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La mañana para Seokjin amaneció tranquila. Los pájaros cantaban, la luz entraba ligeramente por la ventana y rozaba el rostro del mayor con sutileza... Pero no todo parecía ser igual de armonioso como se describía. A pesar del maravilloso día que hacía, Seokjin sentía un fuerte dolor en el corazón cuando despertó.

Se estiró entre sus sábanas y bostezó, tratando de apartar esos dolorosos pensamientos de su cabeza. Frotó sus ojos suavemente y suspiró mientras lo hacía, sin entender por qué todo tenía que ser tan falso, tal y como se describía en la mayoría de libros. 

A veces le parecía todo un cuento de fantasía en el que había nacido por error. Todo lo que leía parecía irse haciendo realidad poco a poco, y eso le quemaba su inocente corazón. Quería pensar que se equivocaba, que todo aquello realmente era un sueño o alguna especie de broma terrible. Pero cada vez lo veía menos certero por el simple hecho de que todo se estaba haciendo realidad delante de sus ojos.

Con todo el cuerpo dolido, se levantó lentamente de la cama, no sin antes quedarse unos segundos —puede que minutos— mirando a la nada y pensando en todo. Su almohada aún estaba húmeda de la noche anterior, cosa de la que no se había percatado, y su móvil estaba apagado. Ya no llegaba a recordar si lo apagó por sí mismo o se había quedado sin batería durante la noche. Pero poco le importó éste, ya que pasó de largo y fue directamente al aseo que había en su habitación.

No hacía falta encender la luz, pues este tenía acoplada una pequeña ventana ubicada hacia el este, por donde salía el sol, por lo que quedaba totalmente iluminada y alegre; todo lo contrario a lo que Seokjin sentía. 

Pero ese no era el punto a destacar. Jin, como buen positivista que era, se acercó al lavabo y abrió el grifo, dejando que el agua cayese con abundancia. Puso ambas de sus manos debajo del frío chorro de agua y, mientras ésta escabullía traviesamente entre sus dedos, fue acercando sus manos a su cara, varias veces, lavándose esta.

Después de ese pequeño momento que aprovechó plenamente para despejarse, decidió por fin abandonar su "cueva" y tomar las escaleras para ir al piso de abajo. De todas formas, por mucho que quisiera olvidar a Namjoon, mientras bajaba las escaleras, el mensaje del día anterior seguía resonando en su cabeza.

"Haré lo que haga falta para hablar contigo y explicarte lo que pasó."

Justo después de su mensaje, el cual le decía que podía quedarse toda la noche ahí si quería. Sintió un dolor más en el corazón, sumado a un suspiro triste. 

Para cuando terminó de bajar las escaleras, ya había pensado en mil cosas distintas. No sabía ni cómo le había dado tiempo a pensar en tanto mientras bajaba unos diez escalones. Pero ahí estaba, con los nervios a flor de pie y mirando fijamente la puerta de entrada. Estaba pensando en si abrir o no... Quién sabía, quizás fuera verdad y se encontrara ahí fuera, después de todo.

Pero no parecía tener el valor suficiente para hacerlo, simplemente era demasiado cobarde para descubrir la cruda realidad, abrir la puerta y ver que se había marchado. De todas formas, ¿quién no haría eso? Uno no estaba tan loco como para quedarse una noche entera despierto y en la puerta de alguien.

Cuando un sonido en la puerta comenzó a sonar —indicando que se estaba abriendo— despertó los sentidos del que estaba recostado sobre esta, aunque, por desgracia, no a él completamente. Por eso mismo tardó en reaccionar y levantarse.

—Seokjin... —dijo en casi un murmuro debido al sueño que sentía.

El nombrado sintió que se le paraba el corazón. No podía ser que se hubiera quedado toda una noche despierto solo por él... Debía haber algo más, otra apuesta, algo que le ocultaba y aún no sabía pero que parecía que pronto descubriría.

«First date» || YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora