Noche XXIV. Lencería

144 15 98
                                    

—No, Allistor—Se niega Francis, indignado.

El otro hace un gesto tan aniñado que casi parece un infante haciendo un puchero.

—¡Pero si ya te vestiste de mujer una vez! No debería ser problema para ti usar esto ahora...

—¡Pero una cosa es un vestido y otra cosa muy distinta es...! ¡Eso!

—¡No es distinto! —Insiste.

—¡Que sí!

—¡No!

—¿Quieren callarse? —Interviene Arthur, mirándolos reprobatoriamente desde la tina—¿No ven que estoy tratando de relajarme? tuve un día pesado.

—¡Él empezó! —Acusa Francis, apuntando al pelirrojo.

Arthur rueda los ojos.

—Oye, Allistor—éste gira hacia él—¿qué tienes en las manos?

—Esto—Dice, y estira las telas delante de Arthur como si fueran lo más normal del mundo. El príncipe mira a Francis de manera por demás sugerente.

—No, no, no, no. ¿Tienes idea de lo ridículo que me vería usando ropa interior de mujer? ¡Eso sí que no!

Francis se cruza de brazos y se indigna todavía más. No va a aceptar más insistencia y ni siquiera accederá con Arthur por su posición de príncipe ni mierdas.

—Allistor, deja eso—Dice, y éste hace un gesto de airosa frustración y se sienta en la cama.

Un silencio sepulcral. Ninguno de los tres dice nada más, hasta que a Allistor se le vuelve a ocurrir insistir con lo mismo.

—Hazlo tú, Arthur—Dice, más divertido que otra cosa, y Francis gira un poco hacia la tina, medio intrigado.

—¿Yo? —Inquiere.

—Sí—Insiste Allistor.

Arthur lo mira con gesto cansado.

—Lo hago si prometes no hinchar más las pelotas ni a Francis ni a mí.

Allistor no dice nada. Francis termina de girarse y se sienta junto a Allistor a los pies de la cama, y cuando Arthur termina de ponerse la ropa que se le ve irrisoriamente ridícula, el galo y el celta explotan en risa.

Las carcajadas se escuchan, probablemente, hasta el pasillo, y Arthur se irrita en serio.

—Bien, bien, lo siento—Dice Allistor secándose una lagrimita—, tenías razón, Francis, se te iba a ver muy ridículo. Es cosa de mirar a Arthur.

—¡Oye! —Se indigna el romano.

—Sácate eso por favor, Arthur—Se ríe Francis aún, echándose hacia atrás hasta caer en el colchón sin poder contener la risa.

Arthur frunce tanto el ceño que sus cejas ya pronto se tocarán.

—No tiene puta gracia—Dice el príncipe, desvistiéndose rápidamente y lanzando las telas lo más lejos que puede, o a la cara de los otros dos.

Ya se lamenta al pensar que tendrá que aguantar sus risas durante casi toda la noche.

~Noche XXIV. Fin~

Perdón por ridiculizarte, Arthur XD.

APH: Primus Inter Pares | ScotEngFraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora