8

504 52 41
                                    

Capítulo 8

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 8

— HyeMin iré a comprar.

Mi mamá salió de la cocina y llegó a dónde me encontraba.

— Pero.... Yo ya había comprado algunas cosas antes de que vengas — La miré desviando mi vista del televisor — No creo que haga falta.

— Si con comprar te refieres al chocolate gigante y las cervezas que están en tu refrigerador además del soju, estas mal HyeMin, no tienes comida aquí, solo alcohol y dulces. Nos vemos en unas dos horas.

— Vamos juntas. — Me levanté del sillón.

— No Hye, prefiero ir sola, no tienes idea de que es comida. — Reí, no la dejaría ir tan fácil.

— No sabes casi nada de Seoul, dejame acompañarte.

— Solo iré a comprar algunas cosas, deja de preocuparte soy mayor y sé lo que hago, Hye.

— Ruda. — Fruncí el ceño. — Entonces Toma. — Le tendí las llave de mi auto para que pudiera desplazarse con más facilidad.


—  Gracias. — Besó mi frente para luego desaparecer por la puerta.

Me volví a acostar en el cómodo sillón y seguí viendo titanic, cliché, aunque me costaba admitirlo sin duda era una de mis películas favoritas.

[...]

Lloré como una desgraciada al final.

habían pasado solo unos minutos desde que la película había terminado y yo me sentía destrozada.

Mi madre se había ido hace apenas 30 minutos y conociéndola tardaría pues era una mujer muy indecisa.

Frote mis ojos tratando de ocultar todo rastro de lágrimas.

Mi timbre sonó avisando que alguien esperaba por mí detrás de aquella puerta. Abrí y me encontré con SeokJin.

Hacía tres días que no hablábamos, mi madre tenía toda mi atención estos días. Ya extrañaba su linda cara.

— SeokJin. — Sonreí al verlo.

— Te extrañé. — Di un pequeño salto por el repentino abrazo que me había dado.

Pero por más susto que me haya dado lo abrace por igual. Inspiré su deliciosa y peculiar fragancia de hombre, sin duda me podía considerar una adicta a los perfumes hechos para el sexo opuesto.

— Y-yo estuve muy ocupada, toda mi atención la tiene mi madre. — El abrazo no parecía tener indicios de terminarse.

— ¿Tu madre vino de visita?. — Pude sentir su respiración en mi cuello, por alguna razón ese contacto causo en mi una paz pura. Algo que nunca hubiera imaginado.

Una paz incomparable.

— ¡Ding Ding! — Los dos reímos ante mi comentario obviamente sin deshacer el abrazo en el cuál ambos nos habíamos fundido.

Lo separé un poco de mi.

— ¿Que te parece salir a comer este sábado? — Él hizo como si lo pensará, se alejó de mi, y por un segundo me sentí incompleta.

— Está bien, pero solo acepto si haces algo.

Lo corrí para poder pasar y cerrar la puerta.

— ¿Que quieres ahora? ¿No te basta con que te haya pedido una cita?

— Me basta, pero quiero que sobre. — Sonrió pícaramente.

— ¿Que tramas?

— ¿Que tramo yo? Tú que tramas, acabas de cerrar la puerta, ¿Ahora como haré para poder escapar de tus sucias garras? — Dijo burlonamente.

— ¡Nunca respondes mis preguntas! — Mordí mi labio.

— Quiero un beso.

— En tus sueños.

— También, pero necesito un beso en la realidad.

— No lo haría ni por una cita contigo Jin.

SeokJin caminó a la puerta y abrió está, pero antes de que la cruzase tome su mano y pude ver como sonreía, como si hubiera triunfado.

Me puse enfrente de él.

Y lo besé.

Al principio abrió sus ojos en señal de sorpresa pero luego los fue cerrando de a poco dejándose llevar. Sus manos fueron a mi cintura, sosteniendome con un leve roce mientras mis manos se enredaban en su cabello. Nuestros labios se unieron como dos piezas de un rompecabezas, como si estuvieran destinados a estar juntos. Cliché.
Bajé mis manos a su cuello y lo acerqué más a mi. El beso era tierno y lento pero apasionado, ninguno tenia algún tipo de apuro pero los dos sabíamos cuanto necesitábamos ese beso reconfortante y mágico, que aunque dejaba mucho por desear era perfecto, por lo menos para mí lo era. Una forma de demostrar el amor que sentía por él, porque con las palabras no me llevaba del todo bien. Podía decirse que eran una droga, sabían tan bien que podía pasar todo el día embriagandome con su dulce y misterioso sabor.

Ahora mismo agradecía poder hablar a mis adentros pues si SeokJin escuchaba todo lo que decía me tomaría por una chica muy cursi, y lo era, pero no sabía demostrarlo.

Y en ese momento odié la necesidad de respirar. Me sentí mas vacía de lo que antes estaba, él me había llenado de tanto amor pero luego se separó de mi dejando un vacío interior inexplicable.

Un suspiro de parte de SeokJin me sacó de mis pensamientos vergonzosos, sus ojos estaban cerrados y su cabeza gacha.

Luego de unos segundos en esa posición levantó su cabeza y abrió sus ojos para luego posar un beso húmedo y sonoro sobre mi mejilla, haciendo que mi cara arda mas de lo que ya ardía.


— El beso era en la mejilla, pero me alegra que hayas mal entendido todo. — Sonrió, mire hacia sus labios estos estaban hinchados por el beso anterior pero igualmente se veía hermoso.  — A propósito que rico saben tus besos. — Humedeció sus labios, dejandome con ganas de más.

—JuJu

(k.s.j) 30; TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora