1

515 56 20
                                    

—¿En serio era necesario? —preguntó Yoongi justo cuando Hoseok colgó la llamada con una amplia sonrisa.

—Sí.

Hoseok había apuntado el número que salía en pantalla para participar en el móvil en un momento de despiste del mayor, y en acabar de comer se dispuso a llamar. En el fondo le dolía, pero sabía que Yoongi se sentiría mejor teniendo una buena persona a su lado, alguien a quien pudiera amar. Al contrario que el menor, al que simplemente quería como su mejor amigo, a pesar de lo muy insistente que era con ese tema y lo mucho que intentaba acercarse al mayor.

El albino suspiró, rendido, viendo cómo le era imposible negociar las cosas con Hoseok cuando algo se le metía en la cabeza. Era bastante insistente y cabezón, lo que en el fondo era algo que le gustaba, puesto que, gracias a él, consiguió ser algo más querido y conocer a más gente con la que se llevaba bien.

—Ya hemos hablado sobre esto, y te dejé claro que no quiero volver a tener otra pareja —dijo el mayor, cruzándose de brazos.

Ahora se encontraban en el sofá, terminando de ver el tedioso programa que tan poco le gustaba a Yoongi. Hoseok estaba sonriendo de felicidad porque una pareja acababa de decir que querían tener una segunda cita, y se había agarrado al brazo de mayor inconscientemente, apretándolo de la emoción. 

—¿¡Viste eso, hyung!? —exclamó, dando pequeños botes en el sofá.

—Sí, sí... Pero, ¿me has escuchado?

—¿Huh? —se giró de pronto, poniendo toda la atención en él. No solía ser así de despistado con el mayor, y se sintió algo mal cuando descubrió que no lo había estado escuchando.

—Que no quiero otra pareja.

El semblante de Hoseok se volvió, de pronto, triste y melancólico. Sabía perfectamente por qué el mayor decía aquello, pero simplemente trataba de ayudarle a superarlo. Las cosas del pasado debían quedarse ahí, pero Yoongi parecía tenerlo en mente cada día, como si hubiera ocurrido hace apenas una semana, aunque el incidente hubiera ocurrido hace un año.

—Hyung, sabes perfectamente que debes olvidarte de eso —intentó consolarle el menor, a lo que Yoongi contestó con un desvío de la mirada.

Hoseok suspiró triste al no poder hacer nada y además recordárselo y empeorarlo.

—Recuerda que ese también es otro de los motivos por los que sigo trabajando con Taehyung.

El pelirrojo asintió, recordando perfectamente el día en el que Yoongi le habló de un nuevo chico que había entrado en el bar. Taehyung le explicó que era su primo y que ahora trabajaba por allí cerca, por lo que iría frecuentemente a tomarse algo después de salir del trabajo.

El albino, día tras día, fue descubriendo que la presencia del pequeño y adorable castaño le relajaba y reconfortaba. Le gustaba tenerlo al lado, era un chico agradable, de ojos pequeños y marrones, sonrisa perfectamente blanca, con un pequeño lunar en la parte inferior de sus preciosos labios, y simplemente un aura que amaba.

Así era, Min Yoongi se había enamorado de él.

—Jungkook no merecía eso... —suspiró el mayor, cerrando los ojos y reprimiendo las ganas de llorar.

Oh, no... Pensó Hoseok, abrazándolo inmediatamente al ver que se encogía sobre sí mismo en un intento de desaparecer de allí y quizás irse con Jungkook, fuera cual fuese el lugar a donde había ido.

—Hyung... N-No llores... 

Se apegó más a él, rodeándole completamente con sus brazos. Escuchó los suaves sollozos del mayor, notando cómo su propio corazón se le hacía un puño. Cerró los ojos sintiendo aquel dolor en el pecho y le dio un pequeño beso en la cabeza. Amaba hacer aquello, el poder darle besos a su hyung, pero por desgracia, eso era algo habitual de él con todo el mundo y Yoongi nunca lo tomaba como algo especial o único, aunque así fuera lo que el menor quería transmitirle.

«First date» || YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora