Se hizo el silencio. Sabía a qué se refería. Quería acostarse conmigo, y qué mejor forma que ganando una apuesta. Pasé la mirada por las caras de todos los presentes buscando alguna reacción, pero nada. Todo se quedó congelado. Mis posibilidades de ganar seguían siendo mínimas, pero no tenia nada más que apostar. No podía arriesgarme a perderlo todo, pero tampoco podía salir corriendo. Ya habían repartido las cartas, la única forma de salir de aquí sin jugar era con un tiro en la cabeza. No podía perder mi honor rindiéndome. No esta vez, tenia que empezar a tomar conciencia de mis actos. Fulminé a Etto con la mirada por haber pensado en mí para jugar
- Non abbiamo tutta la notte, piccolina - protestó Junior
- Está bien. Acepto
Ya llevábamos una ronda. Las manos de Junior cada vez sudaban más. Después de perder dos tiradas seguidas se estaba dando cuenta de que apostar todas las mercancías que llegaran al puerto a su nombre había sido una mala idea. Sobretodo porque los próximos 6 meses serian duros para él sin ese dinero. Junior venia de las favelas brasileñas. Su carrera como narcotraficante había empezado allí hace unos 15 años, después había escapado de la justicia y se había refugiado en Colombia donde había conocida a la que hoy en día era su mujer "La Negra". Más tarde ambos se habían mudado aquí para distribuir la mercancía que les enviaban desde Río de Janeiro.
- A ver, a ver...- susurró Gian pensativo - ¿Qué te podemos exigir como prueba? - se preguntó retóricamente
- Hermano, parece que tiene calor - soltó Battista levantando la vista de los labios de su acompañante
-Ajá - respondió Gian entendiendo las palabras de su amigo. Pero la cara de Junior no tenia nada que ver con la suya. Parecía no entender qué querían decir
- Desnúdate- ordené simplificando la idea que tenia Gian. Junior rápidamente lo miró buscando una afirmación o un milagro que le salvara de esta situación
- Ya la has oído
Junior empezó a quitarse la ropa quedándose en ropa interior y aun con los joyas puestas
- Las bragas también amigo - ordenó Azzarelli riendo con voz ronca. Junior se desprendió de la ultima prenda que le quedaba y se sentó rápidamente
La siguiente tirada era entre Gian y yo. Él había ganado la ronda anterior contra Junior. Su sonrisa picara y su mirada retándome me hacia confiar mas en mí. No podía tener tanta suerte. Posamos nuestras manos sobre nuestros respectivos montones de cartas. La baraja era nueva, seguramente recién estrenada, sin embargo la primera carta de Gian tenia una esquina un poco doblada. La voz de Azzarelli indicando que levantáramos la carta me sacó de mis pensamientos. 7 de oros. Había sacado un 7, mientras que la carta de Gian era un 10 de corazones. Intenté que mi mal estar no se notara demasiado. Él me miró y sonrió triunfante
- Vamos con la segunda
Esta vez no quise ni mirar la carta. La voz de Etto diciendo que pasábamos a la siguiente ronda me relajó. Por fin algo bueno. Me preparé para jugar contra Etto y sentí como Gian se revolvía en la silla. Etto se veía más serio, más centrado en la partida. Daba suaves golpecitos encima del tomo de cartas haciendo tiempo hasta que tuviera que girar la primera y enseñar el resultado. El lenguaje de gestos era lo que nos delataba. Un buen jugador nunca se permitiría hacer este tipo de cosas, un buen jugador seria como Gian. Mostrándose indiferente, la gente puede oler el miedo. Y una persona con miedo es mucho mas fácil de vencer
- Un 5 - dijo en tono serio poniendo la carta boca arriba. Yo le mostré la mía. Un 8 de picas. Bien, esto mejoraba por momentos. Me preparé para levantar la siguiente carta. Hicimos una breve pausa para rellenar nuestras bebidas. Mientras la mujer llenaba mi copa yo calculaba cuántas tiradas nos quedarían. No se me daba mal jugar a las cartas, y aunque hiciera trampas contando los puntos siempre solía ganar. Pero aquí, este juego no mostraba inteligencia, era un juego para ver quién los tenia más grandes. Nada mas.
- 5 de tréboles - estaba vez empecé yo. Era un numero muy bajo, el más bajo que había echado en toda la partida. Etto volteó la suya. En ese momento algo se despertó en mí. Había sacado un 2, un 2. La alegría me invadió aunque intenté controlarlo. Por mi mente pasó preguntarle por un tema personal. Pero rápidamente cambie de idea, eso me podía hacer más daño a mí que a él. Sacar el tema de la muerte de mi madre y de la distancia que hubo desde entonces podía volverse en mi contra. Por lo que decidí aprovecharlo de otra manera
- ¿Hacéis tratos con Mogilevich? - pregunté. Mogilevich era el capo de los capos en la Bratvá, o conocida como mafia rusa. Desde hace dos meses los rumores que los unían eran cada vez mas fuertes. Para nosotros este tipo de contactos nos podían perjudicar. Etto me miró y después repasó la cara de los presentes. Sabia que había dado en el clavo. Él se aclaró la voz - Es fácil, un sí o un no. Solo eso - dije mientras acariciaba mi pelo
-Sí - respondió mientras desabrochaba el primer botón de su camisa. Esto cada vez estaba más tenso
Los juegos pasaron y pasaron. La mala suerte no me acompañó durante toda la partida. Aunque no perdí mas veces tampoco conseguí ganar. Junior había conseguido remontar e iba bastante bien, pero sin embargo el que tenia mejores resultados era Gian. Había ganado la mayoría de las partidas. Era un justo ganador
Volvía a ser nuestro turno. Gian me miró sonriendo, era la ultima tirada. En mis manos estaba que se proclamara ganador o hacer una segunda ronda. Mis esperanzas se desvanecieron prácticamente con la primera carta. Mi 6 no podía hacer nada contra su 11. Él soltó una carcajada y empezó a frotarse las manos. En la siguiente no tuve más suerte. Había perdido. Las carcajadas de Gian partieron el silencio
- Bien jugado chico - Susurró Azzarelli mientras se levantaba para abrazarlo. La cara de Etto era un poema. No estaba acostumbrado a perder, no se lo podía creer. Yo simplemente di un largo trago a mi copa hasta que la termine. Con lo cerca que había estado. Eso no me preocupaba tanto como la recompensa. Nos fuimos levantando lentamente mientras Gian y Battista se abrazaban eufóricos. Junior empezó a vestirse en el momento en el que Azzarelli abandonaba la habitación. Etto simplemente se dirigió en dirección al balcón sin decir nada
- Así me gusta ¡Id pasando por caja! - exclamó Battista a carcajada limpia mientras recogía las llaves de la villa que había apostado Etto. Gian me miró
- Creo que es hora de ir a casa
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♾VITA♾
Teen FictionLia no indicaba buenas noticias, al contrario que su nombre. Vivir en Palermo no era lo óptimo para que esta chica creciera , a lo que su familia tampoco ayudaba, los Rocca eran propietarios de unos famosos clubs en la ciudad (aunque estos sólo fu...