecto muy delicado, se acercó a nosotros y solicito algo del tiempo de mi amigo...

Bill se excusó y fue tras ella; ni Andreas, y mucho menos yo, nos íbamos a quedar con las ganas de saber, ¿Qué quería esa niña?

En completa complicidad, empezamos a seguirlos, nos ocultamos tras una pared que daba con el área verde de la Academia y escuchamos todo lo que estaba sucediendo...

- Yo...ammm...quería...

- Disculpa mi atrevimiento, pero, ¿Podrías decirme tu nombre?

- ¿Ah? ¿Qué? ¡Oh, Dios! ¿Aún no te lo digo?

- No lo has hecho; por cierto, yo soy Bill, es un gusto conocerte.

La chica se sonrojo al instante, y con mucha lentitud tomo la mano de Bill, diciendo:

- Soy Karen, y el placer es mío.

- Karen, dime, ¿Qué necesitas de mí?

- Verás, esto es un poco vergonzoso, pero...

- No tienes por qué sentirte de esa manera, sólo, dilo.

- ¿No te molestaras?

- ¿Por qué habría de hacerlo? Tranquila, te escucho.

- Yo, desde que entramos a la secundaria...esto... ¡M-Me gustas! Tú...me gustas...

Tuve que taparle la boca a Andreas para que no soltara un grito de victoria, alabando a Bill por su destreza con las mujeres; mientras yo, experimentaba un sentimiento tortuoso...

No eran celos, tal vez, ¿Emoción?

Sonaba ridículo, carente de sentido, pero, algo en la ingenuidad de esa niña, me provocaba al máximo; como si deseara arrebatarle de sus manos, lo que ella tanto desea...

DestinyWhere stories live. Discover now