Un mundo de magia y fantasía dominado por cinco reinos. Cuando el norte ataca a central nuestros protagonistas comienzan una aventura llena de obstáculos y romanse junto a sus amigos.
《Los personajes de Inuyasha le pertenecen enteramente Rumiko-sen...
Kagome peleaba con todo para soltarse. De nada servía que pataleara y arañara. Él simplemente no le soltaba.
《¿Cómo es posible que un niño tenga tanta fuerza?》piensa.
El chico albino la llevaba del brazo, era increíble lo fuerte que le apretaba. Incluso cuando jalaba lograba arrastrarla. Legaron hasta la cima de la torre, salieron a la azotea. Sin previo aviso, la princesa mordió la mano del niño, cuando él la soltó trató de correr pero, la pescó del cabello y la jalo haciéndola caer de pompas al suelo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Taisho tenía la espada del soldado del norte en sus costillas, pero eso no lo detendría, ¡Jamás!, él había jurado que siempre cumpliría con su deber y ése era proteger a la princesa, le gustara o no. Empuño su espada con más fuerza, dio unos pasos incrustado aquella katana aún más en su cuerpo.
-¿Qué haces?- Naraku nunca vio a alguien tan demente de ensartarse una espada él mismo, ¿Quería morir?
Aaprovechando la cercanía sesshomaru le propinó un zarpazo con su espada de doble filo en el abdomen al azabache, lo hizo con fuerza y agilidad. Naraku retrocedió sacando la espada del enemigo de su cuerpo y de paso la suya misma del hombre, que, apretando la herida y la adrenalina corriendo por su cuerpo se precipitó en la dirección que lo llevaría a la princesa. La salvaría. Era su trabajo.
El azabache colocó su mano en la herida y rió muy divertido. Naraku hacía mucho tiempo no recibía una herida como ésa. Las gotas de sangre manchan el suelo.
-No me estás facilitando mi plan...- miró la sangre en su mano -Buen ataque- comenzó a reír más.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Salón de entrada al castillo Central
El rey del norte se acercaba a paso lento al cuerpo de Tetsuya. Magatsuhi era un hombre alto y delgado de piel pálida ojos un tanto desorbitados, cabello plateado y largo cubría parte de su rostro, siempre con una extraña sonrisa y grandes ojeras.
Su dragón se plantó al lado de su rey. Tan corrupto como él. Nunca un dragón había matado al monarca de otro reino.
-¿Ahora qué señor?- pregunta el monstruo, enorme y de color rojo, ojos casi llameantes cuyo cuerpo parecía arder en infinitas llamas.