Capitulo 4 (¿Te gusta lo que vez?)

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Cuándo estaba metiendo lo necesario en la maleta, escuché un sonido que procedía de la planta de abajo. Al bajar para saber que cosa producía aquél sonido, pude ver como mi celular, que estaba en la mesilla del pasillo, emitía la canción de "Thank u next", una de mis canciones favoritas de Ariana Grande.

Al cogerlo y desbloquearlo, pude averiguar que se trataba de mi madre, así que no dude en cogerlo.

-Hola hija-dijo mi madre desdé la otra línea.

-¿Que pasa mamá?-le preguntó mientras subía las escaleras.

-Nada. Solo te llamaba para avisarte de que tu padre y yo dormiremos hoy en la casa de la tía, ya que mañana temprano nos iremos con ella para visitar a los abuelos-dice mí madre amablemente.

-¿Y os habéis ido ya a casa de la tía?-les preguntó mientras guardaba las cosas en la maleta.

-Estamos de camino. Le hemos dicho a los padres de Brad que enseguida llegarías-me dice mí madre algo preocupada.

-Mamá estaré bien, te lo prometo-le digo para calmarla.

-Lo se hija, pero estaremos un tiempo sin vernos, y te echaremos mucho de menos-dice mí madre algo triste.

-Yo también os echaré de menos, pero os prometo que os llamaré todos los días-le digo para tranquilizarla.

-Esta bien hija. Pásatelo bien, te queremos-me dice más calmada.

-Yo también os quiero. Hablamos mañana-les digo mientras que intentaba cerrar la maleta.

-Vale, que duermas bien-se despide mi madre para después colgarme.

~

Cuándo ya tenía la maleta lista, decidí cambiarme para estar algo más cómoda por la casa de mi vecino. Me percaté por un top rojo, unos leggings negros, que me quedaban hasta las rodillas, y mis vans rojas también.

Una vez lista, cogí el celular, y lo metí en una pequeña mochila que había preparado. Ahí metí los cargadores y las cosas electrónicas, unos cuantos libros, dos botes de nutella, algún que otro dulce y un pequeño neceser, dónde metí todo lo imprescindible para el aseo. Guardé todo en la mochila y cuando ya lo tenía todo, salí de la casa después de que apagará todo y cerrase la puerta con llave.

Mientras que caminaba hacía la casa de mi vecino, no pude parar de pensar en lo que iba a ocurrir durante mi estancia allí. No quería ni imaginarmelo.

Una vez que me encontraba en la puerta, ya no podía dar marcha atrás, así que llamé al timbre en espera hasta que alguien me abriera. Unos segundos después, me encontré a mi vecino detrás de la puerta con tan solo unos pantalones.

Al contemplar su torso semidesnudo, pude percatarme de que tenía unos músculos bien entrenados, se notaba que iba al gimnasio.

-¿Te gusta lo que vez?-dice Brad con un rostro pícaro.

Aparté con rapidez mi vista de él, para coger la maleta y entrar mientras le ignoraba. Pero no pude ignorarlo por mucho tiempo, ya que me agarró del brazo y me acorraló en la entrada.

-¿Quieres tocarlos?-dice mientras sonreía picaramente.

Una idea se me vino a la mente, así que decidí hacerlo. Mientras que él me sujetaba de los brazos, yo sonrei antes de que sucediera lo que iba a suceder. Al estar lista, impacte mi pierna en su miembro para después ver como se retorcia por el suelo mientras que leves gemidos de dolor salían de el. Cuándo me libre de el, cogí mi maleta y corrí escaleras arriba, pero antes de que entrase en alguna habitación, la señora Miller me detuvo.

-Bienvenida Liss, espero que te sientas a gustó en nuestra casa. Y por cierto, tu habitación es la del fondo-me dice amablemente después de darme un abrazo.

-Gracias señora Miller-le digo después de dedicarle una amplía sonrisa antes de dirigirme hacía la que iba hacer ahora mi habitación.

Cuándo ya estaba dentro, un leve suspiro salió de mí. Esto de vivir con un playboy no será nada bueno.

Al abrir la maleta, decidí ponerme mi pijama y colocar las cosas en su lugar. Pero al desviar mi mirada hacía la habitación, pude ver que contenía un gran vestidor, unos cajones, una cama de matrimonio junto a dos mesillas a cada lado, un pequeño escritorio con su lámpara, una gran alfombra de color azul marino, y unas preciosas cortinas blancas en cada ventana.

Cuando observé toda la habitacion detalladamente, vi como había una puerta blanca con unas cristaleras. Una vez que entré, vi que se trababa de un pequeño aseo.

Coloqué todo dónde serían sus respectivos lugares por ahora, y una vez que acabé, miré mi celular, y observé que marcaban la una de la madrugada. No pensaba que me iba a llevar tanto tiempo. Entré en el aseo para cepillarme el cabello y limpiarme los dientes, y cuándo acabé, me hice una coleta de caballo y me acosté en la cama. Mañana iba a ser un día muy largo.

Esto solo acaba de empezar...

Mi vecino es un PLAYBOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora