Salí de la cafetería un minuto después de que Seulgi cerrara la puerta y saliera corriendo. No me apresuré porque ya sabía que se había ido, así que subí el cierre de mi chaqueta y comencé a caminar con dirección a la parada de autobuses.
No había planeado quedarme afuera hasta tan tarde así que mi ropa no me ayudaba a prevenirme del viento helado que corría a esas horas. Aunque tampoco había planeado encontrarme a mi ex en el lugar donde iba prácticamente casi todos los días de la semana.
Cuando llegué a la parada me apoyé en uno de esos letreros llenos de anuncios y comencé a reírme porque había vivido un estúpido déjà vu cuando vi a Seulgi correr, si bien la situación era distinta, era igual que lo que había ocurrido hace unos años atrás.
Quizás Seulgi ahora era físicamente distinta, tanto como su cabello como su vestimenta, pero aquella sensación era exactamente igual que el día en el que me había dicho que me quería por primera vez.
Veníamos del centro comercial, había sido una especie de cita pero aún no estábamos oficialmente en algo, ni siquiera nos habíamos besado siquiera, pero nos sentíamos bien estando al lado de la otra. Había decidido ir a dejar a Seulgi hasta su casa, caminábamos lento y de vez en cuando la valentía se apoderaba de mí y me atrevía a tomar su mano por unos cuantos segundos, o bueno, hasta que comenzaba a sudar por los nervios. Pero en uno de esos toques de manos Seulgi me apretó con un poco de fuerza y entrelazó nuestros dedos, y yo estuve al borde de la muerte porque todo dentro de mí se convirtió en un inmenso alboroto.
No sentía mariposas en mi estómago, lo que sentía eran dentro de mí eran cientos de animales bailando como si no hubiera un mañana.
Caminamos un poco más y Seulgi soltó esas dos palabras que hicieron que me detuviera y le soltara su mano. La miré con la boca abierta porque no me esperaba eso, mi cerebro parecía haberse dormido porque no podía pensar en algo coherente, era como si todo se hubiera congelado a mi alrededor.
Reaccioné cuando un sollozo llegó a mis oídos, algo había ocurrido dentro de Seulgi también porque su rostro estaba rojo y tenía esa mirada que ponía cada vez que se sentía avergonzada de algo. No alcancé a hablar porque Seulgi ya había escapado de mí.
Me sentí como una idiota, Seulgi me gustaba desde hace años, desde que nos habíamos convertido en amigas inseparables, estaba más que claro que la quería, demonios, la quería en todos los malditos sentidos que pudieran haber. La chica que quería me había declarado sus sentimientos y yo la había dejado irse corriendo calle abajo.
Corrí tres cuadras sin parar, Seulgi me llevaba una cuadra de ventaja y con cada grito mío pidiéndole que se detuviera, ella corría el doble de rápido. La pude alcanzar cuando tropezó y cayó de golpe al suelo, llegué a su lado lo más rápido que pude y traté de tomarla de los brazos para que se colocara de pie pero ni siquiera me dejaba tocarla. La poca gente que pasaba por la calle de al frente nos comenzaba a mirar pero a mí no me podía importar menos. Sólo quería que Seulgi dejara de llorar porque me partía el alma.
Me senté a su lado y la abracé acercándola a mi cuerpo, le dije que la quería hasta que perdí la cuenta, no eran palabras vacías, eran dos palabras que iban cargadas con mis sentimientos más profundos, aquellos que sólo Seulgi hacía despertar en mí.
El ruido de los autos me sacó de mis pensamientos y recordé donde estaba, asomé mi cuerpo un poco hacia la calle y vi que el autobús que me dejaba cerca de casa venía. Saqué mi tarjeta del bolsillo de mi chaqueta antes de subir al autobús y saludé con un movimiento de cabeza al conductor.
"Saldo insuficiente"
¿Era una broma? Estaba segura de que aun me alcanzaba para unos dos viajes más como mínimo.
-¿Tiene efectivo? -me preguntó el chófer casi molesto porque el semáforo estaba en verde y él no podía acelerar por mi culpa.
Busqué mi billetera en mi bolsa y entonces recordé que Jennie me la había quitado para molestarme mientras trabaja en mi computadora. No recordaba que me la hubiera devuelto.
Bajé del autobús antes de que el chófer me hiciera algún escándalo y llamé al teléfono de Jennie.
-Supongo que me estás llamando para agradecerme por dejarte a solas con la sexy de tu ex.
-¡Te llevaste mi maldita billetera y ahora estoy varada en la calle idiota!
-¿Qué? ¿Y qué pasó con Seulgi?
-Supongo que se fue a su casa, yo qué sé -respondí molesta, de verdad que la vida me odiaba hoy- Ven a recogerme, quiero llegar a casa y dormir.
-Claro, envíame tu dirección -dijo Jennie después de quejarse de algo con Lisa.
-Date prisa, necesito la calefacción de un auto.
Estuve esperando el auto rojo de Jennie por casi unos 15 minutos, cada vez el viento se volvía más frío haciendo que terminara abrazándome a mi misma para entrar un poco en calor.
-¡Eh! ¡Apresurate y sube antes de que me saquen una multa por estacionarme aquí!
Juro por todos los dioses que apenas vea a Jennie Kim la asesinaré por hacerme subir al auto de Seulgi.
🍃
<mejor tarde que nunca :x>
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‹ Bangs › Seulrene
Fanfiction‹Quizás haber entrado en aquella cafetería fue lo mejor que Seulgi pudo haber hecho› Seulrene ✨