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Una larga y dura semana pasó, y ¿Que creen? Jungkook se rindió al tercer día, y no era por falta de amor, si no que iba a casa del menor desde que salía el de la secundaria, hasta que la madre del Mochi llegase.

Un día la mujer cumplió su palabra y la policía fue por el, ya no pudo seguir insistiendo.

Se la pasaba en su cama llorado y solo se había bañado tres veces, contando la del día en que fue a 'formalizar' la relación con JiMin.

Joder, le dolía mucho, dejó a YoonGi para dejar de sufrir y esto era lo que le pasaba por no haberse dado cuenta de su pequeño desde hace tiempo. Incluso llegaba a pensar que le dolía más JiMin que todo lo que le hizo YoonGi.

Todas las noches lloraba y no salía, su hermano tampoco era de ayuda, le recalcaba que su estado era por culpa de él.

Los ojos hinchados y el estómago vacío era lo que más lo describía a Jungkook en esos momentos.

Mientras JiMin empezaba a quererse, pero el estarse cortando los brazos aun no lo dejaba.

Cuando iba Jungkook a su casa a implorarle perdón, se sentía muy mal, el último día estuvo a punto de perdonarlo y empezar de nuevo, pero su mamá llegó temprano con la policía y se fue, y ya no regresó.

Su físico iba mejorando porque ya dormía y no lloraba, empezó a comer mejor, y se arreglaba el cabello. Cuando empezó con eso, las miradas en el lo perseguían con más constancia.

—Te dije que eras guapo.

—¿De que hablas? Exageras Baekhyun.

—Claro que no —los dos amigos estaban en la cafetería, en una de las mesas algo alejadas de la gente —Lu han se te queda viendo desde hace días.

—Estas loco, está en cuarto grado.

—Eso no tiene nada que ver —volteó a donde el rubio miraba a JiMin —es atractivo, deberías intentar algo, tan siquiera hablarle.

—Si bueno, lo haré después —contestó JiMin tomando su licuado de fresa.

—O puedes hacerlo ahora.

—¿Qué?

—Viene para acá —Baekhyun volvió a mirar a su amigo —no estés nervioso, está a pasos de ti.

¿Cómo no estar nervioso? Lu Han era muy apuesto, cuando JiMin estaba en primer grado le había llamado la atención, pero el rubio nunca lo miró.

—Hola —maldición, su voz era perfecta para los oídos del menor.

—Hola, Lu Han —Dijo Baekhyun.

—¿Puedo sentarme?

—Claro —respondió el peligris, levantándose de la mesa —yo iré por un jugo ¿Quieres algo, nalgon?

—No, y ya no me digas así —el pelinegro casi lo fulminaba con la mirada.

—Como quieras culón —soltó una pequeña risa su amigo, y al irse dedico unas palmaditas en el hombro al rubio; dejando solos aquellos dos.

Lu Han se sentó en frente de JiMin y le sonrió.

Linda sonrisa, pensó JiMin.

—Tu amigo, es agradable.

—Es grosero, pero te acostumbras.

—Se dirijo a ti de manera...

—Si bueno, dice que tengo buen parecido —rie, y su risa llama la atención de algunas chicas.

—Tiene razón —dijo con sinceridad el rubio, JiMin dejo de reír —¿Porque paras? Tú risa es hermosa.

—No se que decir —era claro que no, se había sonrojado, un chico guapo le dijo que su risa era hermosa.

Mi mas grande y bello error Donde viven las historias. Descúbrelo ahora