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Desde hace dos meses no veo a Jeongin. ¡Dos meses!

No es que no quiera verlo, sino que en ningún momento quiso escucharme y mucho menos verme.

Fui a su casa en varias ocasiones, y me cerró la puerta en la cara. ¡Hasta le llevé su pizza favorita! Y eran gratis, pero no, el terco no las quiso.

Me lo crucé varias veces en el parque en donde hablamos por primera vez, y sólo cruzó la calle.

También en una fiesta, la de Jinyoung, no sé por qué fui  si él era el primer responsable de que Jeongin se haya enojado conmigo. Pero ahí estaba él, borracho, siendo tocado por otros chicos, pero sus amigos fueron a salvarlo, ocasionando una gran pelea.

Pero hoy sería el día en el que le explicaría absolutamente todo, sin más rodeos.

-

Son las 11:17 de la mañana, estaba listo para irme a la casa de Jeongin, hasta que alguien me llamó.

– ¿Hola?– Hablé primero.

– Hola, Hyunjin– Ahí estaba esa detestable voz.– Hace mucho no me hablas, ¿acaso te enamoraste del niño?– Río sarcásticamente a través de la línea.

– N-no, solo que pasaron varias cosas que arruinaron el plan acordado, señor.

– Más te vale que me traigas a ese mocoso en cuanto antes, ¿me oíste?– Mi jefe comenzó a alzar la voz y eso me asustó un poco.

– S-sí, señor...– Sin dejarme terminar de hablar, cortó la llamada.

Temía por la vida de Jeongin, pero mucho no podía hacer, ya que un trato es un trato y a mí no me importaba mucho el niño ese. No quería que esté enojado por el simple hecho de que tenía que ganar su confianza en cuanto antes. 

En mi mente decía que me había enamorado de él para autoconvencerme, cosa que funcionaba ya que lo trataba muy bien al menor.

Como si la vida no estuviese de mi lado para que vaya a ver a Yang, tocaron la puerta de mi casa.

Fui con pereza hasta la entrada y abrí, ahí estaba mi... ¿subjefe?, Ten o Chittaphon, como sea.

– Hola, joven Hwang– Dijo el mayor. Él es una persona muy agradable, esposo de mi jefe, quien no era nada igual comparado a Ten.

Mi jefe, Lee Taeyong, era más bien un terco, sin piedad, malo, con una cara seria todo el tiempo, enojado, molesto.

Ten era más bien el sol en persona, alegre, sonreía siempre, gritaba y bailaba para subirle el ánimo a sus empleados, nos regalaba comida, cuando teníamos que trabajar en Navidad o año nuevo siempre nos traía regalos y unas copas de champagne, era demasiado amable.

No sé cómo es que se casaron, son realmente diferentes.

– Hola, Ten, ¿por qué no me hablas como un amigo?– Solté una leve risa y le hice ademán para que entre a mi casa.

– Shh– Puso su dedo índice en su boca, haciendo referencia a que me calle. Pronto agarró un papel y escribió "Tengo un micrófono, di lo que sabés de Yang Jeongin, nada más, mocoso."

– Bien, y ¿cómo estás? ¿A que viniste?– Le guiñé un ojo para que siga me siga el juego.

– Vine para hablar del joven Yang Jeongin, ¿hay avances de lo planeado?– Preguntó Ten, sentándose en uno de los sillones individuales frente a la TV.

– Hablé con él, somos... relativamente cercanos– Jugué un poco con mis dedos por el nerviosismo– Pero ocurrieron unos casos que arruinó un poco el plan... p-pero ¡puedo arreglarlo! En menos de dos semanas puede ser.

– Pero no lo queremos en menos de dos semanas, Hwang, el jefe lo quiere ya mismo.

– Bueno, voy a hacer lo posible para llevarlo en cuanto antes– Vi a Ten escribiendo en un papel "Cuéntame lo que pasó por mensaje privado, no quiero que Taeyong sepa eso" y asentí con la cabeza.

– Genial, joven Hwang– Se levantó y caminó hasta la puerta– Espero que arregles esos problemas en cuanto antes y nos lo notifique inmediatamente, hasta pronto– Dicho eso, se fue hasta su auto.

¿Cómo voy a conseguir que Jeongin quiera ir a un lugar donde va a pasar el peor momento de su vida?

Pero primero, ¿cómo hago para que Jeongin me perdone por algo que no hice?

I Want You [Hyunin] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora