Carta 4

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Querida madre:

Todo lo que siempre quise en la vida fue una madre que me diera amor a diferencia de lo que tú has hecho conmigo. Quería una madre como en los libros, una que se preocupara realmente por lo que yo sintiera y no que me presumiera delante de sus amistades. Una que me dejara ser yo misma sin reprimir mis propios sentimientos ante mi novio. En especial una que creyera en la persona que soy y no que me tachara de ser mosquita muerta, como mi hermana y tú lo hacen.

Siempre recordaré cada vez que me decías cosas hirientes, tal vez no lo recuerdes pero yo si lo hago, recuerdo la vez en la playa cuando no quise botar la hamburguesa que no querías porque para mi era en irme en contra de mis creencias religiosas y mis ideologías, así que yo no me apresuré en botarla y asumiste que te estaba desafiando y lo que hiciste fue decirme un sin número de agravios, como decir que así me pusiera lo que fuera siempre seguiría siendo fea, o, que era como mi abuela, una arma pelitos. Casi toda mi vida tuve que escuchar las comparaciones entre mi hermana y yo, ella siempre ha sido la más guapa entre las dos. Cuando tu ahijada dijo que tus dos hijas eran guapas pero que Sasha era la más bonita, me dolió, porque estoy harta de tener que lidiar con todo eso, eso que culminó en surgir un millón de inseguridades en mí.

También recuerdo la vez en que me compraste una muñeca y me dijiste que era para que ya no 'joda' porque insistía demasiado, o la vez en que yo también quería un cuento al igual que se lo iban a comprar a mi hermano, pero no lo hiciste porque yo empecé a fastidiar con mis quejas y le hiciste creer a él que por mi culpa no lo llevamos.

Cada día es una lucha en esta casa, las constantes discusiones entre mi padre y tú, los constantes insultos. Jamás hubiera imaginado esta vida. Ahora con mi Toc, mi hermana y tú no hacen más que reprochármelo en la cara cuando tengo alguna recaída o episodio. Y es que no entienden, no entienden que yo no elegí esta condición y que no se resuelve con violencia.

Hoy recordaré la vez que me tiraste encima el perfume porque te enojó que rociara un poco de él cuando Sasha me estornudó. Fue otro episodio del Toc, pero tú no lo entendiste y me seguiste tachando de loca, así que dijiste: Ahhh, ¿vas a seguir echando perfume? Entonces báñate de él, y me lo lanzaste encima.

Que suerte tiene Wade y Alison de tener una madre comprensiva, es algo que yo siempre hubiera deseado, tan solo que dejaras de culparme de todo lo que sucediera en esta casa y dejaras de hacerme menos.

Desearía que me dejaras ser quien realmente soy y como quiero vestir, pero eso es algo que no es negociable, al parecer. Siempre sentiré la notable diferencia entre el cariño que tienes para mis hermanos y el que tienes para mí. Entonces, ¿para qué me trajeron mi padre y tu si solo seguiré viviendo al margen de mi sombra?

Espero algún día me comprendas y sepas que yo no elegí ser así. Y que ser quien soy ya es bastante difícil y que a pesar de todo siempre intenté llenar tus expectativas, pero de nada sirvió porque aun cuando Sasha hizo todo lo que sabemos, cuando por ella mi adolescencia se fue a la borda y tuve que acelerar mi crecimiento mental, ella siempre será tu favorita y yo seguiré siendo la burla de mis hermanos.

Entiendo a papá, porque ambos recibimos tu mismo trato, pero él a diferencia de mí siempre tendrá a donde recurrir; a su madre.

Con cariño,

-Mitchie.


Las cartas que nunca entreguéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora