Skoll y Hati, caminaban cariñosamente alrededor de Raquel mientras esta los acariciaba y daba de comer. Alexa, afilaba sus armas y las limpiaba justo enfrente.
- Para ser un par de lobos, son muy cariñosos, ¿no? – dijo Raquel mientras caía al suelo cuando Hati se le abalanzó encima lamiéndole la cara – además por lo que he leído, se supone que son la representación de la ira y la repulsión, y la verdad que en absoluto lo parece.
- Hnos me dijo que se hacen a la personalidad de su padre, Fenrir. Sin embargo, creo que me consideran su madre, supongo – comentó Alexa algo confusa, dejando el arma a un lado y llamando a los lobos – la verdad, son muy buenos y fieles.
- Seguro que Hnos tiene razón, eres muy buena Alexa, todavía no entiendo como has confiado tan rápido en nosotros.
- Se os nota en la cara, además Heimdall os aprecia, y siempre ha cuidado de mí. Aún estoy procesando el tema del perro, lo veo todo tan raro... yo... hija de dioses...
- La verdad es que todo ha pasado muy rápido, chicas, ha habido muy poco tiempo para explicar la situación, habéis crecido muy rápido. Principalmente tú, Raquel, has conseguido un gran poder en muy poco tiempo, tenía gran interés en ver si eras capaz de desarrollar ese potencial oculto rápidamente y ¡vaya si lo has conseguido! – dijo Heimdall mientras salía por la puerta de la pequeña cabaña.
Raquel se ruborizó y se levanto del suelo rápidamente. La verdad es que la chica había conseguido un poder semejante a un semidios, a base de los libros encantados de Heimdall. Su apariencia física apenas había cambiado, tan solo se apreciaba una marcada palidez y un mechón blanco en el pelo. Sin embargo, cuando conseguía canalizar toda la energía que fluía a través de ella y en el mundo, todo su cuerpo cambiaba y se volvía una fiera adversaria a distancia. Su pelo se tornaba blanco como las nubes y los ojos azules se electrificaban intensamente, todo su cuerpo se imbuía de un aura poderosa y se llenaba de marcas de runas antiguas y otras lenguas más antiguas todavía. Heimdall, era consciente, nada más verla de que albergaba un poder oculto algo extraño para un ser humano. Es por ello que trato de alimentar ese poder y hacer que despertara con páginas y páginas de hechizos, conjuros e historias del viejo mundo, donde los dioses y los milagros estaban a la orden del día. Con todo ello, Raquel se había convertido en una poderosa bruja de magia arcana, sin ella ser consciente de todo lo que podía hacer todavía.
Por otra parte, en Alexa se apreciaba la marca de la madurez, sus rasgos se habían vuelto más firmes y serenos. Su cuerpo era un templo y ella, era consciente de eso, todo el entrenamiento que había seguido con sus amigos divinos había dado resultado. Su agilidad y destreza con las armas se había mejorado con la llegada de los dos lobos acompañantes que salieron del orbe, nunca se separaban de ella y siempre estaban vigilantes. Sin embargo, Hermes, Heimdall y Hnos, eran conscientes de que algo más hacía falta para que Alexa desatara todo su potencial.
- Quisiera encontrar a Tobías, rápido.... - susurró Raquel con pena a Alexa.
- La verdad es que yo también - contestó Alexa - no hemos hablado tanto como tú y yo, pero siento que quiero conocerlo y cuando está él - hizo una breve pausa - es como que tengo más energía, desde que estáis aquí, me siento más completa... es raro, a penas nos conocemos pero, le necesito cerca.
- Te entiendo, desde el primer día de universidad que se sentó a mi lado siento algo parecido, y cuando al final, después de 4 años acepté que no solo era mi amigo... fue espectacular, te llenas de energía y Tobías... Tobías te motiva y te hace crecer, es un don - abrazó Alexa tiernamente y ambas sonrieron con esperanza en los ojos.
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La caída de los Dioses
Teen Fiction¿Cómo te sentirías si una mañana te despertases y toda tu realidad se desmoronase?¿Qué harías para llegar a descubrir el verdadero sentido de tu vida? ¿Realmente puedes fiarte de un Dios? En estas páginas encontrarás la historia de Tobías, un estudi...