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-Paaaapáá -Un pequeñin de apenas un año de edad, apenas con una semana de haberlos cumplido, sacó sus primeras palabras.

Aunque, él bebé mostraba mucha emoción y alegría en la sillita en donde estaba sentado, su hermano mayor frenó en seco lo que hacía, por el shock y agregando que si continuaba cortando verduras podría cortarse o más bien, quedarse sin dedos.

Gohan apesar de cuestionarse muchas veces si conservaba una salud mental estable o si es que siquiera la tuvo alguna vez, se encontraba siempre arreglado, no importaba que estaba con unas aburridas pijamas café claro, notando así su palidez, su cara y cuerpo siempre estaban limpias a pesar de los trabajos de campo que dedicaba con tanto empeño hacer, igualmente los tics que empezaba a desarrollar y las ojeras que poco a poco se empezaban a profundizar en sus ojos como un atardacer.

La única diferencia es que para algunas perspectivas, un atardecer, era una de las cosas más hermosas que podrían disfrutar los seres humanos, pequeñas cosas de la vida que son regaladas a los mortales para aprovecharlas al máximo.

Él podía verlas, tanto el clímax de cómo la luz se desaparecía, hasta que la oscuridad reinaba por cierto tiempo, una cierta cálidez regresara con un hermoso brillo hiciera su aparición, iluminando a todo aquél que a nada más salir, pudiera tomar un poco de energía para el siguiente día.

Era divertido salir al mercado con Goten aún dormido, con su carita a punto de babear en sus hombros, amarrado con una tela de forma que se puede detallar como si un bolso se tratara, era muy joven sí, pero vendía muchísimo y gracias a Kamisama era una de las tiendas urbanas en donde siempre existía mucha fila por esas hermosas frutas y verduras. Mucha gente preguntaba cual era el secreto del niño, pero digamos que es responsabilidad y estar siempre al pendiente de todo. (Sin incluir la superfuerza y velocidad, hasta la habilidad de volar que él posee)

Hasta con el tiempo hizo una joven amiga de su edad, llamada Annie, de cabellos tan rojos como una manzana y piel de porcelana con muchos lunares. Goten se encariñó con ella, siendo un bebé sin conocimiento del mundo, ella se quedaba horas junto a Gohan, ayudándole al mayor y asombrada al ver cómo éste atendía a sus clientes a la velocidad de la luz.

Con mucho cariño, al tiempo después, con poca frecuencia la pelirroja se quedaba hasta tarde y justo cerrando, Gohan no sentía mas ki cerca y aprovechó en contarle su historia a Annie (Por petición de él mismo, ya que la ojimiel siempre contaba historias interesantes de su familia y se sentía raro al no contar la suya). Ella, para tratar de aliviar la situación exclamó. —¡Pero eres bueno Gohan, eres un excelente papá!

Tomándoselo como un chiste, Gohan sólo rió, se sentía bien, llevaba tiempo sin hacerlo. Acompañados, el pequeño soltó una carcajada llena de balbuceos.

La joven iba casi todos los días, ganándose de vez en cuando una manzana o fresas que su amigo le regalaba pero casi siempre negaba. Ella no iba por eso, sino para saber si sus amigos que les tomó mucho cariño estaban bien.

A escondidas, no tan escondidas, muy sonriente le enseñaba a Goten a decir palabras nuevas, Gohan podía escuchar unas pocas, pero la que recién escuchada nunca la pensó que saldría del pequeñín feliz que estaba muy contento en su silla.

No se las merecía, él sólo era su hermano.

Al otro día, se lo comentó a la chica, encontrándose nerviosa ya que fué pillada en su acto, sólo respondió. —¡Oh vamos! ¿Pero porqué te lo tomas tan a pecho?. Escucha esto de mi parte, los padres son los que crían y están allí para sus hijos.

Negative. [Gohan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora