🥀 [Tu Me Perteneces] (Omegaverse)

Prólogo

Aquel chico se encontraba allí, recostado en su hamaca mientras que su respiración era demasiada agitada, su rostro estaba super rojo y sin mencionar los gemidos leves que él emitía, aquellos gemidos que él no quería que los demás lo escucharan, por lo cual agarro su almohada y lo mordió haciendo que él volumen de sus gemidos disminuyera un poco, por lo menos los demás no escucharían aquello. Odiaba con todas sus fuerzas su etapa de celo. Siempre se decía “¡Por que maldita sea tengo que ser un omega” solo le traía problemas aquello.

Golpes suaves se escucho de la puerta principal, tenía miedo que sea Ban, el era la persona que no quisiese de que se enterase sobre su condición. Con mucho temor tuvo que decir las siguientes palabras.

- P...ase.. - contesto entre gemidos mientras que mordía su tesoro sagrado con mas fuerza.

La puerta se abrió y la sombra de una chica se vio reflejada en él suelo, ella paso y cerro la puerta por detrás de ella. Sus tacones resonaban por el silencio de la oscura habitación siendo que solamente la luna iluminaba aquel cuarto.

- Me...rlin - volvio a decir entre gemidos. - ¿T..tienes..los..supresores? - preguntó mientras volvía a suspirar.

Aparto aquella almohada a un lado para prestar atención a la hechicera.

- Claro King - dijo entregándole unas pastillas.

Aquel sin agua ni nada se metió a la boca aquella pastilla y la paso. Suspiro por unos momentos mientras que su respiración era calmada un poco, pero loa gemidos que emitía seguían, pero eran mucho mas leves ahora.

- Recuerda King, lo supresores son solo para detener aquel aroma y no quitara tus efectos, tienes que controlar esos gemidos - dijo en un tono de ordenanza.

- Si...esta bien - dijo respirando profundamente.

Aquella mujer asintió con la cabeza para luego chasquear sus dedos y desaparecer de la habitación. King dio un suspiro para intentar dormir, ya que era de noche, pero la puerta se abrió inmediatamente haciéndolo gemir fuerte.

- Que demonios - se escucho una voz. El castaño solo se sonrojo y puso su almohada encima de su rostro intentando calmarse. - ¡Que fue eso! -

No recibió respuesta alguna, estaba tan avergonzado que no tenía palabras de como poder responder a su peor pesadilla.

- Como sea.. - dijo cerrando la puerta y se dirige a su cama para tirarse.

- Te odio tonto - dijo entre susurros King mientras dejaba a un lado su almohada y tapaba su boca.

Para poco a poco caer en los brazos de morfeo, o tal vez de otros brazos de cierto albino que aquel se había acomodado en la hamaca junto con el castaño.

Shhh el no tiene que enterarse.