08| Peligro latente.

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—Así que... ¿qué edad cumples?—preguntó Krillin con una copa en mano, su esposa androide le apoyó acercándose a Bulma y formulando la misma pregunta, mientras que la vena en la frente de la cumpleañera comenzó a palpitar.

—Cumple treinta y ocho—comenta Vegeta en voz baja, pero perfectamente audible para los curiosos. Bulma pareció explotar y antes que lo hiciera sobre su ex marido, este desapareció de su campo visual.

¡Pobre de Krillin!

Por su parte, el príncipe Saiyajin comenzó a caminar entre la fiesta pensando en que debió haber traído su cápsula de entrenamiento, ¡ah! ¿Por qué demonios se encontraba en esa estúpida actividad? Oh, claro ¡¡Kakarotto!!

"Vegeta"

El apretón en sus puños desapareció a la vez que miraba al cielo con extrañeza.

—¿Kaio?

"¡Vegeta! Debo contarte algo sumamente importante"

—¿Es sobre Kakarotto? Porque si es así, yo...

"En parte, ¡alguien muy peligroso se acerca a la Tierra!"

—¿De quién se trata?

"Bills, el destructor. ¡Goku pidió enfrentarlo y el muy cabeza hueca fue derrotado de dos simples golpes!"

—¡¿De dos golpes, dices?!—Comenzó a temblar de manera involuntaria.

“El futuro de la Tierra depende de ti, Vegeta", y con ello, la conexión se cortó.

¿Por qué eres tan impertinente, Kakarotto?, pensó preocupado por el menor, porque para qué negarlo a sí mismo; Las palabras del Kaio le habían asustado de un manera que le molestaba, pero...

—¿Qué querrá Bills el destructor en la Tierra?—se preguntó en voz alta.

—Yo puedo responder a ello, pequeño príncipe.—Entonces le miró. Un pequeño recuerdo inundó la cabeza del príncipe... Su padre, Bills... Apretó los puños a sus costados.

¿Qué le sucedía? Ni siquiera con Freezer sentía su cuerpo contraerse del miedo, y ahora ahí estaba, tiritando de tan solo ver a tan poderoso Dios—. Eras tan solo un niño cuando fui a ver a tu padre, el rey Vegeta.—De nuevo aquel recuerdo de su padre siendo pisado como cualquier escoria, se tragó su ira.

—Bi... Señor Bills, ¿qué hace aquí?

—He venido buscando algo, dime... ¿sabes algo sobre el dios súper Saiyajin?

Negó confundido—. ¿Un dios súper Saiyajin? Jamás he oído sobre ello.

Poco, faltó poco para que tanto aquel Dios como su ángel se fuesen de allí discutiendo sobre que todo lo del tal "dios súper Saiyajin" no era más que un sueño, mas la aparición de la cumpleañera significó un cambio de planes, pues sin dudarlo se acercó a tan extraños forasteros.

—¿Son amigos de Vegeta? ¡Están invitados a mi fiesta de cumpleaños! Pasen, pasen.

Por supuesto que ella estaba un "poco" pasada de copas. Vegeta trató de detenerle en su caminar, pero Bulma le miró con reproche.

—Que hayamos terminado no significa que no pueda hablar con otros hombres, Vegeta.

El nombrado quedó petrificado. ¿Qué demonios? Él no... Solo quería..., pero viene Bulma borracha y ¡argh! Vegeta simplemente siguió a los tres con los nervios a flote. Bills no era un Dios con mucha paciencia, y si la perdía no se quería ni imaginar las consecuencias.

Estaba sumamente agotado

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Estaba sumamente agotado. Correr de un lado a otro como un jodido sirviente no era algo de lo que estuviese acostumbrado y no creía que algún día llegase a estarlo. Vegeta se sentó por fin viendo a lo lejos como el Dios de la destrucción degustaba la comida terrícola.

Por el momento había logrado que Bills se sintiese a gusto, ¡hasta había tenido que bailar! ¡Él, el príncipe de los Saiyajin! Vegeta cerró sus ojos, tan solo unos segundos bastaron para que ocurriese la desgracia, y antes de poder notarlo el Dios estaba furioso.

¿Ya qué importaba? El estúpido ser rosa acababa de ser derrotado por no regalarle un pudín ¡un mísero pudín! A Bills y este ya estaba decidido a destruir todo a su paso, cierto, ¿ya qué importaba? Comenzó a elevar su ki mientras veía como ciertos insectos eran derrotados ¡e incluso la fusión de su hijo y el mocoso de Kakarotto! Tembló de miedo, pero ello no podía quedar así, debía ayudar ¡el miedo no podía vencerle! Un sonido sordo le desconcertó unos segundos, Bulma había acabado de abofetear a Bills ¡no lo podía creer! Mejor ¡no quería creerlo! Más todavía cuando le devolvieron el golpe haciéndola volar por el impacto y caer al piso como un peso muerto, qué decir ¡ello le enfureció!

La mujer que le había dado un techo, cuidado, amado, ¡e incluso comprendido y aceptado cuando comenzó a sentirse atraído por su mejor amigo! Bulma no lo odiaba por ello ¡se sintió feliz por él! No supo cómo y el porqué, pero elevó su ki de manera monstruosa y ya se encontraba volando en dirección a Bills para golpearle, y eso hizo, le asestó unos buenos golpes que en realidad no duraron bastante, el dios tomó la compostura ¡y lo mandó a volar!

Un ápice de tristeza se posó en Bills por tener que destruir un planeta cual comida era la más deliciosa que había conocido en sus años de existencia, así que decidió darles una segunda oportunidad; Si alguien le ganaba en piedra, papel o tijera, la tierra se salvaría, pero si no... El elegido por aquel Dios para jugar fue Oolong ¿y por qué no? Era rosado, tal y como el sujeto que no quiso darle pudín.

La tensión era palpable, y cuando Oolong perdió, toda esperanza terminó en nada.

¿Ahora qué será de la Tierra? Se preguntó Vegeta sabiendo la jodida respuesta. Apretó los puños con impotencia, viendo al Dios elevarse recitando "antes de la creación viene la destrucción", quizá lo último que podría oír antes de desfallecer junto al planeta, mas todo pareció detenerse cuando sintió la presencia de "él" y, de pronto, sintió sus fuerzas renovadas. No podía ya darse por vencido, no con él allí.

—¡Bills!

Todos se abrieron paso al oír al de pelos parados, dejándole pasar hacia Bills, el destructor—. Por favor, señor Bills. Necesito... tan solo unos minutos.

Las esferas del dragón volverían a ser utilizadas.

Una mirada bastó para relajarle después de todo aquel caos

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Una mirada bastó para relajarle después de todo aquel caos. La llegada de Kakarotto no fue el reencuentro que ambos hubiesen esperado, mas las miraditas de vez en cuando entre ambos eran suficiente.

La noticia del embarazo de la esposa de Gohan acababa de ser anunciada, y con ello, volvieron las esperanzas de que todo aquel ritual para crear al "súper Saiyajin Dios" fuese a resultar.

—¡Oh por Dios, Vegeta!—El nombrado miró a su ex esposa.

—¿Eh?

—¿Será que ello te convierte en... abuelo?—preguntó pegándole con el codo y subiendo y bajando sus cejas con gracia. Todos los colores fueron a parar al rostro del "futuro abuelo".

—¡Silencio, mujer!

Ya estaban los seis Saiyajin de... ejem... corazón puro... La batalla estaba a punto de comenzar.

¡Yo voy arriba! | Yaoi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora