Capítulo X

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(Llegamos al diez ^-^
Espero lo disfruten, gracias por el apoyo)

Las lágrimas de un ser inferior, el ataque 

Las olas del mar rompen en el casco, era casi un arrullo. Todos dormían, el sol se había ocultado hace rato.

Kagome cerró los ojos, se sumió en el sueño.

Sueño de Kagome
El viento sopla de abajo de la tierra hacia arriba formando remolinos, los truenos retumban en el cielo grisáceo, parecía una gran tormenta se acercaba, el aire hiedia inmundo, entonces bajó la vista.

Miles de cadáveres putrefactos se retuercen bajo sus pies, ella extrañamente no siente miedo, de hecho, está tan cómoda. Las ratas igual de putrefantas se alimentan de los cadáveres, sacan los ojos de un cráneo con unas cuántas hebras de cabello, el esqueleto grita de dolor, entonces las ratas le comen la lengua. Ella siente un placer morboso en ése momento.

El viento se intensifica, los cadáveres comienzan a flotar en el aire, sangre podrida cae de ellos, el rostro de la princesa se comienza a impregnar del liquido rojizo, glorioso. Comienza a dar vueltas.

A lo lejos dos garras comienzan a emerger desde el barranco tras ella, se escucha una risa sacada de las entrañas de lo más profundo del infierno, Kagome para de dar vueltas bañada en sangre, sonríe, de su boca brota un líquido inmundo, una criatura se eleva en los cielos y se precipita hasta ella hasta que...
Fin del sueño

La princesa se despertó empapada en sudor, completamente agitada, su cuerpo entero le temblaba, se levantó, corrió a cubierta, no le importó estar en bata, simplemente necesitaba aire fresco, debía calmarse. Respiró hondo, sintió algo extraño en su espalda, trato de palpar, pero no había nada. ¿Se estaba volviendo loca?

Dejó las ráfagas jugaran con su cabello, se abrazó a sí misma por el frío, quién diría que las noches en el mar eran tan frías.

No podía cerrar los ojos porque recordaba su sueño, tenía miedo, mucho miedo. Miedo de su gozo frente a lo tétrico del sufrimiento, ella era buena, una chica buena. Pero tenía miedo, espantada de sí misma.

De nuevo la sensación de ardor en su espalda, posó las manos en la baranda, algo en su interior se removia, como un sentimiento siniestro y retorcido. A su mente llegó aquella risa perversa, sus pies le fallaron, calló incada al suelo, temblaba, comenzó a reir sin control.

-¿Estás bien?- dijeron.

La chica alzó la vista, era Sesshomaru.

El soldado conocía muy bien lo que era una mirada infernal, tenía una frente a él ahora. Se puso a la altura de la princesa, Kagome suaviso su rostro, parpadeo varias veces antes de reconocer al hombre frente a ella. Él no quiso mostrar su inquietud, Kagome, la torpe y tierna Kagome, la mujer que rayaba en lo cursi y patético, lo había visto con ojos de homicida sin piedad amante de la sangre. Puso sus manos en los hombros femeninos, estaba ardiendo, tuvo que retirarlas. Ésta vez sí se veía confundido.

-Sesshomaru- dijo en tono tortuoso -Tengo miedo...- rompió en llanto.

Él la abrazó en silencio hasta que Su temperatura se normalizo. La llevó de nuevo al camarote, una vez más se desconcerto, las sábanas de su catre estaban con marcas de quemaduras, si fuera paranoico pensaría forman un par de alas... miró el rostro apacible de Higurashi, ya estaba dormida, dormía en sus brazos.

Le acomodó en su propio catre, quitó algunos cabellos rebeldes del rostro, se permitió acariciarle la mejilla. Realmente era la joya de Central.

Cinco Reinos (Sesshome, Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora