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Irene sacó del fondo de su cajón la vieja ropa de Seulgi que aun conservaba y la dejó sobre su cama para que cuando ella saliera de la ducha la pudiese ver. 

Habían quedado de acuerdo con que después de aquel tenso momento sería mejor que se quedaran a pasar la noche en su departamento, así que después de llamar y avisarle a Joy que no llegarían a cenar, Seulgi se metió a la ducha. 

Quizás era algo tonto, pero Irene sentía que su departamento tomaba vida nuevamente al escuchar a su novia dar vueltas por ahí. 

Novia

Volver a usar esa palabra hacía que su corazón se sintiese tranquilo y acelerado a la vez, todo estaba de vuelta en su lugar, justo donde cada una de ellas debía estar.

-¿Qué haces? 

Se sobresaltó al sentir la respiración de Seulgi en su oreja, había estado tan concentrada cortando vegetales y pensando en ella que ni siquiera la escuchó cuando apareció en la cocina.

-Pensé que querrías comer algo -Irene dejó el cuchillo de lado porque tener a Seulgi junto a ella así de cerca hacía que su cuerpo temblara por completo- No te secaste el cabello -hizo una mueca al ver que la camiseta comenzaba a mojarse. 

-Se secará por si solo.

Seulgi iba a abrazarla pero Irene la empujó suavemente mientras negaba con su cabeza.

-Ve al sofá mientras yo voy a buscar una toalla seca -Seulgi hizo oídos sordos y trató de abrazarla otra vez- No quiero que te enfermes...

-Bieeen. 

Era mejor no llevarle la contraria a Irene, pero de todas maneras Seulgi caminó arrastrando sus pies hasta el sofá como si la acabasen de regañar. Ahora que estaba sola en la sala recordó lo que había estado pensando mientras se duchaba.

No podía permitir que Irene siguiera trabajando en ese lugar, no con ese hombre rondando por ahí.

-Seulgi, siéntate en la orilla.

Seulgi le hizo caso y se relajó cuando Irene comenzó a cepillarle el cabello suavemente para después comenzar a secarlo.

-¿En qué piensas tanto?

-En que me gusta mucho esto... -Seulgi susurró con los ojos cerrados. 

Irene dejó la toalla a un lado y tomó el rostro de Seulgi haciendo que mirara hacia el techo. Era una posición extraña, Irene estaba de pie a un costado de sofá, un poco inclinada para mirarla mientras que ella estaba sentada, y si no fuera por las manos de su novia, su cabeza estaría colgando del sofá. 

-¿Qué es lo que te gusta? -preguntó sonriendo, acariciando las mejillas de Seulgi.

-Estar contigo así, me gusta sentirte cerca.

Seulgi seguía con los ojos cerrados, por eso se sorprendió cuando sintió los suaves labios de Irene sobre los suyos. Fue un beso corto pero bastó para que hasta sus pies se derritieran. 

-Sigues siendo igual de melosa que siempre.

Irene soltó una carcajada y volvió a besarla antes de seguir secándole el cabello. Estuvieron así unos diez minutos más, hasta que Irene decidió que su cabello ya estaba casi seco.

-Si quieres puedes ver alguna película mientras yo termino de cocinar, no demoraré mucho-

-¿Podemos hablar primero? -le interrumpió, jalándola de la muñeca antes de que pudiera volver a la cocina.

El tono serio de Seulgi la asustó un poco, ¿acaso se había arrepentido sobre lo de volver a estar juntas?

-Ven -volvió a jalar su mano pero esta vez logrando que se sentara junto a ella. Seulgi no era idiota y sabía perfectamente que aquellas palabras habían sido suficiente como para asustarla, por eso tomó su mano y entrelazó sus dedos, tratando de darle a entender que todo estaba bien, o al menos un poco- Sé que no debería de pedirte esto pero me preocupa toda esta situación... No quiero que sigas trabajando en ese lugar.

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