HIJO DE LA LUNA

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Parte 2

Eren se encontraba en una cueva cerca del campamento estaba confundido no sabía que había pasado lo único que sabe es que aquel joven era muy atractivo sus ojos fríos de un azul eléctrico lo hiso estremecer pero tuvo miedo, miedo de no saber qué pasaba o que podía llegar a pasar, pero lo último que hiso fue correr se reprendia repetidas veces por ser tan tonto.

Como se llamará, donde vivirá, que lo abra traído hasta este sitio.- se preguntaba el joven Eren mientras las dudas lo atacaban se percató de lo tarde que era  así que camino de vuelta con los suyos.

Al entrar a la improvisada aldea se dirijo a su tienda para poder preparar los tónicos que saldría a vender al día siguiente con todo lo pasado no logro preparar nada.

Al día siguiente fue al pueblo junto con otros de sus compañeros para así vender sus productos u ofrecer sus servicios.

Estaba en una pequeña tienda acomodando los brebajes y su utilería de adivinación se preparó para resivia a sus clientes.

Por la plaza un joven azabache  se encontraba paseando intentando relajarse un poco cuando a la distancia pudo apreciar una tienda que por su apariencia sucia y descuidada era sin duda de los gitanos, para matar el tiempo decidió adentrarse al lugar.

Al entrar un olor a incienso, hierbas y tónicos de contenidos extraños inundó sus fosas, su vista paseo de los estantes llenos de artefactos extraños y amuletos a un joven de ojos esmeraldas y mirada encantadora.

Buenos días - dijo el más alto.
Eren al escuchar la voz tan grave dio un pequeño salto, era el joven del otro día se decía a sí mismo - b-buenos días - contestó al fin - en que puedo ayudarlo - se apresuró a decir el castaño mientras lo miraba fijamente, aún que intentara no podía despegar su vista de el esos fríos ojos azules, su pose de maldito, y esa sensación de peligro aún que lo negara le encantaba.

El azabache tomo la silla enfrente del castaño y se sentó junto a él - y bien que venden aquí - fueron las palabras que salieron de su boca mientras sus ojos seguían fijos en cierto castaño. - no me dirás.

Eren que estaba embobado con tal descaro aclaró su garganta y decidió hablar por fin - aquí ofrecemos un vistazo a su futuro, la cura de alguna enfermedad, o de algún mal que le aqueje el cuerpo o el alma, - de una el menor mientras bajaba la cabeza y miraba de vez en cuando al pelinegro.

Vista al futuro he - comento el mayor mientras se recargaba en la silla y cruzaba los brazos en su pecho. - me interesa.

Fue todo lo que dijo el azabache - y bien como lo aras - cuestionó mirando con interés al castaño quien temblaba y se ponía colorado.

L-lo qu-que tienes que hacer es po-poner tus ma-manos aquí.- decía mientras sacaba unas cartas y las ponía en la mesa.

Después de todo el ritual y de adivinación y lo que demostraban las cartas el futuro del azabache se veía incierto algo era diferente pero no podía decir bien que era.

Hay dos personas frente a ti una te causará problemas pero estará junto a ti todo el tiempo hasta que tu decidas quitarla, la otra te traerá felicidad pero tendrás que soportar y enfrentar muchas adversidades habrá demasiados problemas solo por querer estar al lado de esa persona.- las cartas eran claras amor y dolor.

Han pasado ya varios días desde el encuentro de Eren con el azabache, y aunque solo lo había visto en dos ocasiones quedó perdidamente enamorado del moreno.

Un día mientras arreglaba la vieja carreta donde transportaba sus pertenencias una extraña mujer se le acercó.

Hola estoy vendiendo unos almanaques se nota que te gustan - dijo la joven al notar una pila de libros que tenía el castaño.

Eren miro los libros y uno en particular le llamó la atención, era un libro viejo con pastas forradas en cuero de color Pier y hebillas en la parte superior e inferior del mismo.

Vaya parese que te llama- dijo la joven quien en todo momento estuvo escondida bajo su capa la cual nunca dejó ver su rostro en todo ese tiempo.- que te párese si hacemos un trueque - volvió a decir la misma chica - si me das algo cuyo,-  al mirar la cara de Eren se apresuró a decier - sería algo del mismo valor, una prenda, un libro, alguna joya, algo con lo que puedas hacer un trueque.

Sonrió de forma amigable pero al castaño se le erizo el vello del cuello y un escalofrío le recorrio la espina dorsal, pero lo dejo pasar pensando que quizás solo fue una coincidencia, así que lo tomo.

Y como que quieres a cambio - menciono  Eren a la misteriosa mujer quien sólo pidió un collar de caracoles que el menor traía, era un regalo de su abuela lo único que tenía de la única mujer que lo quiso y lo trato con amor. Lo sostuvo entre sus dedos dudaba mucho el dárselo no quería dejarlo ir no eso su último recuerdo.

Y bien - la voz de la pelirroja lo saco de sus pensamientos - que dices te interesa o no, podrías ojearlo quizás veas algo que gane tu curiosidad.

Lo pensó el libro era intrigante pero dar el último recuerdo dar lo único de valor que llevaba con sigo era demasiado, pero la curiosidad mató al gato no, al final siempre persevera la curiosidad el querer saber más de algo de alguien, lo volvió a pensar y al final reviso el libro, en las páginas centrales encontró algo que no debía estar ahí, algo que cambiaría por completo su destino.

De acuerdo lo hare- dijo quitándose el colgante y entregándose lo a la pelirroja.

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