Somos.

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26 de Diciembre de 1989.

Freddie se levantó y miró a Jim a su costado, se acercó a él y beso su mejilla, después se levantó.

Caminó hacia el cuarto de baño y se lavó el rostro, mientras tarareaba una canción, miró algunos vellos en su rostro.

— ¿Freddie? –se escuchó la voz de Jim.

— Estoy en el baño, querido –aviso el mayor.

Jim por su parte se sentó en la cama y espero a Freddie.

— Me dejaré la barba –dijo Freddie saliendo del baño.

— ¿Seguro? –pregunto Jim mirándolo.

— Sí o qué ¿Se me vería mal? –pregunto mirándose al espejo.

— Te verías muy diferente –respondió.

— ¿Bueno o malo? –pregunto nuevamente.

— Lo mejor sería que lo intentarás y así sabrás si te gusta o no –dijo Jim levantándose.

Freddie seguía mirándose al espejo, mientras tocaba su rostro.

Jim pasó por su lado y tocó su espalda.

El menor tomo un poco de ropa y se metió al cuarto de baño.

— Eh... Querido –dijo Freddie llamándolo.

— ¿Sí? –pregunto el menor.

El menor grito al sentir al agua fría tocar su piel.

— No hay agua caliente –dijo Freddie.

— Ya lo note –susurro Jim.

— Trate de avisarte –se excusó el mayor.

El menor salió nuevamente con un gesto de molestia en su rostro.

— ¿Estás enojado? –pregunto Freddie.

— No –respondió.

— Si no lo estás dame un beso –dijo.

Jim se acercó a él y cuando estaba a punto de besarlo, se alejó.

— ¿Sabes qué? Sí estoy enojado –dijo el menor.

— ¡Oye! ¡No me puedes dejar así! –exclamo Freddie.

— Sí, sí puedo y ya lo hice –respondió Jim antes de salir de la habitación.

Freddie miro la puerta y tomo la toalla que estaba a su lado y la lanzó a la cama.

‹Me la vas a pagar› pensó Freddie.

Salió de la habitación y se acercó a la de Seamus.

— Seamus –lo llamo– vamos a desayunar –aviso.

— ¡En unos minutos bajo! –respondió el menor.

Freddie bajo las escaleras y llego al comedor, donde estaba Jim, esperándolo.

— Seamus bajará en un momento –aviso Freddie.

— ¿Crees que se acostumbre a nosotros, Freddie? –pregunto Jim.

— Sí, solo hay que darle un poco de tiempo –respondió Freddie.

‹Tiempo› pensó Jim.

Jim suspiro y tomó la mano de Freddie.

Jim nunca creyó que llegaría a conocer el lado humano de una de las personas más famosas del mundo y mucho menos se imaginó que terminaría casado y adoptando un hijo con él.

Un Año Para Amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora