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+Demons+

Fueras de la Ciudad Capital
Internado Religioso "Esperanza blanca"
Nombre de la Internada:  Milk Still

Enredo mi mechón derecho con mi dedo, tomó un pequeño impulso con mi pie sobre el suelo y me columpio mesiendome, observando a los niños jugar con la hermana Filya, pájaros vuelan cerca de mí, la ventisca brusca hace enredar mi cabello elevandolo, suspiro.

El pasto verde se ve más escalofriante de lo normal con las hojas secas elevándose,  sopla más fuerte, el cielo gris se resplandece en truenos, detengo mi movimiento de columpiarme y me dispongo de pié al sentirme observada.

— Hija, es hora de entrar —La veo sobre mi hombro, la hermana Alegría haciendo movimiento con su mano para que volviendo al hogar.

Cariño mío, detrás de tí

Volteo instintivamente para ver que no hay nadie, las primeras gotas de la lluvia caen sobre mí, el presentimiento de sentirme observada continúa, debe ser imaginaciones mías.

No lo son, cariño.

Cállate, no juegues conmigo, no podrás manipularme y tomar el control de nuevo, no.

Soy tú única amiga, déjame abrazarte

Aprieto mis cabellos fuertemente, apretando mis dientes y sintiendo mi mundo dar vueltas.

No puedes huir de mí.

— Hija mía —Entró en razón, gimo asustada— estoy aquí, no temas corazón —Acaricia mis mejillas, la Hermana Alegría vino a mi con un paraguas, me extiende su mano y la tomó, levantándome del columpio.

Estoy segura que estaba de pié y no sentada en el columpio. Cielos, mi Señor, protegeme de todo mal y peligro.

Entramos al hogar, los niños sentados esperando la merienda, los adolescentes sirviendo la comida y los de mí edad, jóvenes de dieciocho años, llevando la comida a las mesas, las Hermanas hablan con los niños respecto a la palabra de nuestro creador.

Me dirijo a la cocina para tomar mi pastilla, acabo de tres tragos largos mi vaso de agua, veo la comida; Arroz con leche con galletas de almendra. No tengo antojos de comer.

— Sientense, vamos a agradecer a nuestro Señor por la comida que nos serviremos en esta cena —Mamá hace su presencia, me dispongo a ir a mi asiento.

Inclinamos nuestros rostros, oramos y concluimos diciendo amén para comenzar a comer.

No tengo apetito.

La puerta se abre y todos dirigen sus miradas allí, aprovechó los pocos segundos para botar la comida en el basurero debajo de la mesa, aliviada dejó el plato en la meda, agradeciendo me levanto y dispongo a ir a mi habitación.

— Eso es un pecado —Detengo mis pasos al pasar por la habitación de ojos bicolor—, desechar la comida que muchos pobres mueren por tener, noup noup

Miro su sombra agrandando se con cada paso que da al acercarse, suelto otro suspiro y me giro para enfrentarlo, Turles Gonnes.

Hijo de una de las Hermanas del Internado, piel morena, cabellos oscuros y ojos bicolor; uno negro y el otro gris, a vivido aquí toda su vida, a visto a niños, jóvenes y adolescentes irse y llegar, y mencionar que es uno de los más atractivo de aquí, inteligente y bueno con las computadoras.