Epílogo

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"Cuando se ama vale la pena asumir riesgos y derribar los miedos. El amor exige sacrificios que solo los valientes están dispuestos a correr y son los afortunados merecedores de él"
Leo Pavoni.


Los ojos de Sesshomaru Taisho buscaron alguna señal de la joven, pero solo contempló un cuerpo desnudo inerte y aparentemente sin vida mientras los pedazos del que fue el primer dragón caen cual lluvia sobre todos ellos. Corrió hacia ese cuerpo de piel nívea bañado en sangre y vísceras. Se desplomó arrodillado, Kagome estaba azul. No era buena señal. Apartó cualquier cosa viscosa y asquerosa que osace tocarla, le sostuvo entre sus brazos, apartó las hebras ensangrentadas de cabello, revisó el pulso, era débil. Ella abrió los ojos, le miró con sus ahora tristes y destrozados ojos, la vida le mostró su peor lado y ella, perdió. Sesshomaru le sonrió, porque no podía hablar, el nudo en su garganta se lo impedía, toda su vida se rehusó a hablar de más, a expresar lo innecesario, pero ahora, que necesitaba expresarle todo lo que llevaba dentro, no sabía cómo, no encontraba palabras, no encontraba el tono correcto y solo podía ver ese rostro masacrado por las circunstancias, esa infinita tristeza y se lamentó, no la pudo proteger, su inocencia se había esfumado, Kagome estaba rota en miles de pedazos y él contribuyó a cada grieta que terminó por romperla. La abrazó.

-Lo siento...- logró articular. Santo cielo, la amaba tanto.

-¿Sabes por qué siempre te contaba sobre mi historia con Onigumo?- pregunta en tono bajito conteniendo la cascada de emociones en su lastimado corazón.

-No- rió para no llorar.

-Porque tenía miedo- dijo -Porque sabía que sentía algo por ti y necesitaba que no fuera real- lloró -Porque era más fácil aferrarse al recuerdo que enfrentar la realidad

-¿Qué realida?- pregunta con el alma colgándole de un hilo.

-Te amo- sonrió mientras sus ojos siguen derramando lágrimas amargas. -Siempre lo he hecho...- cerró los ojos.

Taisho tenía sentimientos encontrados, estaba extasiado por al escuchar ése ansiado Te Amo de esos labios que adoraba. Pero ella cerró sus ojos, le tomó el pulso de nuevo, no había. Entró en pánico, comenzó a acunarla entre sus brazos tratando de buscar una solución, una idea, solo se le ocurría usar a Tenseiga para darle vida (lo leyó en el libro que Jaken le mostró antes de salir de Central), porque ella no moriría, merecía vivir, merecía todo el amor del mundo y estaba dispuesto a dárselo si Dios le concedía el milagro de no llevarsela. Sintió el toque cálido de alguien en su hombro. Su madre, su madre le sonreía radiante y envuelta en un aura luminosa, parecía un ángel, una "diosa..."

-Madre

-Sesshomaru- llamó -Ella ya fue revivida con Tenseiga, cuando era bebé, el aura elemental de Central siempre estuvo en su interior, era el anclaje entre éste mundo y el otro...- secó el rastro de lágrimas en los ojos de su "hijo" -Las auras elementales se han fundido en una sola, solamente falta el fuego para tenerla completa...- le mostró una perla de color rosa, hermosa, brillante, sobre el suelo.

Taisho sabía lo que éso significaba. Le encargó el cuerpo de su amada a Sango y Miroku que no entendían con quién hablaba, no había nadie más aparte de ellos. Fue hasta donde estaba el moribundo Goshinki, ambos se miraron. El dragón rojo sonrió.

-¿Quieres mi aura humano?- preguntó en un tono golpeado.

-La necesito- le contestó. El fuego, Goshinki jamás observó tanto fuego interior.

El dragón bufó, cerró sus ojos para exhalar por sus orificios nasales, de su pecho salía una luz, era el aura elemental del fuego. El guardia real tomó el aura, fue hasta la perla, juntó ambas energías. Irazue sonrió, le indicó al joven que la creía su madre que usando esa perla podría detener el tiempo de Kagome, ella estaría ligada a él por el resto de su vida, ésta y muchas otras más. Cuando el fuego termina de fundirse con sus hermanos elementales, el tiempo se frenó. Taisho su cuerpo flotar mientras el suelo desaparecía, las imágenes de miles de estrellas resplandecientes remplazan todo el panorama anterior, él está estupefacto mientras la perla en sus manos brilla cada vez más. Al frente aparece un anciano, con ojos de estrellas infinitas. Le sonríe.

Cinco Reinos (Sesshome, Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora