Capítulo XIV: Amigas

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Había bajado a la playa con la esperanza de que el recuerdo de Kaleb fuese suficiente para borrar el recuerdo aquellos dorados ojos, pero jamás habría esperado lo que encontró. Vladimir yacía tendido en la arena. Sus ojos azules, siempre tan llenos de amabilidad y alegría, estaban ahora inexpresivos. Vacíos de vida.

Corrió a arrodillarse junto a su cuerpo. Preguntándose qué le habría pasado, le acarició con suavidad la cara y ese cabello tan característico de suyo, que tanto le había llamado la atención. Todavía seguía caliente, por lo que no debía llevar mucho tiempo muerto. La angustia la inundó, mientras recordaba la vitalidad que siempre le había transmitido Vladimir, ahora ausente. Las lágrimas descendieron por su rostro.

Levantó la vista en busca de alguien que pudiera ayudarla. Que le dijera qué debía hacer o a quién debía acudir. La desolación se apoderó de ella al no encontrar a nadie entre los caminos. No sabía qué hacer, se sentía más perdida que nunca y para colmo no podía dejar de llorar. Las lágrimas no hacían más que entorpecer su visión, se sentía inútil y exasperada.

En un intento por tranquilizarse para poder pensar dirigió su mirada al mar. Con horror descubrió que no muy lejos de la orilla, un hombre, que Amy identificó de inmediato, trataba de forzar a Nika Kirchev.

Se levantó de la arena y dio dos pasos hacia ellos alejándose del cadáver. En cuanto logró procesar lo que ocurría, algo en su interior se rompió, como si de una férrea cadena se tratase. Despertando un poder inigualable que corría con fuerza por su cuerpo. La sorprendió tanto, que por un momento olvidó todo cuanto había a su alrededor. Pero el deseo ferviente de ayudar a su amiga la hizo volver a la realidad. En su cuerpo, cantidades inmensas de un poder que no hacía más que crecer, la sobrecogían e incluso la asustaban.

Mientras su mente la bombardeaba con imágenes confusas. Salidas de sus más oscuras pesadillas. Un callejón cubierto de niebla. Sangre. Volvió a oír los gritos que tanto la atormentaban en sueños, tratando de arrastrarla a un abismo del que no veía fin. Haciendo acopio de todas sus fuerzas los ignoró. No podía permitirse el lujo de caer en el yugo de la inconsciencia. Tenía que concentrarse en ayudar a Nika.

Comprendió que si soltaba todo su poder de golpe, tal y como su cuerpo le pedía a gritos, no solo mataría a la criatura cuyo nombre se negaba a acudir a su mente, sino que también a Nika. Lo cual no era una opción. Envuelta en el dolor que le causaba, esa aberración de poder, que según parecía manaba de ella, se las arregló para reunir únicamente una pequeña cantidad. La suficiente para separar a Nika de su agresor sin dañarla. Contuvo la respiración era mucho más difícil de lo que se había imaginado, requería de mucho control, y le provocaba un lacerante dolor no expulsarlo todo sin medida.

Lo que ella veía como una pequeña esfera de luz, golpeó a Sergei de tal forma que el impacto hizo que saliera despedido por los aires hasta que su trayectoria fue interrumpida por unas rocas. El estrépito fue brutal y Amy se sentía temblar. Su pequeña victoria le había pasado factura, el poder que habitaba en ella bullía todavía con más fuerza por salir de ella, para acabar con él. El instinto de supervivencia se estaba convirtiendo en una rabiosa exigencia convulsa en su interior. Ardía en sus venas y atravesaba su abdomen, todavía herido, sin piedad. Amy quería gritar y caer de rodillas. Instintivamente dejó salir parte su propio poder. Por suerte, la conciencia de que Nika aún no estaba a salvo y de que no lo estaría si cedía a su deseo, fue suficiente para hacerla mantener el control. Impidiendo así, que su poder se volviera en contra de su amiga.

Su mirada se clavó en Sergei, sabía que no aguantaría mucho si no hacía algo para destruirlo. Se adentró en lo más profundo de su ser y tomó las riendas de su poder, para empujarlo de nuevo contra él. En seguida vio como Sergei se retorcía en el suelo. Lo que había dentro de ella era puramente destructivo y demoledor. Amy sintió el sudor corriendo por su cuerpo mientras luchaba por que todo aquello permaneciera únicamente dentro del cuerpo de Sergei, si lo dejaba escapar algo más acabaría con todo ser vivo que se encontrase en la playa.

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