Él no me había hablado hasta la vez que mostraba su sonrisa pícara ocultando tras su espalda aquel cuaderno donde escribía lo tanto que quería estar bajo su cuerpo gimiendo su nombre.
Portada por: @Tati Meléndez.
Fecha de inicio: 01/01/2018
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Escribía constantemente en mi cuaderno acerca de él. Pero nunca lo había hecho con su mirada fija en mí.
Sus ojos azules me miraban desde lo alto con una pisca de confusión y desesperación. Me pregunté en que tanto se debatía y porque tenía esa expresión. No pude seguir haciendo esas preguntas porque el claxon del automóvil aparcado me distrajo.
Dentro de él había una cabellera rubia y una sonrisa de insuficiencia, y unos ojos café observandome con curiosidad. Era uno de los que se juntaba con Dylan, pero no supe cuál era. ¿Carter o Jhon?
Más allá del jardín de los Miller, pude observar a Lola y mis labios se fruncieron discretos porque me estaba viendo con interés. ¿Porqué esa expresión de disgusto? Porque quien miraría bien a la chica que se la pasa como garrapata pegada a tu crush y no sólo eso me disgusto sino que fue otra cosa...
¿Y ahora que hize para que de pronto todos me miren? Ni idea.
Pero la única mirada que me importaba y me hacía estremecer, era la de Dylan.
Volví a levantar la vista para darme el gusto de saber que él aun me estaba viendo, pero ya no estaba. Suspiré con tristeza.
Joder, este hombre me mata. Dije mentalmente cuando lo ví ya abajo, sin camisa, en todo su esplendor y con el sol perfecto. Si pudiera le haría un altar y lo volvería el santo Miller. Pero no soy quien para hacer eso.
Ya no pude concentrarme cuando Rosie pronunció tres palabras hacia mi persona:
—Trae la pelota — me miraba con una sonrisa ladeada y una mirada retadora. Sonreí. Rosie me había nombrado la recoge pelotas y ella y Tomm se creían los jefes y estaba segura que ya se les había subido la locura a la cabeza porque aveces me miraban con desprecio o suspicacia.
—¿Crees que aun no olvido lo de la otra vez? Pagarás mocosa. —Dije y luego negué. Busque la pelota y juro que mi piel se erizo.
Estaba en el jodido Jardí de Dylan.
Empezé a negar varias veces y repetir “No”.
Cuando Tommy pareció percatarse dijo:
—Dejalo, iré yo — Soltó el Bat y cuando iba caminando estuve segura que murmuraba — Cada vez está más loca.
Eso provocó que le lanzará mi zapato a la cabeza y él se cayera de frente en el césped.
—¡Faris! — gritó Rosie pero yo no tuve tiempo para escucharla más porque ya estaba dentro de la casa, huyendo.
Me quedé cerca de la ventana para ver a Tomm. Me alerte cuando lo ví en el mismo lugar donde había caído...
¡Y el maldito no se movía!
Rosie se quedó a su lado y parecía que estaba llorando mientras que lo sujetaba de la camisa y lo movía violentamente de un lado a otro gritando. Ay que dramática.
Después de que al fin Tomm Se levantará y le dijera algo que la hizo sonreír, se fue a traer la pelota de Béisbol y cuando me vió en la ventana, me sacó el dedo índice y la lengua. Yo me reí cuando la ví sacudirse los mocos con su vestido.
Quise estar tranquila pero no pude cantar victoria cuando ví que ella se acercó a su hermano y a Lola. Tampoco lo estuve cuando ella apunto hacia mí y todos me miraron.
Aparte la mirada rápido y ví por unos segundos a Tomm sentado, luego volví a verlos y ahora Lola besaba las mejillas de Rosie y Dylan negaba con los brazos cruzados.
Rosie cruzo a toda velocidad los dos jardines y pasó directamente hacia la cocina. Iba a salir al patio cuando escuché decir a Rosie:
— Mi hermano dice que Faris puede ir de campamento con ellos.