Capítulo 15: Hambrientos

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Todo se encontraba oscuro, la respiración de todos los presentes podía escucharse con gran fuerza, aun con los gruñidos de todos estos zombis, esta vez la lluvia no nos resguardaba para ocultara el ruido que pudiéramos hacer. Poco a poco nos habíamos acostumbrado al aroma de todos ellos, eso no quería decir que olieran bien, simplemente que ya no vomitaríamos a cada rato cada que uno pasase cerca de nosotros.
Antes de que cayera completamente la noche comenzamos con el Plan de Oliver, todos los adultos y jóvenes barones tendrían que participar para hacer el intento de escapar, y justamente eso hicimos, nos separamos en dos grupos, uno mas grande que el otro, el primer grupo, en el que me encontraba se encargaría de intentar sacar uno de los camiones de aquella escuela, mientras que el segundo buscaría gasolina en los autos aledaños y de paso conseguirían un segundo carro, en esta ocasión Oliver y yo nos encontrábamos separados, yo iba con su tío en el grupo grande mientras que Oliver iba con dos soldados en el grupo pequeño.
La cosa de momento parecía ir bien pues todavía no habíamos sido devorados, pero lo cierto es que los camiones al igual que el resto de la instalación estaban completamente bloqueados, los zombis ya se habían esparcido bastante y el moverse ciertamente seria un gran problema.
Nos quedamos un rato detrás de los edificio intentando realizar un plan pero lo cierto es que carecíamos un poco de los recursos o la mayoría de los planes comprometían la recolección de recursos para alimentarnos.
En un momento el tío de Oliver, Erick, hablo.
-Alexis, quiero que te encargues de la recolección de cosas en los salones, no seas meticuloso, solo toma la mayor cantidad de maletas y mochilas que puedas y llévalas cerca del estacionamiento, ve dejándolas detrás de la cafetería, por lo mientras Octavio.- Dijo dirigiéndose a uno de sus hombres antes de proseguir – Él se encargara de checar que alimentos podemos rescatar de la cocina, enlatados y empaquetados, todo lo que sea de utilidad, el resto de nosotros veremos la forma de atraer la atención lejos del camión, ¿les quedo claro? – Pregunto en silencio a lo que todos asentimos y de inmediato nos pusimos en marcha.

Avance por la parte de atrás del primer edificio mirando a través de las ventanas, algunos salones estaban repletos de aquellas cosas, pero otros no tenían gran número de zombis, lo cierto es que ninguno se encontraba realmente vacío, todos tenían por lo menos mas de 5 zombis, no podría entrar y matarlos sin que llegara a hacer algún ruido que los alertara, me empezaba a sentir frustrado pues no se veía ninguna oportunidad.
Me senté un momento al borde de una ventana, quería pensar en alguna posibilidad de ahuyentarlos o distraerlos para yo poder entrar y salir sin mucho peligro. Quise pedir algo de ayuda, pero cuando volví al sitio de antes para buscarlos vi que ya se habían movido, molesto solo suspire con pesadez.
–Quizás si voy con el otro soldado, Octavio, pueda ayudarle y el me ayude a mí, sería mucho más fácil todo. –Tras pensar en eso me dirigí lo más rápido que pude a los comedores que estaban hasta el otro lado cruzando por el segundo edificio.
Me escabullí a gatas entre la oscuridad que cada vez se hacia mas y mas presente, mis ojos por un momento no pudieron distinguir bien que es lo que ocurría a mi alrededor, no fue hasta que parpadeé varias veces con la idea de que se ajustaran un poco más. Cuando estaba por seguir avanzando pegado al muro que limitaba la escuela mire que frente mío estaba un zombi parado, no se movía, solo gruñía mirando a la pared.
–Carajo. –Pensé quedándome completamente quieto en lo que me colocaba de una forma lo mas cómoda para no tambalearme y evitar mucho ruido. Pasaron un par de minutos hasta que en un momento y ruido proveniente del exterior los atrajo un poco, él se movió de aquel lugar y yo pude avanzar con mas prisa hasta el comedor.
Al entrar de inmediato pude sentir como una mano se colocaba sobre mi boca a la vez que esta persona sujetaba la puerta que había abierto para pasar, y lentamente la cerraba con su otra mano. En cualquier otra circunstancia abría gritado o abría intentado apartarla a la fuerza, pero la presión que esta generaba esta fuerte y de intentarlo abría hecho demasiado ruido.
–Voy a quitar la mano, necesito que guardes silencio y respires calmado.
Dijo a la vez que me hacia una señal de quedarme callado.
