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Irene despertó por la mañana gracias a una mezcla del frío y del pequeño dolor de cabeza que no la dejaba seguir durmiendo. Se asustó cuando de golpe notó que aquellas no eran sus sábanas y que tampoco era su habitación. Recordó a la chica de la barra.

Y sintió pánico.

Pero después sintió un aroma demasiado familiar y agradable en las almohadas de la cama y su cuerpo se relajó de una forma automática.

Se atrevió a mirar más allá de las sábanas y se encontró con un desorden conocido, bueno, no era un desorden como tal pero para ella que era casi una maniática del orden, aquello no estaba del todo bien.

-Es el mismo desorden de siempre -susurró con una sonrisa al sentirse extrañamente familiarizada con el lugar y después se sentó en la cama.

Ver tantas camisetas y hoodies de Seulgi sobre la cama era como despertar en un paraíso. Era una verdadera amante de la ropa de Seulgi y no sería una mala idea apoderarse de alguno de los tantos hoodies que ahí habían a su disposición como si la estuvieran esperando.

Agarró uno blanco y se sintió cálida al segundo después de ponérselo. Hizo a un lado sus zapatos y prefirió salir de la habitación descalza.

Abrió la puerta con cuidado, recordaba que Seulgi compartía departamento con una chica y sabía que podía encontrarsela ahí, prefería evitar alguna presentación incómoda.

No había rastro de Seulgi ni de su amiga así que caminó hacia la sala y se asustó al ver a las dos chicas durmiendo en el sofá. No era una postura muy cómoda para ninguna de las dos porque Seulgi tenía su cabeza prácticamente colgando en la orilla del sofá y la otra chica que supuso que debía ser Joy, estaba siendo aplastada en el costado de su abdomen por el pie de Seulgi.

¿Acaso debía despertar a Seulgi antes de irse?

-Seulgi... -susurró para evitar a la otra chica.

Pero ella conocía a Seulgi y sabía que sería imposible despertarla solo con palabras, por eso agarró su hombro y comenzó a moverla y a pinchar sus mejillas con uno de sus dedos, pero lo único que pudo conseguir fue que Seulgi hiciera una expresión molesta y arrugara su entrecejo para después girar su cara hacia el otro lado.

Irene terminó rindiéndose y volvió a la habitación de Seulgi para recoger sus cosas e irse a casa. Cuando salió del cuarto llevaba su teléfono y sus zapatos en las manos para así no hacer ruido con los tacones en el suelo.

Pero el silencio en la sala se rompió cuando soltó un grito agudo al sentir la voz de Joy detrás de ella.

Seulgi cayó del sofá al suelo por el susto que le causó el reconocer aquel grito de Irene. Se puso de pie como pudo y con todo su cabello desordenado y sus ojos apenas abiertos un poco se encontró a Irene con una mano en la pared y la otra apretando su pecho con la boca abierta mientras que Joy la miraba sorprendida.

-¿Qué le hiciste? -le preguntó Seulgi a Joy tallándose los ojos.

-¡¿Por qué crees que le hice algo?! -saltó a la defensiva- Solo le dije que era bonita y de la nada gritó.

-Por supuesto que iba a gritar si se asusta con ruidos fuertes y tu no sabes hablar, solo te la pasas gritando.

Seulgi se acercó arrastrando los pies hacia Irene y tomó la mano que estaba en su pecho para sacarla de su pequeño estado de shock.

-Ella es Joy. Parece aterradora pero solo es una idiota más, es totalmente inofensiva.

-Deja de dejarme mal frente a las personas idiota -dijo y se acercó a Seulgi con el puño en alto, pero se arrepintió cuando notó que cada vez intimidaba más a Irene- Lo siento, es que Seulgi saca lo peor de mí a veces.

Joy extendió su mano hacia Irene y después de varios segundos, ella también estiró la suya y se sintió más tranquila al ver la bonita sonrisa que tenía Joy.

Seulgi puso los ojos en blanco y luego notó los zapatos de Irene en el suelo junto a ella.

-¿Te ibas?

-¿Ah? -Seulgi apuntó hacia sus zapatos e Irene sonrió tímidamente- Traté de despertarte antes de irme pero fue imposible -Irene se puso de cuclillas y tomó sus zapatos otra vez- Pero ahora que ya despertaste me puedo ir un poco más tranquila.  Gracias por traerme anoche.

Seulgi solo asintió nerviosa y guardó sus manos dentro de sus bolsillos.

-No fue nada... Vamos, te acompaño a la puerta -ofreció pero Irene negó con la cabeza diciéndole que podía ir sola.

Le dijo adiós a Joy con el tono de voz más suave que alguna vez había escuchado y después fue hacia la puerta.

Joy miró aquella interacción y golpeó la frente con la palma de su mano por lo patética que podía ser Seulgi.

-Eres idiota -dijo y la golpeó en el brazo- ¡Ve y dile que se quede a desayunar!

Seulgi solo la quedó mirando como si no hubiera entendido lo que decía Joy, era como si su cabeza hiciera cortocircuito cada vez que estaba Irene involucrada en la conversación. Joy prefirió no la golpeó pero la empujó para que fuera detrás de Irene que ya había salido de su departamento.

-¡Hyunnie! -gritó cuando por fin pudo reaccionar al ver a Irene esperando el ascensor.

Irene se dio la vuelta y la vio correr torpemente hacia ella.

-Y-yo... Yo-

Sí, Seulgi por fin había reaccionado pero su mente quedó blanco una vez que estuvo frente a Irene. Ni siquiera sabía por qué Joy le había dicho que debía de ir tras ella.

-¿Estás bien? -Irene puso su mano sobre la mejilla sonrojada de Seulgi, comenzaba a preocuparse de que pudiera haberse enfermado al haberse dormido en el sofá sin alguna manta.

-¡Estoy bien! -gritó sorprendiendola y haciendo que cálidamente quitara su mano de su mejilla pensando que había hecho algo mal.

"Por favor Seulgi, solo por una vez deja de comportarte como una idiota frente a Irene. Solo tienes un trabajo, solo uno"

-Yo... voy a preparar el desayuno... Y...

Volvió a quedarse en silencio al concentrarse en los ojos de Irene que no dejaban de brillar cada vez que la veía.

-¿Y qué? -preguntó Irene sabiendo que si no intervenía y ayudaba a Seulgi podían estar allí hasta la hora de la cena.

-Y quiero que te quedes conmigo.

Respondio de forma automática y un extraño silencio las rodeó. Seulgi pensó en lo que había dicho y sus mejillas se sonroja Ron aún más.

-¡No! ¡No era eso lo que quería decir!

Irene la miró tratando de aguantar la risa al ver a Seulgi hecha un desastre. No podía mentirse a si misma y debía admitir que la idea de provocar todo eso en Seulgi hacía que las mariposas dentro de ella renacieran.

-¿No quieres que me quede contigo entonces?

-¡Sí! ¡Sí quiero! ¡Pero no era eso lo que quería deci-

Su grito quedó inconcluso gracias a la pequeña mano de Irene sobre su boca.

-Sé lo que querías decirme Seulgi. Me quedaré a desayunar contigo.

Irene quitó su mano de la boca de Seulgi y entrelazó su brazo con el de Seulgi para prácticamente arrastrarla hacia el departamento porrque ella seguía congelada.

-Dios, algún día terminarás matándome Hyunnie.

-Lo sé.

🌻

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