Capítulo III

89 4 0
                                    


El silencio se mantuvo durante unos segundos más. Finalmente Rocca tomó la palabra.

- Una nueva droga proveniente de Marruecos - tomó aire y miró a Gian - O eso tengo entendido

- ¿Qué clase de droga? - preguntó Lia

- Nada sintético, la cultivan en el Rif. Tengo un amigo en Melilla que nos podría facilitar el transporte - respondió Gian mientras observaba su copa

La risa seca de Rocca resonó por la habitación - Parece un plan demasiado bueno como para querer compartirlo con nosotros, Caruso - sentenció mirando al joven

- ¿Y por qué no? Podemos ayudarnos entre nosotros. Vosotros os encargareis de distribuirla en los clubs y yo de que la policía no se entrometa - sugirió con un movimiento de manos, intentando demostrar que todo estaba bajo control

- Nosotros no tratamos con policía, deberías saberlo - respondió Rocca

- Ni nosotros ni nadie ¿no? La Liga no está de acuerdo - añadió Lia, sabía que algunas familias sí tenían tratos con la autoridad, aunque no se permitiera. Y los Caruso no eran la excepción

- La Liga debe renovarse, además, de eso me encargo yo. No debéis preocuparos

- No es así de fácil. La gente quiere jugar con las mismas normas...

- ¿Y quién se encargaría de recibir la mercancía? - preguntó Lia dejando de lado a la Liga. Gian se rascó la barba antes de responder

- Haremos un puerto común. Un grupo mixto que se encargue de eso

- A la Liga no le gustará. No quieren alianzas fuertes - respondió Lia

- A la Liga no le gusta nada - añadió Rocca con recelo 

- Traeré a unos cuantos hombres, los prepararemos para empezar cuanto antes

- Pueden usar nuestros bienes, a cambio de rebajar el porcentaje que os llevaríais claro - aclaró Rocca - 45%. No hay más

Gian rió - Está bien, quiero demostrarte que podemos hacer cosas grandes juntos - respondió

- Mandaré preparar la nave de Solanto para organizar todo allí - sugirió Lia

- También una habitación para nuestro nuevo invitado - añadió Rocca mirando a Gian. Si lo tenía viviendo bajo su techa sería mucho más fácil vigilarlo. La gente no era tan amable sin recibir algo a cambio. Lia asintió

Franccesco abrió la puerta. Miró a Lia sorprendido, pero rápidamente su mirada voló hacía Rocca.

- La gente espera para cenar. Todos están ya sentados - informó

- No nos esperéis a Lia y a mí - respondió su padre. Rápidamente Gian y Franccesco abandonaron la habitación en dirección al jardín. Lia lo miró, él ya se había puesto de pie y estaba guardando la botella en el armario - ¿En qué estabas pensando? - le recriminó

- Sabes que estoy preparada - respondió - Es el momento de que me des más protagonismo. Yo podría encargarme de este trabajo

- No puedes entrar en una reunión como si nada - refunfuñó - Si quieres ser útil encárgate de él. No me fio

- ¿Por qué? Quiere una parte que le corresponde, nada más - preguntó Lia

- ¿Y por qué nos ha elegido a nosotros? Son amigos de los Piras, podrían habérselo ofrecido a ellos

- Los Piras no tienen tanto poder desde que encarcelaron a Titi. Podemos hacer cosas grandes papà

- Vete al banquete, voy a hacer una llamada - sentenció mientras le acariciaba el cabello. 

Lia abandonó la habitación, caminó por el pasillo hasta llegar al salón. Ahora estaba completamente vacío, las copas se extendían por toda la sala, desde las estanterías hasta los primeros escalones de la escalera. Se dirigió hacia el jardín, los comensales ya ocupaban sus mesas, estaban distribuidos por familias. 

Los farolillos alumbraban el banquete desde las ramas de los árboles, los centros de mesa eran coloridos y al fondo, cerca de la piscina, habían colocado una barra para pedir bebidas. El servicio se movía de un lado para otro, cargados con los platos.

Un menú familiar: como entrante una gran tabla de queso y fiambre, además de coctel de marisco, de primero pasta tartufo, una excelente receta de una de las cocineras de la casa, y de segundo carne a la brasa. A su padre le encantaban este tipo de fiestas, más aun las que eran únicamente familiares, aunque consideraba que este tipo de reuniones servían para crear relaciones dentro de la Liga.

Consiguió divisar a María entre la gente, se acercó rápidamente hacia ella, sabía que no le gustaba estar sola en las reuniones. Se sentó a su lado y después de una sonrisa se sirvió la comida.

- Mi padre viene ahora, tenía que hacer una llamada - susurró par que solo María pudiera escucharla

- Como no, ni si quiera hoy podía dejar de trabajar - susurró para si misma. En ese momento apareció Rocca. Dio una fuerte palmada para llamar la atención de todos los invitados, y después de unas amistosas palabras recibió un fuerte aplauso. Se acercó hacía la mesa y se sentó sin antes depositar un suave beso en la cabeza de su mujer.

Desde la distancia Gian observaba la escena, hasta que su mirada se cruzó con la de Lia.




♾VITA♾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora