BRITTANY
--Esa es ella? —Quinn pregunta mientras seacerca detrás de mí para mirar mejor.
Su largo cabello cae sobre un hombro mientrasmira la pantalla de mi portátil. Es como si nunca hubiera visto a la Latina encuestión. Todo el mundo sabe quién es la Reina Santana. Bueno, si eres de larealeza lo sabes. Ahora, no hay nadie vivo de la realeza que no sepa quién esella, porque está decidida a tomar una esposa. Una esposa de su elección, y yohe sido elegida. Es el destino de alguien con mi linaje. No puedo elegir conquién puedo casarme, así que cuando a mi familia le presentaron el acuerdo, fuedecidido a puertas cerradas, y los papeles fueron firmados.
Soy oficialmente la prometida de la reina, y esoes todo. Miro a mi futura esposa, y es obvio que Santana es una líder nata.Irradia de ella en ondas imponentes. Puedo incluso sentirla a través de lapantalla de mi computador. Aunque no estoy segura de sí debería estar sentadaen un trono o dirigiendo un ejército de hombres a la batalla. Por la mirada ensu rostro, pensarías que es una guerrera. Es puras líneas y ángulos feroces. Lamorena mide no mide mas que metro y algo. En sus fotos incluso no sobrepasa aalgunos de su propia seguridad. Su cabello es oscuro como la noche y le llegaal cuello, pero no sirve para ocultar sus ojos, los cuales son iguales denegros. Tampoco es esbelta. Es un poco robusta y con curvas, grita poder a loscuatro vientos, y puedo ver porque el público la ha apodado La Muralla. Ellairradia fuerza y poder, y mi mano está temblorosa mientras doy clic a lasiguiente imagen.
—Quinn. No puedo casarme con ella —imploré a mihermana.
Ni siquiera sé por qué he sido elegida sobreella. Quinn es a quien los hombres acuden en manada. Su belleza ilumina lahabitación. Yo no parezco de mi familia. De alguna forma terminé midiendo pocomás del metro sesenta y dos con cabello rubio, ojos azules y la piel máspálida. Mi hermana, por otro lado, como el resto de mi familia, mide casi metroy tanto, tiene largo cabello menos rubio que el mío, profundos ojos verdes yuna piel que parece que el sol la besara todos los días.
—¿Ella Destaco de una forma que no me gusta. Hesentido que no pertenezco desde el nacimiento, pero Quinn nunca me haría sentirde esa forma. Envuelve sus brazos alrededor de mí desde atrás, ambas todavíamirando la pantalla.
—Lo intenté —dice, haciéndome jadear. Me giro yla miro.
Quinn está temiendo casarse, probablementeporque mis padres han hablado de su matrimonio desde que pudo caminar. La peorparte es, que ella ni siquiera quiere casarse con alguien de la realeza. Dehecho, odia la idea. Si dependiera de ella tendría una pequeña cabaña conveinte niños y un salvaje por esposo. Sí, un salvaje. Demasiadas novelasrománticas y ahora Quinn está enamorada de los cavernícolas.
—Sabía que no querrías esto.
—Niega—. Lo siento, Britt.
—No puedo creer que hicieras eso por mí.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti. Soy tuhermana mayor. Es mi trabajo.
Toma una hebra de mi cabello
—. Estaba esperando que, si aceptaba casarseconmigo en cambio, podría traerte conmigo. Pero para ser honesta, no creo quese lo hayan preguntado. —Camina a mi cama y se deja caer—. Te quiere a ti.
—Tal vez. Tal vez pueda pedir llevarte conmigo.—Ofrezco.
Si me caso con esa mujer y tengo que irme decasa, no sería tan malo si tuviera a Quinn conmigo. Porque cuando hablo de mihogar, no me refiero al que mis padres tienen para nosotros. Quiero decir queQuinn es mi casa. La idea de nosotras separadas es algo que no quieroenfrentar.
—Sí, claro.
Sabía que eso no sería posible antes que laspalabras salieran de mi boca. Quinn es el tiquete dorado de mis padres. Tienetantas ofertas de matrimonio que hemos perdido la cuenta. Pero mis padres lashan rechazado. Nunca son lo suficiente ricos, nunca tienen el suficienteestatus o poder. Quinn tiene veinticuatro y todavía no se ha casado. Eso no esnormal. Yo apenas estoy en la edad del matrimonio. Pensé que tenía más tiempo eincluso pensé que nunca me lo pedirían. Había esperado simplemente ir dondeQuinn fuera. Pero para mi sorpresa, y la de mis padres, fui elegida. Y poralguien con mucho poder y dinero. Vuelvo a mi portátil, obligándome a mirar ami futuro. No solo Santana es intimidante, se dice que gobierna con mano dehierro. Miro fotografías de ella y no encuentro ni una donde esté sonriendo. Surostro siempre es serio y estoico, incluso en sus fotos de niña con su madre ysu padre. No sé cuánto tiempo miro las fotos cuando Quinn me interrumpe.
—¿Quién es esa? —pregunta, y salto. Ni siquierala sentí acercarse detrás de mí.
—La princesa Rachel —digo, mirando la capturadebajo de la foto—. Parece que están en una cita en algún baile. Es bonita—murmuro, sintiendo una punzada de celos porque mi esposa; futura esposa,corrijo; estaba con otra mujer hace apenas un mes.
—Nah —dice mi hermana restándole importancia—.Quién sabe si de verdad es bonita una vez limpias toda esa mierda de surostro.
Me rio.
—¿Por qué no se casó con ella?
—Tal vez le quitó todo ese maquillaje y saliócorriendo. Tal vez es molesta. Tal vez mastica con la boca abierta. Quiénsabe.
—Pero se va a casar conmigo sin conocerme. ¿Y siyo hago todas esas cosas? puedo hacer todas esas cosas. —Me giro en mi silla—.Llenar de maquillaje mi rostro, llenar mi boca de comida para que pueda vercada pedazo. Y ambas sabemos que mi sonrisa es lo peor.
—Es bastante mala —acepta Quinn, sonriendo.
No es que suene divertida, es solo ruidosa. Muyruidosa. Tal vez un poco contagiosa, también, porque un par de veces heempezado a reírme, y luego Quinn y yo estábamos riéndonos por mi risa, y esoseguiría por minutos. Vuelve locos a mis padres, lo cual es un bono añadido.Los ojos de Quinn brillan ante una idea.
—Ella va a venir a cenar.
Mis hombros caen. No sé por qué está emocionadapor eso.
—Tal vez puedas hacer el ridículo. ¡Hacerladarse cuenta que no eres la que ella quiere!
Quinn salta, y puedo ver su plan ponerse enmovimiento.

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Su Princesa
RandomBrittany es una princesa, y con eso vienen las responsabilidades. Como casarse con la rara espécimen intersexual y cavernícola Reina Santana, quien parece más una guerrera que una Reina. Todo sobre Santana es intenso. En especial la forma en que la...