Ya había pasado un rato desde que me había decidido a pasármelo bien. Mis amigos y yo seguíamos en la zona de sofás, pero ahora había mucha menos gente, más exclusivo. Mi grupo no era muy grande, Marena, como siempre, y un par de chicos y chicas mas. Echaba demasiado de menos a Jofiel. Él era lo más parecido a un hermano que tenía, era hijo de un amigo de mi padre ya fallecido. Jofiel se había quedado huérfano con solo 6 años y mi padre decidió criarlo, yo no recordaba mi vida sin él. Era el mejor hermano que podía desear. Hacía cuatro años que no lo veía, con 16 había decidido ir a Estados Unidos para empezar allí una nueva vida.
Había creado su propio clan muy fiel a la organización que utilizamos aquí, a todo lo que había aprendido. Sabíamos que le iba bastante bien, se había ganado el respeto de muchos peces gordos y el éxito le acompañaba.
El alcohol empezaba a hacerme efecto. A pesar de que llevaba muchos años consumiéndolo nunca me acostumbraría a esa sensación. Me descalcé y me dirigí al aseo. Mientras caminaba observaba a la gente bailar. La música resonaba por todas partes. Antes de cruzar la esquina para entrar en el baño vi a un chico, lo conocía de algo.
Era Ettore, aunque la mayoría lo conocían como Etto. Sus padres habían sido íntimos de los míos. Hasta tal punto que su madre había acompañado a la mi padre al altar. Pero después de la muerte de mi madre, cuando mi padre pidió hacer "la legge della mafia" más dura ellos se negaron y el conflicto acabó por romper el acuerdo de paz entre las familias.
Decidí ignorarlo y seguí mi camino. El baño estaba vacío, los acabados en madera de bambú dejaban ver el nivelazo del local. Me miré en el espejo. El top blanco conjuntaba de maravilla con aquellos shorts vaqueros. Mis uñas acrílicas seguían intactas y mi pelo empezaba a rizarse por la humedad del lugar.
Eche un último vistazo a la puerta. No parecía que nadie viniera. Metí la mano en una de los bolsillos pequeños de mi pantalón. Saqué unas cuantas pastillitas de colores: Éxtasis.
Cogí un par y me las metí en la boca. No era la primera vez que lo probaba. No era algo común en mí, pero no era la primera vez. Me agaché y bebí un poco de agua, y cuando me aseguré de que no quedaba ningún rastro salí.
Mis amigos seguían donde los había dejado, las botellas volvían a estar llenas. Habían pedido otra ronda. Me acerqué a Marena y comencé a bailar con ella. Su melena rubia y sus ojos negros me acogieron sin preguntar dónde había estado. La música era más intensa que antes. Había vuelto, volvía a ser "la estrella de la fiesta".
El tiempo pasaba rápido, los efectos del éxtasis cada vez eran más fuertes. Estaba feliz, más feliz que nunca. La noche estaba cayendo, era hora de irnos, la terraza no tenía una licencia de apertura amplia. pero yo no quería irme, no ahora.
-Eh, vosotros ¿Ya vais a iros?¿Tan pronto?
Giré la cabeza hacía la dirección de la que provenía la voz. Era Etto. Esto no iba a acabar bien.
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♾VITA♾
Teen FictionLia no indicaba buenas noticias, al contrario que su nombre. Vivir en Palermo no era lo óptimo para que esta chica creciera , a lo que su familia tampoco ayudaba, los Rocca eran propietarios de unos famosos clubs en la ciudad (aunque estos sólo fu...