Llegó la hora de la cena con los vecinos. No me apetecía ir, pero solo lo hacía porque se lo prometí a la madre del playboy. No quería decirle que no, se la veía tan entusiasmada por la cena, que no podía llevar la contraria. No quería borrar aquélla sonrisa de su rostro.
Ahora me encontraba en mi habitación eligiendo un vestido elegante, pero no tan llamativo para la cena. Diez minutos después, me percaté al fin por un vestido marino que me llegaba hasta las rodillas, con un escote tipo V y una abertura en la parte trasera de ella. Y como complemento tiene un lazo también de color azul marino.
Una vez que me puse el vestido, cogí unos tacones de color plata con una altura de siete centimentos de tacón. Después, me dirigí hacía mi armario, donde guardaba mi caja de accesorios y entre todos ellos, me percaté por una cartera de lentejuelas color plata, unos pendientes y un collar de diamantes que venían a juego con la cartera, y por último decidí ponerme mi brazalete especial, la cual me la regaló mi abuela por mi décimo cumpleaños.
Cuando al fin ya estaba lista, mis padres me llamaron para que bájase. Al guardar las cosas, salí de mi habitación para bajar las escaleras y dirigirme hacía el salón, donde me esperaban mis padres.
-¡Que guapa estás hija!-dice mi madre mientras me sonreía.
-Gracias mamá-le respondí con la misma sonrisa.
Salimos de nuestra casa y nos fuimos a la casa de los vecinos, ósea, a la del playboy.
Mi madre llamó al timbre.
-Soy Sophie Jones-se presentó mi madre cuando le abrieron la puerta-Y esté es mi marido Jack Brown y mi hija Liss Brown, que ya la conocéis-sonreía mientras lo articulaba.
-Encantados. Soy Ruth Miller y éste es mi marido John Foster y mi hijo Brad Foster-se presentó la madre del playboy también señalando a su marido e hijo.
-Os estábamos esperando-dice la señora Miller con su sonrisa más encantadora.
Brad me miraba fijamente mi vestido y no podía negar qué eso me ponía nerviosa e incluso algo incómoda.
Cuándo entramos dentro de la casa, mi madre se fue con la madre del playboy a la cocina y los padres se quedaron en la mesa charlando de sus asuntos.
Yo me quedé en el salón esperando a la cena mientras miraba las redes sociales. Estaba tan concentrada en mi celular, que no me había dando cuenta de que tenía a Brad a mi lado.
-¿Qué miras tanto? Sabes que no es bueno tener el celular a cinco centímetros de tus ojos-dice sonriendo divertido a la vez que intentaba mirar mi teléfono.
-¿No te han enseñado a no meterte en los asuntos de los demás?-le dije con una sonrisa que más bien parecía una mueca.
En ese momento nuestras madres salieron de la cocina con tres bandejas grandes en las manos.
-De primer plato tenemos ensalada rusa, de segundo un poco de lubina al horno, y por último un pastel de queso, barritas de Kit Kat y un poco de nutella en honor a Liss-dijo la señora Miller mientras dejaba las bandejas encima de la mesa.
[ ¡Mamá, ¿que narices le has contado a la vecina?! ]~pensé mientras sonreía entre contenta e incómoda.
Cuándo llegamos a la mesa, las madres se sentaron juntó a sus maridos, lo que significaba qué sólo quedaba un sitio, y cómo no, era al lado del playboy.
Mientras los adultos hablaban de sus cosas, entre el playboy y yo había un incómodo silencio, aunque no me importaba en absoluto, así podría saborear mejor mi plato de lubina con ensalada.
-Está delicioso señora Miller-le dije después de saborear el exquisito manjar.
-Gracias Liss-dice la señora Miller con su mejor sonrisa.
Una vez que habíamos acabado con los platos, llegamos a mi parte favorita, el postre. Primero, decidí probar un trozo de pastel de queso, que me lo había preparado la señora Miller especialmente para mí.
-Tiene buena pinta-dije sin apartar la mirada del trozo de pastel.
-Lo hemos hecho especialmente para ti, así que disfrútalo-dice el señor Foster al ver mi sonrisa.
-Gracias, está buenísimo-dije después de probar varios trozos más.
-Ten cuidado en no atragantarte-dice Brad a carcajadas.
-Que gracioso-le digo con ironía.
-Hijo, compórtate-dijo la señora Miller.
-Perdón-dijo él mientras que miraba a su madre después de que parase de reírse.
Cuando metía un trozo de pastel a la boca, veía como Brad me echaba miraditas. Se piensa que no me daba cuenta, pero no era así.
-¿Tengo monos en la cara o qué?-le digo después de tragarme el último trozo de pastel.
-No, pero sí tienes un poco de pastel en la cara-dice sin parar de mirarme.
-¿Dónde?-dije algo nerviosa.
-¿Aquí!-dijo el para después de impactarme un trozo de pastel en toda la cara.
-¡Ahg!, ¿¡Eres imbécil o qué!?-le digo alterada mientras le gritaba.
-Hijo, ¿¡pero qué has hecho!? ¡Disculpaté ahora mismo!-dijo la señora Miller con mucha seriedad utilizando un tono bastante alarmante.
-Lo siento mucho Liss, no era mi intención lastimarte-dice con una voz algo apagada y con la cabeza cabizbaja.
No sabía si decía la verdad o sólo lo decía porque le había pedido su madre, pero solo con mirarle, me daba mucha pena.
Por está vez le dejaré ir, pero otra broma más de las suyas y me las pagará.
-No pasa nada-le dije con una sonrisa forzosa.
-¿Donde está el servicio?-dije con toda mi amabilidad.
-Subiendo las escaleras de caracol encontrarás las habitaciones y al si vas al fondo del pasillo, girando a la derecha encontraras uno de los baños de esta casa-me dijo la señora Miller mientras me indicaba con las manos.
-Gracias-dije antes de sonreír para después dirigirme hacía las escaleras en busca del servicio.
Menuda noche me espera con este playboy...
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Mi vecino es un PLAYBOY
Novela Juvenil-Eres un completo idiota, ¿Lo sabías?-solté después de enterarme de lo sucedido. -No es lo que piensas Liss, yo no hice nada de lo que te contaron, fue todo un juego-contesta temblorosamente por miedo a lo que podía pasar a continuación. -¡¡¡Y piens...