Cap. 31: Juicio

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"No hay en la vida que mayor destrucción traiga que tener dañado el juicio de manera que no pueda estimar las cosas en su verdadera y justa dimensión"

- Juan Luis Vives


- Señores del Jurado, ¿Ya tienen el veredicto?

- Sí, su señoría; declaramos a la acusada: Culpable por los homicidios de primer grado realizados el pasado 22 de junio del presente año, donde más de 23 personas fueron victimizadas en el acto.

- ¿Aceptan condición mental?

- Si, su señoría.

- Declaro culpable a la acusada, Anna Heithworth por el homicidio de primer grado, en contra de 23 personas inocentes; sin embargo, por su deplorable condición psicológica: Se le demanda cadena perpetua en la Clínica especialista que el Estado considere propicia; se cierra el caso.

Patético, ¿No?

Acabas con algunas vidas que lo único que tenían de representativas, era la comodidad que le brindaban a los Trümper, sin embargo, me condenan a cadena perpetua, sólo por hacerles más rápido el viaje al otro mundo.

La abogada encargada de la defensa, me abraza inconsolable, como si fuese ella quien estuviese en mi posición...

Siento la repugnancia del momento, y sólo, digo:

- ¿Puedes apartarte? El olor de tu hipocresía, me enferma.

La señorita Nottingham traza una línea de separación entre nosotras, y se limita a observarme; no pronuncia palabra en los próximos minutos; siento como el metal helado de las esposas, acobijan mis delgadas muñecas, dos hombres de exponencial estatura, me sacan del lugar con suma entereza, pareciera que temen "Alertarme".

Dirijo la mirada al suelo, y pienso:

¿Llegaste hasta estancia por un hombre?

Y aunque sonaba ridículo e incluso carente de sentido, la verdad era que, no se trataba de cualquier persona; sólo un predador en potencia como él, podría ocasionar semejante grado de obsesión compulsiva en mí; de sólo imaginar, lo mucho que debe estar disfrutando al lado de su "Novio", hace que la ira se remueva con vehemencia por mis entrañas.

Al menos, me gustaría verlo por última vez, antes de convertirme en un ser inmutable que permanece en estado catatónico por todas las medicinas con las que me drogaran; porque era un hecho, nada de lo que hiciese, me sacaría del agujero en el que sería dispuesta.

No obstante, el arrepentimiento aún no se hace presente en mí.

Mi vida no ha sido satisfactoria, mucho menos el tiempo que pase bajo la sombra de los Heithworth, pero, quizás, sí él estuviese junto a mí, la perspectiva variaría, al punto que, ni siquiera los momentos más amargos de la existencia en la que he divagado, serían suficientes para opacar el panorama, en el que Tom y yo, iríamos de la mano con: La plenitud.

Sentimiento que, en estos momentos, será disfrutado por alguien que no le merece...

No conozco lo suficiente a Bill, pero, ¿Podría matar por Tom?

¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Es demasiado puro y frágil como para manchar sus manos con sangre inocente!

En cambio yo, había abandonado todo mi futuro, solo con la necesidad de lograr, aunque fuese, una diminuta parte de su afecto; deseaba vengarme por su rechazo, sin embargo, la razón fundamental, ocultaba mis verdaderas emociones...

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