Regreso en el Tiempo

Capítulo 9

Nunca llegué a navegar a Valinor.

Esas palabras se repitieron en la mente de Legolas una y otra vez.

Durante un momento ninguno de los dos dijo nada. La afirmación de Keldarion parecía resonar en el largo silencio y solo parecía escucharse sus pesadas respiraciones.

Legolas se quedó tan sorprendido que no se le ocurría nada apropiado que decir. Abrió y cerró la boca varias veces sin emitir sonido, mirando a Keldarion con los ojos como platos, estupefacto.

Nunca llegó a navegar a Valinor. Legolas estaba atónito.

¿Nunca llegó a navegar a Valinor? Ahora estaba confundido.

Y luego comenzó a enfadarse lentamente. ¿¡¿¡Nunca llegó a navegar a Valinor!?!?

"¡¿Qué quieres decir con que no navegaste a Valinor?!" –gritó finalmente, sonrojado de furia.

Keldarion alargó una mano hacia él.

"Legolas..."

"¡No me toques! –Legolas alejó su mano de un manotazo, retrocediendo hasta que chocó con el árbol-. ¡¿CÓMO HAS PODIDO?! ¡¿Cómo has podido jugar con mis sentimientos de esta manera?! ¡Maldición, Kel! Lloré hasta quedarme sin lágrimas, ¡¿y ahora me dices que nunca navegaste a Valinor?! ¿Por quién me has tomado? ¡¿Por una maldita marioneta?!"

"Legolas, por favor, déjame explicarme..."

"Oh, vas a explicarte, muy bien –el príncipe se cruzó de brazos, con los ojos brillando de furia-. ¡Me alegro de que vayas a hacerlo! Pero te advierto que no me mientas..."

"¡Nunca te mentiría! –gritó Keldarion-. ¡Nunca lo he hecho y nunca lo haré! Pero si quieres oír la verdad, hermano, sugiero que te prepares, porque lo que voy a contarte no es agradable."

Legolas se mordió el labio y evitó sus ojos, desconcertado. Con un suspiro, Keldarion también desvió la mirada.

"Confía en mí, Legolas. Eres mi hermano y te quiero mucho. Nunca fue mi intención jugar con tus sentimientos de esta manera. Fue difícil para mí dejarte, pero las cosas solo sucedieron sin mi consentimiento. Perdí el control de mi destino desde que mi barco zarpó hacia las Tierras Imperecederas."

A Legolas le temblaron los labios al recordar el triste día. Todavía recordaba lo difícil que le resultó la partida de Keldarion, sabiendo que nunca volvería y... ¡Pero espera! ¡Keldarion había vuelto!

"Mi barco zarpó hacia Valinor, Legolas. Pero desafortunadamente nunca llegó hasta allí" –añadió Keldarion suavemente.

Sorprendido, Legolas buscó la mirada de su hermano.

"¿A qué te refieres? ¿Qué ocurrió?"

Keldarion tragó saliva antes de responder.

"Nuestro barco fue atacado por una gran flota de Corsarios. Muchos de nosotros murieron y algunos sobrevivimos y fuimos tomados cautivos, como yo."

Legolas parpadeó, boquiabierto.

"Tu... fuiste..."

"Sí, Legolas. Me tomaron prisionero –dijo Keldarion, endureciendo la mirada-. Estaba tan vulnerable debido a mis heridas y al llamado del mar que no pude defenderme. Me llevaron a su guarida y me hicieron su esclavo. Me golpearon y torturaron cuando me negué a obedecerles. Pero a pesar de mis esfuerzos me encadenaron para que no pudiera escapar y me forzaron a realizar tareas pesadas. Era como vivir en el corazón de Mordor, solo que Sauron no era el señor allí. Hicieron que deseara estar muerto. Valar. ¡Me hicieron desear tener el valor necesario para quitarme la vida yo mismo! Me trataban como a un animal, como si no tuviera honor ni orgullo. Y a veces yo deseaba serlo para no sentir nada. Lo bueno es que acabé olvidando el llamado de Valinor. Todo eso dejó de tener importancia al compararlo con la miseria en la que estaba. Rezaba para que alguien fuera a por mí, pero nadie lo hizo. Esperé durante cinco años, Legolas. Tardé bastante tiempo en darme cuenta de que estaba solo. Completamente solo..."