– ¿Que ocurrió? –Le susurre a lo que el solo señalo unas cajas detrás de una barra enfrente de esta había cerca de diez zombis dando vueltas.
–Los suministros están ahí, pero no encuentro alguna forma de llamar su atención. –Rezongo en un tono bajo para luego continuar. –Me da gusto que vinieras, necesito que generes una distracción en lo que saco las cajas de aquí. –Solicito.
– ¿Pero como quieres que los distraiga? –Pregunte con cierto nerviosismo.
–Escucha, son solo esos zombis de ahí, el resto del comedor no parece tener a ningún otro vivo, los demás son solo cuerpos. –Afirmo con seguridad mientras desenvainaba un cuchillo del costado de su pierna.
– Si lo que dijo Oliver es cierto, de que se mueren con heridas en la cabeza solo necesito que los distraigas treinta segundos, con treinta segundos puedo apuñalar sus cabezas lo más rápido posible para que podamos sacar esto de forma segura. –Dijo en voz baja a lo que solo negué.
–No voy a poder detenerlos por tanto tiempo. –Asegure a lo que el solo negó señalando hacia una mesa que se encontraba esquinada.
–Si llegas haya y ocupas la mesa para escudarte no te podrán alcanzar, tu confía en mí. –Comento seguro de si mismo, estaba por negarlo nuevamente, pero lo cierto es que el tiempo se nos agotaba y debíamos de aprovechar que el exterior también se había despejado un poco, sin mayor queja tan solo asentí y rápidamente avancé corriendo por aquellos cuerpos, podía escuchar como unos huesos crujían en mi caminar y como mis pies a veces se veían obstaculizados por aquellos cadáveres. Una vez llegue cerca de la mesa me deslice por arriba de esta hasta quedar pegado a la esquina de la pared. De inmediato los zombis que alcanzaron a escucharme comenzaron a avanzar torpemente hacia mí, yo solo permanecí pardo empujando un poco la mesa para evitar que se montaran sobre ella, el ruido de mis forcejeos termino por llamar la atención del resto y una vez todos estuvieron amontonados contra la mesa, Octavio llego por detrás de ellos y con una furia desatada empezó a clavar su cuchillo por encima de sus cráneos para luego tirarlos al suelo y seguir con el siguiente, no conté si realmente solo se tardo treinta segundos, pero lo cierto es que él había acabado con todos, tan solo observe como se quedo parado frente a mi un tanto agitado, sus ropas se veían un tanto embarradas de sangre y su pecho subía y bajaba por la adrenalina. Subí a la mesa y el rápidamente me estiro la mano para ayudarme a bajar.
–No salió nada mal ¿verdad? –Pregunto con cierta satisfacción a lo que tan solo asentí de forma afirmativa.
–Bien, ahora hay que llenar estas bolsas para que sea más cómodo que llevarnos todas las cajas. –Dijo mientras de una mochila que se encontraba en la entrada sacaba varias bolsas y sacos de tela con una correa ajustable en la parte de arriba.
Sin demorarnos mucho llenamos las bolsas con todo aquello que nos pudiera durar varias semanas, todo lo empaquetado y enlatado que pudimos llevarnos, lo hicimos tan rápido que pudimos hacer dos viajes acabándonos las bolsas que el traía y llevando dos cajas más. Habíamos corrido con una gran suerte, lo principal que era la comida ya la teníamos, ahora necesitábamos el transporte para poder sacar todo sin mayor riesgo. En lo que nos tomábamos un descanso detrás de la cafetería rápidamente llego Erick junto con solo un soldado algo agitado.
– ¿Qué paso? – le pregunto Octavio notando esa mirada acelerada.
–Nos sorprendieron. –Dijo algo agitado –Estábamos ya cerca de los camiones para empezar con la distracción, pero uno zombi salió de la nada, mordió a uno de los hombres que nos acompañaba, tuvimos que dejarlo por que sus quejidos empezaron a atraer a más.
Comento mientras empezaba a retomar el aire.
–Y ahora como vamos a salir de aquí, tenemos mucha comida, no podemos simple mente dejarla. Dijo Octavio.
–Lo sé, es lo que puedo observar. –Respondió Erick mientras que solo tomaba la radio por un costado de su cadera y lo encendía.
–Aquí el sargento Erick, nos encontramos varados en la escuela, como van ustedes, cambio. –Dijo por la radio esperando respuesta, para luego nuevamente repetir el mensaje en espera de que respondieran.
Pasaron un par de segundos hasta que se escucho algo de interferencia y después la vos de un hombre.
–Sargento, ¿cuál es la situación? – Pregunto.
–Escucha nos encontramos varados en la escuela, tenemos ya la comida recolectada, pero los camiones se encuentran bloqueados, díganme que consiguieron un carro. –Rogo a través del radio mientras nos miraba a todos esperando alguna respuesta.
–Afirmativo, conseguimos llenar un par de bidones con gasolina y conseguimos un auto. – Respondió.
–Excelente, escuche atentamente, vayan a dejar la gasolina a la comisaria y denle solo un poco al carro, quiero que lo choquen en la entrada de la escuela con el claxon estropeado para que los atraiga.
Tras decir eso solo hubo un minuto de silencio a lo que el hombre hablo nuevamente.
– ¿Escuche bien señor?, ¿quiere que lo choquemos? –Cuestiono con una voz temblorosa a lo que el solo reafirmo a través de la radio.
–Así es, háganlo pronto, procure no salir lesionado, lo esperaremos en la entrada, cambio y fuera. Una vez termino de hablar apago nuevamente el radios y suspiro para luego explicarnos como seria el plan.
Era sencillo, el ruido atraería a los zombis y despejaría el estacionamiento tanto por dentro como por fuera, nos iríamos todos al camión, subiríamos las cosas atrás y les diríamos a todos que subieran al camión por arriba para irnos de una vez de aquel lugar.
Sin perder mas tiempo Octavio fue a la entrada para esperar a que ocurriera el choque y ayudarlo a entrar, tras unos minutos de espera se escucho el ruido del claxon acercarse y de pues un fuerte golpe en las laminas de acero de la entrada, fue cuestión de tiempo para ver a Octavio y al otro sujeto avanzar por atrás de la cafetería y dirigirse hasta nosotros. Se podía escuchar como los zombis avanzaban con rapidez guiados por el ruido, esperamos un poco hasta que los gruñidos se escuchaban algo distantes de nosotros, de inmediato tomamos la comida y la echamos a la parte de atrás, Los otros dos sujetos se subieron atrás conmigo mientras que Erick arrancaba el camión y Octavio abría el estacionamiento para poder salir. Cuando parecía que todo estaba listo Octavio subió a la parte de atrás con nosotros y en lo que el camión avanzaba empezando a salir el se paró sujetándose de unos arcos de acero de arriba y cortaba un cuadrado de tela para que los demás pudieran subir por arriba de la comisaria sin exponerse a salir y trepar de la forma convencional.
Rápidamente el camión avanzaba atropellando a los zombis que se colocaban enfrente de este, se podía sentir como los cuerpos pasaban por debajo de nosotros, como si fuesen un montón de topes y baches.
Una vez llegamos tal parece los demás ya estaban esperando arriba con todas las cosas, rápidamente lanzaron la mayoría de las mochilas y maletas y acto seguido primero pasaron los niños, después los adultos las mujeres pasaron y por ultimo el otro soldado subía por abajo los bidones con gasolina para luego subir el, de inmediato golpeo con fuerza la parte de atrás del camión dando la indicación de que todo estaba listo, de que ya podíamos marcharnos.
Mientras avanzábamos todos juntos tan solo observábamos el camino que dejábamos atrás, la pregunta es a donde nos dirigiríamos ahora, en lo que los demás permanecían amontonados procurando alcanzar una posición cómoda en lo que llegamos a donde fuese que nos dirigíamos una mujer tan solo observaba a los demás como buscando algo, en un momento su mirada se cruzo con la mía y tan solo hablo.
–Disculpa, ¿tu estabas en la escuela con los demás cierto? –Me pregunto a lo que solo asentí un tanto extrañado.
–De casualidad no sabes si Lui, mi esposo, ¿está enfrente con el conductor? –Me pregunto a lo que solo negué y respondí con una voz algo baja.
–No hay nadie enfrente...pero, alguien murió en la escuela, nos sorprendieron y a uno lo alcanzaron a morder...lo siento. –Dije antes de girar mi vista algo incomodo y ella tan solo se quedo en silencio mientras empezaba a sollozar.
Nuevamente buscando acomodarme acurruque a mi hermano en mis piernas mientras Oliver permanecía en silencio a un lado mío junto con los demás.
– ¿A dónde vamos? –Le pregunte a Oliver algo intrigado.
–Con suerte a un lugar mucho más tranquilo. –Respondió sin más antes de también dormirse.
Poco a poco el movimiento del camión comenzaba a adormilarme, mis ojos se fijaron en la oscuridad del camino por el cual avanzábamos, mis ojos empezaron a cerrarse varias veces y mi cabeza caía por momentos, hasta que por fin me quede dormido.

Kyodai: los hijos de nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora