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Un coche negro y sofisticado aparcó en el estacionamiento especial y propio que tenía aquel peculiar restaurante de citas. Un chico con pantalones negros y camisa blanca muy bien puesta, junto con unas gafas de sol muy apuestas que le hacían realmente atractivo, salió del coche, del asiento del piloto. Hoseok, a veces, no llegaba a comprender por qué Yoongi no se fijaba nunca en él. Quizás porque estaba acostumbrado a verlo.

Por el otro lado del coche, del asiento del copiloto, salió un chico algo más bajito, vestido completamente de negro, menos su cabellera, que era blanca y destacaba sobre lo demás. Su figura marcada debido a esa ropa se movía con ligereza, cerrando la puerta detrás suya y caminando hasta situarse al lado del pelirrojo, comenzando así a pasear hasta la entrada del establecimiento. 

Yoongi notaba su corazón ir a mil por hora. Era la primera vez que iba a una cita a ciegas; la primera cita que había tenido en toda su vida, mejor dicho. Caminaba un poco más lento que el menor, debido a los nervios, pero, por suerte, éste no se lo reprochó y continuó el camino junto a él. Se lo agradeció mentalmente, puesto que estaba cohibido y no podía pronunciar palabra. Pero sí le regaló una sonrisa intentando disimular sus nervios cuando el más pequeño le miró, preguntándole si se encontraba bien con la mirada.

Se detuvieron unos segundos delante de la puerta de entrada —por parte del mayor—, ya que debía recapacitar, durante unos momentos más, si aquello era realmente una idea. Entonces, sintió unas palmaditas en su espalda, siendo sacado de sus pensamientos suavemente.

—Venga, hyung, manténgase tranquilo. Estaré a su lado todo el tiempo, no debe preocuparse por ello —le animó Hoseok con una tranquila y bella sonrisa. ¿Alguna vez se había parado a pensar lo hermosa que se veía aquella sonrisa en sus labios?

El mayor sacudió un poco la cabeza, despejando aquel sentimiento que lo invadió durante un segundó y lo asustó. Algo más calmado gracias a Hoseok, asintió, abriendo por fin las puertas del establecimiento, haciendo sonar una pequeña campanita como esa de las tiendas, solo que mucho más cantarina y agradable. Se puso de buen humor enseguida. Caminaron un pequeño pasillito, muy acogedor, antes de entrar verdaderamente en el local, abriendo una puerta más.

—¡Muy buenas! —saludó un chico alto, moreno y de cabello teñido, un suave morado muy bonito. Parecía fuerte y enérgico, y tenía dos preciosos hoyuelos marcados en sus mejillas cuando sonreía, lo que le hacía ciertamente más guapo—. Tú debes ser Min Yoongi, ¿cierto?

El albino asintió. Seguía algo cohibido y notaba que las palabras no le saldrían con fluidez. El alto presentador los invitaba a pasar hasta la barra de enfrente, donde se sentaron ambos en un aura bastante relajada. Al parecer, eran de los primeros en llegar, puesto que no había demasiadas mesas ocupadas.

—Y tú... ¿Eres amigo suyo? —preguntó entonces el presentador del programa una vez los dos mayores se sentaron.

—Sí, soy Hoseok. Amigo suyo prácticamente desde secundaria —asintió el pelirrojo con una amplia sonrisa.

—Oh, ya veo. ¿También vienes a una cita o...?

—Oh, no, no —un leve sonrojo apareció en sus mejillas, haciéndole bajar la mirada unos momentos, pero levantándola de inmediato para aclararlo—. Yo solo vengo a asegurarme de que todo le va bien a Yoongi-hyung.

—En ese caso, ¿te apetecería esperar en una sala cercana donde tenemos cámaras y podrás verlo? —le sugirió de nuevo el menor, sonriendo una vez más.

—¡Por supuesto!

—Acompáñame.

En ese momento, el alto, apuesto y bien vestido presentador se llevó a Hoseok consigo a una sala de por ahí cerca, dejando a Yoongi solo, simplemente con el camarero que lo miraba atentamente.

«First date» || YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora