SANTANA
---Shh. No hagas ruido.
Brittany chilla, y coloco mi mano sobre su boca. Es la tarde siguiente, y me he escabullido a su habitación, sin poder mantener la distancia. De nuevo. Ingresé por una entrada de los sirvientes en la parte de atrás y la vi caminando hacia el patio afuera. Puedo ver a un grupo de mujeres desde aquí; debe de estar teniendo una despedida de soltera.
Miro alrededor para asegurarme que nadie me haya visto, y llevo a Brittany a las sombras, donde hay cortinas que nos escudan de la vista. Ella se tensa en mis brazos, pero después de un segundo se suaviza contra mí. Me quedo ahí de pie, sosteniéndola, con mi mano sobre su boca, esperando si alguien viene a buscarla. Escucho pasos y pongo mi otra mano alrededor de su vientre, bajándola a su falda. Deslizo mi mano en la pretina, y hacia sus bragas.
Ella hace un pequeño sonido, y pongo mis manos en su oído.
—No podía esperar a esta noche, princesa. Debía tener una probada.
Hundo mis dedos en su coño, y froto un poco su clítoris. Luego los saco y los llevo a mi boca, succionándolos hasta dejarlos limpios mientras una sirvienta pasa cerca. Mi dura polla presiona su trasero, mientras ella empuja contra esta.
—¿Necesitas a tu reina? —pregunto, estirándome entre ambas para soltar mi cinturón y bajar la cremallera de mis pantalones. Saco mi miembro libre y lo acaricio unos minutos.
—Levanta tu falda, princesa. Voy a calmar tus dolores.
Ella duda, y veo sus manos temblorosas estirarse y subir la tela hasta que su parte inferior está expuesta para mí. Bajo sus bragas hasta que están en sus rodillas y puedo conseguir lo que quiero.
—Abre tus piernas —susurro cuando los pasos de otro sirviente resuenan en el pasillo. Ella hace lo que pido de nuevo, y polla llora de deseo.
—Eres sumisa a tu reina. Eso es exactamente lo que haría una buena princesa.
Mi polla es tan larga y gruesa que mientras abre sus piernas, la empujo entre estas desde atrás, y se asoma delante de su sexo.
—Ahora abre tus labios, y déjame acariciarte.
Hace lo que le pido, abriendo los labios de su coño y dejando que la cabeza de mi polla descanse contra su clítoris. Me muevo de atrás adelante, y si alguien nos viera pensaría que estamos follando. Pero no penetro a mi princesa. Solo le doy este pequeño placer para asegurarme que no sufra como yo hasta que vaya con ella esta noche de nuevo. Porque regresaré.
—Déjame poner la punta dentro de ti para mojarla, princesa. —Vuelvo a retroceder y me deslizo en su abertura, solo un centímetro. Me sorprendo cuando su mano cubre mi polla, para mantenerla ahí—. ¿Me quieres dentro? —pregunto mientras muerdo su cuello.
Ella asiente, y aparta mi mano de su boca.
—No tomaré tu dulce inocencia aquí, Brittany. Pero te daré placer.
Gime mientras saco mi sexo de su abertura y lo deslizo entre sus piernas. Paso el miembro mojado entre sus pliegues y siento su coño mojarlo. Pongo mi mano sobre su boca otra vez porque está haciendo ruido y alguien más está acercándose.
Meto una mano bajo su blusa y bajo su sujetador para apretar su pecho. Mi necesidad es tan fuerte, no puedo contenerme mientras disparo mi semen sobre todo su coño y el interior de sus muslos. Bajo la mirada y veo que una parte cayó al suelo. Sigo empujando, sin embargo, pretendiendo follar su bonito coño hasta que la siento apretarme y su cuerpo tensarse en mis brazos. Grita contra mi mano, y le digo palabras dulces y tiernas para animar a su orgasmo a seguir.
Una vez su cuerpo está exhausto, me estiro y subo sus bragas. Pero antes de apartar mi pene, presiono la punta redondeada en su entrada.
—Ya casi es hora, princesa. Pronto serás mía en cada forma.
Doy un paso atrás y vuelvo a ponerle su ropa interior en su sitio, dejando el desastre que provoqué en ella dónde lo dejé.
—Ahora ve, princesa. O llegarás tarde al almuerzo con las mujeres. —Le doy una palmada en el trasero y la saco de entre las cortinas.
Se tambalea al principio y luego se endereza, pasándose las manos por la falda cuando un sirviente pasó a su lado. Asiente cuando la saludan, y debo de contener una sonrisa. Está marcada por mí, y me sentirá entre sus piernas hasta que esté con ella de nuevo esta noche.
La veo unirse a las otras mujeres en la mesa, luego me escapo y regreso a mi auto que está estacionado calle abajo. Cuando llego ahí, tomo mi teléfono y hago una llamada.
—Mañana. Mueve todo para mañana.
—Pero su Alteza... —El organizador empieza a protestar, pero puedo interrumpirlo.
—Es mañana o es tu trabajo. Tú decides.
Cuelgo y agarro el volante con ambas manos. He esperado lo suficiente para tener a Brittany, y no esperaré un jodido segundo más. Iré con ella esta noche, pero la quiero unida a mí por la ley real cuando la fecunde. Y no se confunda, ella lo estará antes que el sol se ponga otro día más.

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Su Princesa
RandomBrittany es una princesa, y con eso vienen las responsabilidades. Como casarse con la rara espécimen intersexual y cavernícola Reina Santana, quien parece más una guerrera que una Reina. Todo sobre Santana es intenso. En especial la forma en que la...