Noche XV. Represión

217 22 48
                                    

Lo mira, lo aplasta y lo sigue mirando sin cometer acción, devorándolo con los ojos. Arthur se estremece. Tiene las piernas rodeándole la cintura, los brazos sobre la cabeza, presionados con una mano de él y la otra está presionando su boca. Intenta hablar, otra vez, pero Allistor, mordiéndose el labio, le niega con la cabeza.

—Vas a hacer lo que yo te diga.

Arthur asiente, frenético.

—Y si hablas, te voy a tapar más fuerte la boca.

Arthur vuelve a asentir, cerrando los ojos, imposiblemente excitado.

—Y sin gritar—Ordena.

Arthur respira fuertemente, empujando su aliento contra la mano de Allistor.

—No te muevas. O te voy a castigar.

Arthur percibe las palabras de Allistor como un estímulo directo, sin anestesia, al que es incapaz de resistirse.

Con su pecho subiendo y bajando por su agitada respiración, su caliente piel y el aire pesado a su alrededor, asiente lo suficientemente rápido como para mostrarle que está ansioso como nunca de que Allistor ingrese, y no precisamente con suavidad. Pero el otro quiere seguir provocándolo sin hacer nada más.

—¿Ansioso, príncipe?

—¡Hmm...! —gimotea. El deseo ya le duele y lo escoce. Allistor presiona más su boca.

—Callado—Insiste.

Retira la mano de los labios de Arthur y baja con rapidez la cabeza para devorarle la boca. La muerde, la lame, lo explora todo cuanto puede y con tanta experiencia y rapidez que Arthur no alcanza a responder el beso. Arquea la espalda esperando sentirlo más, rozándose provocativamente con él, quien lo quema más y más, como si pretendiera derretirlo. Agitados como nunca, Allistor levanta la cadera de Arthur y lo penetra no dulcemente: lo hace con agresividad, con brusquedad, con violencia notoria en su primera embestida. Arthur abre la boca, gritando.

—¡Allistor...!—Lo llama. Éste, irritado, vuelve a taparle la boca.

—Callado, príncipe...—repite, con los dientes apretados.

Arthur cierra los ojos. Allistor se mueve en su interior con toda la propiedad que le corresponde hacerlo, y no deja de mirarlo jamás, siempre desde arriba, separándole más y más las piernas para ingresar sin trabas en él, sosteniéndose del agarre en sus muñecas para darse impulso. Arthur retuerce las manos, las sábanas, sus propios dedos y arquea la espalda como un gato bocarriba. Está desesperado, quiere gritar totalmente desquiciado, y Allistor no lo deja. Maldice todo cuanto puede, totalmente expuesto.

Por un segundo sale de él. Lo voltea para dejarlo bocabajo, le alza la cadera y vuelve a ingresar, obligándolo a arquear la espalda tanto como pueda. Arthur vuelve a gritar, y Allistor no se conforma. Lo embiste tan duramente que lo obliga a agacharse, a enterrar el rostro en la almohada, y le insiste en que no grite.

—Quieto y callado—Ordena otra vez, agitado, su voz más gruesa que nunca como un animal, frenético su movimiento constante, así como Arthur se mueve junto con él.

Pero el rubio es incapaz de guardar silencio. No puede, se le hace malditamente imposible. Allistor, casi enfurecido, lo ase hacia atrás de los brazos hasta arrodillarlo y le tapa la boca otra vez. Su otra mano lo rodea de la cintura, y absolutamente pegado a él, lo embiste tanto como puede y como quiere, totalmente desprolijo, apasionado y furioso. Arthur gime incoherencias, su voz apagada por la mano de su amante, y la otra, que lo rodea con total posesión, desciende, y desciende más, hasta rodear su sexo. Grita otra vez, desesperado, ahogado por la mano que lo presiona y por su propio placer. Sacude la cabeza para soltarse, y Allistor lo atrae con más fuerza que antes hacia sí, sin permitirle escapar, ni moverse, ni gritar, ni nada. Lo está controlando como si fuera un mero objeto cuyo único motivo para existir es el de brindarle goce, el más sucio de todos.

Lo maneja a su más absoluto placer, como si le pudiera disipar el sentido común y volverlo dócil como un guante, entregado a su total voluntad, pegada la espalda del príncipe a su pecho. Arthur se convulsiona, sin poder soportar más esa represión de su voz que llega a parecer una expresión de rivalidad y no de amor, y acaba en la mano de Allistor con un grito ahogado, imposibilitado de hacer algo más y dejándose caer en su hombro, hacia atrás. Él, su amante, verdugo y amo, lo hace segundos después en su interior, inundándolo. Al retirarse, afloja un poco el agarre de sus manos, pero permanece pegado a él, como si no quisiera dejarlo ir.

Se quedan unos minutos ahí, y por fin, Allistor saca la mano de la boca de Arthur. Caen rendidos en la cama, totalmente agotados. Francis vuelve con ellos, con el cabello mojado, conteniendo la risa.

—¿De qué te ríes? —Le pregunta Allistor, todavía un poco agitado.

—Yo también quiero—Dice, medio broma medio en serio, risueño, y Arthur, que respira como si hubiera corrido una maratón, lo mira como si estuviera loco.

Luego Allistor se sonríe, recibiendo a Francis en la cama también.

~Noche XV. Fin~

Este reto se trataba de la represión del sonido. Así que Arthur, lo siento. XD.

APH: Primus Inter Pares | ScotEngFraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora