Capítulo 18 Adiós

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Alexis

La mañana por fin estaba comenzando a llegar, alguien comenzó a llamar a la puerta de la habitación y en ese momento supe que era hora, tan solo me coloque mis tenis y me levante sin mover mucho a mi hermano, me coloque un par de sudaderas, una roja seguido de una negra y por ultimo tome la mochila que había preparado, guarde la pistola en las bolsas de mi sudadera y el cuchillo en una funda aun lado de mi pantalón, estaba listo. Antes de partir besé la cabeza de mi hermano como si se tratase de la última vez y seguido de eso salí al pasillo rumbo afuera.

–Buenos días. – Escuche una vez me encontraba afuera, delante de mi estaba Álvaro, el otro soldado que nos acompañaría junto con Carlos y Erick.
–Hace bastante frió, casi podría nevar. – Comento Carlos quien solo sabia una bufanda que llevaba consigo y se acomodaba su gorro.
–Ten, deberías usar esto. – Comento Álvaro quien solo me extendía una especia de bufanda muy al estilo militar.
–Así también pareces un militar como nosotros. –Bromeo a lo cual los demás también rieron, ellos sin problema podían utilizar los uniformes y equipo militar que por ahí había, a mi ciertamente no me quedaban, eran mucho mas altos que yo por lo mínimo dos cabezas y tal vez cuarenta kilos.
Una vez Diana, llego tan solo hablo con Erick antes de irnos, se encargo de abrir la reja para que saliéramos y luego volver a encadenar esta, una vez fuera de aquella base solo comenzamos a caminar hacia el norte, esta mañana era nublada y una espesa niebla bloqueaba nuestra vista al caminar.
–Si tan solo el día fuese tan lindo como ayer. – Dijo Carlos a lo cual Álvaro solo mascullo.
–De que estas hablando si ayer estuvo casi todo el día nublado.
–Bueno si, pero al menos no estaba esta apestosa niebla.
Era cierto, esta niebla apestaba, no me había percatado pero lo cierto es que se podía ver una ligera tonalidad verde, como era es posible, no se escuchaban ni aviones ni alguna explosión como para que hubiera esta niebla verde, ¿acaso se debía al clima?
Mientras caminábamos no dejaba de pensar en todo acerca de este humo que rondaba entre la niebla para atajar estábamos cruzando por unos pastizales, como la carretera era curva para evitar la intromisión con la base militar, esta se encargaba de rodear para que ningún civil fuese a husmear por ahí, la ventaja de esto es que nos ahorraríamos bastantes horas en llegar a la ciudad, la mayor desventaja quizás era el hecho de que podía sentir como el pasto largo rozaba por dentro de mi pantalón e ocasiones, mientras no me picara nada todo estaba bien.

Llevábamos un par de horas ya caminando, por momentos podíamos ver unos pequeños campos algo marchitos, Erick sugirió que después podríamos venir para conseguir semillas, tenia algo de razón, las reservas que teníamos y que encontramos en la base no serían para siempre, y necesitaríamos generar mas recursos. Luego de aquella idea el resto del camino era bastante tranquilo, inquietante, pero sin ningún peligro aparente, el campo que cruzábamos aún se veía libre de aquellas cosas y eso resultaba relajante, pero sería cuestión de tiempo para que comenzaran a moverse asía acá
Cuando menos nos dimos cuenta la neblina estaba comenzando a dispersarse, aliviados retiramos la bufanda de nuestras narices y respiramos profundamente.
–Chicos, no traigo un reloj, pero algo me dice que ya debe ser mas de medio día. – Dijo Erick quien solo miraba alrededor del cielo intentando divisar el sol, pero estas podían bloquearlo sin problemas.
–Bueno creo que seria buen momento de comer. – Sugirió y sin negarnos solo buscamos un lugar que libre de pasto alto y nos tumbamos en el piso para comer, algo sencillo, un cacho de pan algo seco, una lata de atún, tomar un poco de agua y estirar un poco las piernas. En lo que descansábamos Álvaro se levanto por un momento y se puso a recorrer un poco el lugar con los binoculares para ver si veía algo.
Al poco rato de que dejamos de verlo regreso algo agitado con los binoculares en la mano.
–Señor, ya estamos cerca – Dijo inhalando y exhalando con fuerza –Me fui a asomar alrededor, la ciudad esta bajando la colina mas adelante.
Impactados por lo que dijo todos nos levantamos y de inmediato fuimos a ver, era cierto lo que nos dijo, con algo de dificultad se alcanzaban a ver algunos edificios, pero las faldas de la colina en la que nos encontrábamos ya empezaban a verse algunas fábricas y almacenes.
Sin pensarlo mucho comenzamos a bajar con cierto cuidado aquella colina, casi como sin nos deslizáramos sobre esta, una vez ya abajo no estábamos muy lejos de un almacén, y eso era bueno, la luz estaba comenzando a ocultarse, de inmediato corrimos hasta poder entrar a uno de estos.
Con cuchillo en mano deambulamos por el lugar hasta encontrar algún lugar cerrado en el cual poder meternos, no fue muy difícil pues pronto encontramos lo que parecía ser una oficina, el lugar estaba completamente vacío, no se veían zombis ni se escuchaban a personas así que podíamos mantener cierta calma. Tras mirar un rato en la oficina pudimos comprobar que aquel almacén era principalmente de cartón y papel, nada realmente útil en esos momentos.
La noche ya había caído completamente y los cuatro nos encontrábamos en silencio dentro de aquella oficina, aprovechamos para comer una ración mas antes de dormir, atrancamos la puerta con un estante y escritorio que se encontraban ahí dentro, después de eso cada uno se acomodo y se durmió siendo yo el ultimo de ellos, lo cierto es que me estaba costando mas trabajo el dormir en aquellos momentos, ansioso solo me puse a checar que cosas me quedaban aun en mi mochila alumbrándome con una linterna pequeña que traía, en uno de eso momentos abriendo una de las bolsas que tenia en el exterior de la mochila observe una pequeña nota, notando como esta tenia una letra algo femenina comencé a leer con cierta curiosidad :

"Querido Alexis, lo cierto es que no se ni por que estoy escribiendo esto, pero temo que no llegues a volver y al mismo tiempo ruego por que mi miedo no se cumpla, a lo largo de estos días eh visto como te haz arriesgado por cuidar a tu hermano y al mismo tiempo nos has cuidado a los demás, perdona que no pueda decir esto de frente pero me es vergonzoso por alguna razón, solo quiero decirte que te aprecio mucho, esperare con ansias tu regreso, y aunque las circunstancias no son favorables para algo como lo que quiero pedirte, me gustaría que pudiéramos estar mas juntos pues contigo ciento cierta seguridad y eso realmente me gusta.

Te quiero mucho.

Sam."

Al terminar de leer por finaquella carta solo me quede en blanco, la volví a leer por varias ocasioneshasta que en un momento solo la guarde y apague la linterna quedándome pensandoentre la oscuridad.
–Una relación en estos momentos...que estupidez. – Me dije a mi mismo mientras sentíami corazón acelerado.
No entendía, por que si pensaba que eso era una idiotez me sentía en aquelmomento tan feliz y emocionado, sin saberlo realmente solo comencé a cerrar losojos y a dormir, por fin nos encontrábamos cerca de la ciudad, pronto empezaríael caos.

–Hey pequeño dormilón, despierta. – Escuchaba que me susurraban al oído, tansolo me removía sobre mi cama sintiendo como unas suaves manos comenzaban aacariciar mi rostro con cariño antes de empezar a hacer varias cosquillas.
–No, no espera basta. – Suplicaba entre risas mientras que esta persona soloempezaba a besar mis mejillas con fuerza.
Riendo y algo alborotado solo abrí los ojos mientras me colocaba de rodillas enla cama y la abrazaba con fuerza.
–Buenos días mami. – Dije feliz por cómo me había despertado.
–Buenos días pequeño conejito, ¿dormiste bien? ­– Pregunto mientras me alzabaen brazos con cierta facilidad, mientras me cargaba podía observarla mejor, megusta hacerlo pues mi mamá era muy bonita, un cabello lacio y oscuro que lellegaba un poco más debajo de los hombros, una nariz pequeña y redonda juntocon unos grandes y hermosos ojos plateados.
–¿Que pasa pequeño, porque me miras tanto? – Me pregunto a lo que soloreaccione.
–Perdona es solo que eres muy bonita mami. – Conteste a lo cual solo me sentóen una silla en el comer y beso mi cabeza.
–Pues muchas gracias, pero realmente tu eres mucho más guapo, cada día tepareces más a tu padre. – Contesto a lo que solo reí sonrojado.
Mientras ella comenzaba a servir el desayuno podía verla mejor, podía ver supanza en donde según ella me decía guardaba a mi futuro hermano.
–Mamá, ¿dónde está papá? – Pregunté curioso mientras miraba alrededor esperandopoder escucharlo.
–El hoy se fue temprano a trabajar hijo, pero volverá al rato para la cena,vamos, empieza a desayunar o se enfriara, de inmediato lo hice, lo que ellacocinaba siempre era delicioso y siempre que podía se lo recordaba pues megustaba mucho.
El día paso normal, estábamos a punto de ver una película juntos en lo que Papállegaba cuando ella empezó a quejarse.
–¿Estas bien mami? – Le pregunte a lo que ella solo asentía forzando su rostropara mostrarse calmada, pero no podía, poco a poco comenzaba a quejarse más, meestaba asustando.
–Hijo, ayuda a mami, tráeme mi teléfono para avisarle a tu papá y dile a lavecina que llame a una ambulancia, que es hora. – Me pidió a lo que asustadosolo hice lo que me indico con cierta rapidez.
La vecina no tardo mucho en llamar a través del celular y de inmediato meacompaño a casa junto con mi mama, su vestido se veía manchado de sangre aligual que el piso a su alrededor.
­–Ma...mamá que te paso. – Pregunte al borde del llanto.
–Tranquilo pequeño, todo esta bien, es tu hermano, el esta ansioso por salir yconocerte, el ya va a nacer. – Me dijo con unas lagrimas en los ojos.
–Hijo, yo, se que te molesta un poco la idea de que tu papá y yo ahorita no teprestemos tanta atención por el nuevo hermanito que tendrás, pero quiero quesepas que el y yo te amamos mucho y queremos que seas un buen hermano mayor conél. – Me decía entre lagrimas en lo que esperaban a que la ambulancia llegara.
–Si mami, siempre lo protegeré y le enseñare muchas cosas. – Dije ya mastranquilo. Luego de eso solo esperamos hasta que por fin la ambulancia llego,al no poder quedarme solo ellas me subí con mi vecina y mi mamá a la ambulancia,tras llegar al hospital mi papa ya también se encontraba ahí, me hicieronesperar junto con mi vecina mientras que mi papa siguió en todo momento a ladode mi mama hasta que deje de verlos.
Las horas pasaron y yo estaba desesperándome ahí, en un momento solo me recostéen las sillas en espera de mi papá.
Las horas pasaron y pasaron, el sueño estaba comenzando a ganarme cuando porfin el salió, Monica, mi vecina se levanto y se acerco a él, yo no podía verbien pero veía que sus manos temblaban, en un momento solo escuche su llantoseguido del llanto de Monica, porque lloraban, que había pasado, me acerque apreguntar y mi papa solo me abrazo con fuerza.
–Tu madre se ah ido hijo, tu madre se ah ido. – Me decía al oído mientraslloraba, me costaba entender lo que decía, pero en un momento solo comencé allorar al igual que ellos, ella ahora estaba muerta.

Kyodai: los hijos de nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora