13| Tensión.

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Un nuevo día en el planeta de Bills. Vegeta no necesitó de alarmas o pájaros molestos; simplemente abrió sus ojos tan temprano como tantas otras veces. El Saiyajin acostumbraba a levantarse temprano. "Con las gallinas", solía decirle Kakarotto, el cual no despertaría ni con un terremoto.

No llevaba contados los días, pero sí habían pasado varios desde que la pareja comenzó a dormir en una cama. Bien, en realidad seguían durmiendo en dos camas, solo que estas se encontraban unidas, sin espacio de por medio. Mirando a Kakarotto dormir a su lado, Vegeta recordó cuando una noche, llegando al dormitorio, se encontró con la hazaña de su pareja, el cual había unido ambas camas e incluso se había conseguido sábanas más grandes para el nuevo "lecho" que compartirían.

Y en ese momento Goku dormía tan relajado que cuando Vegeta estiró su mano a su dirección, no hizo más que tocar su cabello y remover algunos mechones en su rostro con una delicadeza no propia de sí. Tras notar sus acciones, retiró su mano negándose a despertar a ese cabeza hueca; así que negó con su cabeza y tras colocarse de pie caminó a la puerta y salió cerrando a sus espaldas, iniciando así una nueva mañana de labores antes de seguir con su entrenamiento.

 Tras notar sus acciones, retiró su mano negándose a despertar a ese cabeza hueca; así que negó con su cabeza y tras colocarse de pie caminó a la puerta y salió cerrando a sus espaldas, iniciando así una nueva mañana de labores antes de seguir con...

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Maldición. ¿Cómo podía existir alguien tan fuerte como Wiss? A lo largo de su vida, Vegeta siempre tuvo que vivir bajo la idea de que existian seres más fuertes que él... y lo aborrecía. Aborrecía estar bajo la sombra de Freezer, aborrecía que no solo él, sino que también sus lamebotas fueran más fuertes que él. Era un gran golpe a su orgullo; un golpe que se intensificó cuando supo que un Saiyajin de clase baja, como lo es Kakarotto, fuese más fuerte que él, ¡el principe de los Saiyajin!

Lo odió tanto... Tal así en que no sabría identificar el momento exacto en que comenzó a tenerle afecto, y menos el cuando cayó enamorado de aquel cabeza de palmera. ¡El Vegeta del pasado jamás lo creería! Kakarotto era su némesis, su eterno rival... Había comenzado a considerarle una figura que superar, no obstante, ese tonto de Kakarotto siempre lo trató como un igual. Él pudo ser el primero en convertirse en un súper Saiyajin e incluso fue el primero en superar esos poderes, pero Vegeta nunca estaría bajo su sombra; Goku siempre le demostró que podía luchar a su lado, y Vegeta aceptaba en su interior que sin él no sería ni la mitad de fuerte que lo que es ahora.

Todos los pensamientos positivos en torno a Kakarotto se esfumaron apenas este hizo acto de presencia, quejándose en tono de berrinche de no sabía qué tantas cosas. Vegeta se cruzó de brazos con curiosidad.

—¡Eres un tramposo, Vegeta!—Vaya... el nombrado alzó una ceja pensando en qué tanto había hecho, pero se sorprendió a sí mismo al notar que efectivamente no había hecho nada malo, al menos no algo malo de lo que él se haya podido enterar.

—¿Y a qué se debe el sermón?—musitó a la vez que divisaba la aparición de Wiss tras de Goku. Al parecer por fin podrían iniciar con el entrenamiento del día.

—¡No me despertaste!—¿Qué? El mayor frunció el entrecejo, olvidando completamente la nueva presencia.

—¡No soy tu alarma!

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