Mientras estaba en mi sueño reparador, mis fosas nasales se llenaban de un olor esquisito y espectacular, que al final logró que me despertará.
Al levantarme de la cama, abrí las ventanas para que se ventilase el dormitorio. Una vez abiertas, salí del dormitorio para dirigirme a las escaleras, cruzar el largo salón y adentrarme en la cocina.
Lo primero que vi nada mas entrar fue, una espalda musculada que no paraba de moverse de un lado para el otro.
Cuando me quise darme cuenta, le tenía a tan solo unos centímetros de distancia en donde él no apartaba la mirada de mi.
Mis mejillas no tardaron en coger un color rojado mas intenso que los labios de el.
-Buenos días vecina-me susurra en el oído haciendo que mi piel se erizara por completo.
-Buenos días-digo con toda la educación del mundo, ya que su padre estaba en el sofá leyendo el periódico y no quería perder mis estribos delante de el.
-Veo que se te ha pasado el mal humor-dice a la vez que me sonreía y se dirigía hacia la vitrocerámica, para seguir cocinando.
-¿Que es lo que estás cocinando?-digo mientras caminaba hacía el.
-Unos crepes con nutella-dice una vez que ya se habían hecho los crepes y los colocaba en un plato para poder untarlos de nutella.
-Tiene buena pinta, ¿me darías uno?-digo mientras que observaba como untaba los crepes.
-Claro, porque no-dice cuando ya tenia uno listo antes de que me diese un trocito de ello.
-¿Solo esto me vas a dar?-le miró decepcionada mientras comía el pequeño trozo que me había dado-¡Que rata eres!-esto último se lo dije mientras movía los labios para que solo pudiese escucharlo el.
-Menos es nada, así que no te quejes-dice mientras guardaba la nutella en su sitio y colocaba el plato de crepes en la isla de la cocina.
-¡Eres un egoísta!-digo después de mirarle y coger una manzana del frutero.
-La egoísta aquí eres tu, al menos yo te he dado un trozo, y yo que he recibido a cambio, ¡nada!-dice a la vez que subía de tono su voz.
-¿Que quieres que te?-dije mas calmada.
El me mira pícaro mientras que mantenía una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Se le veían los dientes impecables, tan blancos como la nieve. Creo que no debía de haber dicho eso, pero ya era tarde.
Mientras que el caminaba hacía mi, yo caminaba para atrás, intentando que no me alcanzase, pero eso fue en vano ya que mi espalda empezó a sentir el tacto de la pared. Ya no tenía escapatoria.
Cuando el vio que estaba acorralada, deposito los brazos uno a cada lado de mís hombros y me miro a los ojos.
-Quiero un beso tuyo-dice con picardía.
-Vale, como quieras-le sonrió a la vez que el victoreaba en voz baja.
Mientras que el cerraba los ojos y empezaba a ponerme morritos a la espera del beso, yo observaba cada parte de su rostro, para saber donde depositarle el beso ya que el no específico en que zona de la cara quería que le besará. Así que le di un beso en la mejilla y al sentir su piel contra mis labios, una sensación rara me invadió el cuerpo. Y eso no era bueno.
Cuando ya impacte el beso en su mejilla, el abrió los ojos e iba a articular algo, pero antes de que dijera nada yo ya había salido de la cocina.
Esa sensación rara que he sentido al besar su mejilla, no me a dado buena espina. A sido algo extraño, ya que cuando bese su mejilla, mis labios se quedaron varios segundos impactados en el, pero lo que me asusto fue que mis labios no querían moverse de allí, querían sentir su tacto mas tiempo. Además cuando besé su mejilla, comencé a sentir algo extraño en mi interior.
[ ¡¡No Liss, no puede ser!!,]~me dije para mis adentros mientras intentaba calmarme.
¿No sera que esta sintiendo algo por el? No se lo pierdan...
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Mi vecino es un PLAYBOY
Roman pour Adolescents-Eres un completo idiota, ¿Lo sabías?-solté después de enterarme de lo sucedido. -No es lo que piensas Liss, yo no hice nada de lo que te contaron, fue todo un juego-contesta temblorosamente por miedo a lo que podía pasar a continuación. -¡¡¡Y piens...