10| ¿Dónde está Vegeta?

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El canto de pájaros anunciaba un nuevo día. Luego de la ida de Bills Goku volvió a casa como si jamás hubiese desaparecido por dos meses con dos días y medio, Vegeta optó no discutir y solo ignorarle —cosa que para el peli palmera resultaba ser mucho peor—. Hubo disculpas de por medio y sin razón aparente una noche Vegeta le perdonó para luego ambos quedarse dormidos.

Este nuevo día —donde por fin no estaban peleados—, Goku abrió sus ojos con pereza, miró a su lado sin encontrar rastros del príncipe, pero sonrió sin darle mucha importancia ¡pues Vegeta solía levantarse mucho más temprano! Según este ¿por qué estar acostado si se podía estar entrenando? ¡Qué hombre más insaciable!

El Saiyajin de cabello rebelde trató de colocarse de pie, pero el sueño fue mayor. Soltó un bostezo tapando su cabeza con la almohada ¡hubiera seguido así por horas!, mas el rugido de su estómago le obligó a ponerse de pie y caminar como muerto viviente a la cocina. Se sirvió una taza de leche que llenó de cereales y se dispuso a comer en silencio, aburrido.

Se preguntó por Vegeta, entonces cerró sus ojos concentrándose en saber su ubicación para quizás ir y aparecerle de sorpresa ¡le encantaba hacer ello! Valía la pena recibir un golpe si es que podía pillar por un milisegundo a Vegeta con una expresión contraria a su típico semblante "impenetrable". De pronto, Goku pareció atragantarse con su pobre desayuno —del cual aún así quedaría con hambre—, se colocó de pie terriblemente asustado: No podía sentir el ki de Vegeta.

 De pronto, Goku pareció atragantarse con su pobre desayuno —del cual aún así quedaría con hambre—, se colocó de pie terriblemente asustado: No podía sentir el ki de Vegeta

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—¿Ha visto a este sujeto? ¿No? Bueno... cualquier cosa llamen a este número. ¿Ah? Sí, está desaparecido.

—¡Hola! ¿Por casualidad ha visto a...?
¿No? Okay, entiendo...

—¡Hola, soy Goku! ¿Ha visto a este...? ¡Eh, eh! ¡No mire tanto la foto!

—¿Lo ha visto? Es mi novio, desapareció hoy... Se llama Vegeta y él no lo sabe aún, pero ¡es mi uke!... ¡Ah! ¡Espere, no se vaya aún!... Entonces, ¿lo ha visto?

¿Cómo podía desaparecer así como así? ¿Acaso se escondía como venganza o... simplemente...? ¡¡Ah!! ¡Quizás lo habían secuestrado! Goku recorrió la ciudad sin hallar pistas del paradero de su pareja, entonces, ya resignado a que no avanzaría de esa manera concurrió a la mujer que más conocía a su príncipe.

—¿Me dices que desapareció de la faz de la Tierra?

—Sí, yo... le he buscado por todos lados. Su ki no se siente y...

—Tranquilo, solo vete a casa. Vegeta ha de estar bien.—Bulma le dio la espalda, mas Goku, curioso, se le apareció de frente.

—¿Cómo tan segura? ¿Acaso...—Se acercó con ojos entrecerrados—... sabes dónde está y no quieres decirlo?—De pronto, se sintió nerviosa. Por supuesto que sabía dónde estaba Vegeta, él mismo recurrió a ella para que llamase al ángel del Dios de la destrucción para así pedirle que lo entrene. Todo esto a espaldas de Goku.

—¿Y-yo? Pfff. Por supuesto que no, solo vete a casa que tengo cosas que hacer.

—Bulma...—Su nombre en labios de su mejor amigo detuvo su huida—. Solo dime dónde está, no intentaré ir tras él ¿okay? Ni siquiera sabrá que lo delataste.

Ella soltó un suspiro pesado, no podía mentirle a su mejor amigo. Ahora solo le quedaba creer en su palabra.

 Ahora solo le quedaba creer en su palabra

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—¡Por favor, señor Wiss, entréneme!

Estaba segura: No volvería a creer en las "promesas" de ese idiota. Desde que le contó que Vegeta fue a entrenar con tal sujeto, simplemente se quedó callado, tranquilo. Todos los días comenzó a ir a su hogar excusándose con un "vengo a visitar a mi amiga ¿qué hay de raro en eso?". Ah, claro que había gato encerrado. Descubrió sus verdaderas intenciones en cuanto Wiss volvía a visitarla, pues Goku prácticamente se lanzó hacia él para pedirle entrenamiento, de seguro todas las veces que su amigo iba a "visitarle" era para ver si se aparecía el ángel.

Pasó un buen rato en que sí, Goku estaba siendo un verdadero grano en el trasero, pero llegó el momento en que Wiss le otorgara el aclamado "sí, vámonos". Agh ¡Vegeta la iba a maldecir en sus pensamientos! Claro, en cuanto se enterase que Goku le había descubierto gracias a ella y su gran bocota.

Para el Saiyajin criado en la Tierra, volver a ver a Vegeta fue como si el mundo se detuviera de golpe. Quedó pasmado viéndole esperar su llegada —bueno, la de Wiss, pero prefería pensar que era la suya— en aquella roca, por cierto, portando un delantal rosa, mas cuatro palabras, solo cuatro palabras de parte de su pareja hicieron que el encanto se esfumara...

—¿¡Qué haces aquí, Kakarotto!?—¿Que qué hacía allí? ¿En serio lo preguntaba? De un segundo a otro toda alegría pasó a ser enojo.

—¿Que qué hago aquí? ¡Desapareciste, Vegeta!

—¿Y qué? ¡Tú también te largas y no vuelves en meses!—Vaya, le parecía un buen punto, pero ¡rayos! ¡Él al menos avisaba, y de paso, se despedía!

—¡Es-estaba preocupado! Además...—Miró a Wiss por el rabillo del ojo sintiéndose enrojecer por sus propios pensamientos, mas no le salieron las palabras, y cuando por fin quiso hablar, cierto ángel tomó la palabra.

—Les pido que bajen la voz. No querrán que el señor Bills se despierte—interrumpió causando que ambos le miraran—. Son Goku, por cierto, ¿no querías ir al servicio?

Vaya que Goku no quería dejarles solo, cierta molestia en su interior se lo impedía, sin embargo, ¡ya no aguantaba! Estuvo a poco de orinar allí mismo, pero un Vegeta salvaje lo corrió apuntándole el lugar donde estaría el baño.

Por su parte, Wiss miró al príncipe Saiyajin con una sonrisa ladeada. Vaya extraña la escena que había presenciado de esos dos.

—Enséñele el lugar y como funciona todo esto ¿bien?

—Sí, señor Wiss.

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