Capítulo 10: La escuela de los muertos.

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Alexis

Al abrir la puerta lo primero que hice fue quedarme en silencio y apretar el gatillo, había todavía dos afuera de la puerta, al hacerlo pude darle en el pecho a uno mientras el otro comenzaba a acercarse, nos quedamos estáticos por un momento a lo que solo escuche.
-¡A la cabeza!- escuche que grito Oliver quien solo golpeaba con la macana al que se acercaba desequilibrándolo y tumbándolo.
Mis oídos aun pitaban por el sonido del disparo, acomode nuevamente el arma y volví a disparar esta vez impactando la cabeza de aquella cosa, su rostro parecía normal, su ropa algo manchada de sangre y sus brazos lastimados, fue cuestión de un segundo para ver nuevamente al que se encontraba en el piso y tan solo dispararle, sentí un enorme remordimiento en mi pecho, si bien era una acción de auto defensa no sabíamos del todo si ellos aun pensaban o sentían algo, eso me confundió, de no ser por Oliver que estaba en ese momento conmigo me habría quedado estático pensando en eso, pero ocurriendo todo lo contrario solo sentí como me tomo del brazo y corríamos por el pasillo.
-Lo que sea que este cruzando tu cabeza guárdalo para más tarde.-
Tras decir eso solo corrimos hasta la salido, aun había más de esas cosas en las otras habitaciones pero no nos habían alcanzado a obstruir el paso. Una vez en la salida tan solo cruzamos la puerta quedamos completamente en silencio al ver lo que ocurría, seguimos caminando con lentitud bajando los escalones divisando aquel aterrador espectáculo, se trataban de diversas cosas caminando todos en una dirección, podía verlos con sus cuerpos desgarrados, algunos sin ciertas extremidades o con los órganos colgando.

-creo que voy a vomitar- mencione mientras sentía un asqueroso sabor en mi garganta.
-Yo también, pero lo mejor será que sigamos avanzando.- dijo Oliver quien solo golpeaba suavemente mi hombro y me indicaba por donde avanzar.
-De momento parece que muchos van por la calle principal, son lentos por lo que veo, así que tenemos cierta ventaja.- comento de forma aseguro mientras avanzábamos rodeando la comisaria en silencio, el ruido de los disparos anteriores había sido opacado por el de otro helicóptero, eso era bueno, nos daba cierto tiempo para respirar.
Antes de volver a caminar tan solo lo sujete del brazo deteniéndolo.

-Estas seguro que lo que hicimos estuvo bien, que ellos no sienten.- Le pregunte a lo que tan solo se quedó en silencio, pese a que podía ser rebelde o un busca problemas no sentía agrado a la idea de matar a alguien que en verdad estuviera consiente y que no lo supiéramos.
-Si es demasiado para ti yo manejare el arma.- comento Oliver quien solo me entrego la macana y tomo la pistola.
-No puedo asegurar nada, pero sé que ellos como tal ya no son humanos, tú los viste, tienes los órganos de fuera y siguen moviéndose...- Oliver parecía intentar excusarse en esos momentos, pero por lo visto parte de lo que decía tenía cierta razón.
-Está bien, entonces vamos.- comente sin mas no queriendo que Oliver entrara en el mismo conflicto emocional que yo.
Estuvimos a punto de avanzar cuando una explosión se escuchó a la distancia.
-Será mejor que nos apresuremos- dijo Oliver para tan solo comenzar a caminar con rapidez entre calles.

A cada paso que dábamos muchas de las dudas que se generaban en nuestras cabezas en esos momentos se respondían.
Pudimos comprobar que verdaderamente eran agresivos, lastimosamente pudimos ver a una chica ser atacado por ellos, estaba intentando entrar a lo que parecía su casa cuando dos de ellos la acorralaron y la empezaron a morder, los gritos de agonía de aquella persona eran verdaderamente desgarradores, pensábamos que podíamos ayudarla pero pronto sus gritos atrajeron a más y preferimos no arriesgarnos y solo correr lejos de ahí.

Tras caminar un par de calles por fin habíamos llegado al parque cerca de la escuela, pero simplemente lo que veíamos y escuchábamos era preocupante, aterrador, agónico y desconsolante. Frente a nosotros observábamos una enorme multitud de ellos rodeando casi por completo el edificio. El sonido de los disparos resaltaba sobre los quejidos y sonidos que ellos emitían, y en ocasiones algunos gritos sobresalían más.

Kyodai: los hijos de nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora